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El PSOE la ha querido emprender por el tejado

La nueva imagen del PSOE

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Vivimos en una sociedad ganada a la imagen. Los productos se venden por los ojos. La telegenia, el hábito, los estereotipos… hacen al monje. Iluminados por ese mundo en el que el sentido de la vista ha ganado definitivamente, percibimos que Hume ha sobrepasado la línea razonable de Descartes.

Lejos de comenzar la casa por los cimientos, el PSOE la ha querido emprender por el tejado. Se han dejado conquistar por ese mal du siécle que es el icono y tratan de proyectar a la sociedad que si el semblante de las personas cambia, puede cambiar la imagen de las cosas y su esencia. Pero todo el mundo sabe que no es así, aunque haya muchos que crean realmente en el poder transformador de los rostros. Unas facciones con gafas y otras con telegenia no auguran cambios importantes pero algunos creen en ellos.

También los medios de comunicación juegan al morbo de las formas, los formulismos y las puestas en escena. Llevo muchas horas de televisión y de lectura de entrevistas a los candidatos del PSOE a la secretaría general y pocas veces las preguntas van dirigidas a la esencia de las cosas. A lo peor es porque en el fondo esos peridositas piensan que no van a cambiar mucho y da igual uno u otro.

Este descreimiento trae como consecuencia que sea la seducción del icono, el juego de la puesta en escena, el dije esto pero quería decir lo otro, las pequeñas disputas entre candidatos, los navajeos, los juegos de tronos… en que se ha convertido la política española, después del triunfo de Podemos, sean determinantes.

El batacazo del PSOE en las últimas elecciones ha generado una dinámica que solo el tiempo dirá si fue acertada aunque la música nos suena a la de siempre. Si con el cambio en la secretaría general se piensa que va a cambiar la percepción que tiene la sociedad del PSOE están muy equivocados. Puede que se convenzan algunos, pero desde luego la sociedad en su conjunto va por otros derroteros.

Se deberían haber puesto de acuerdo en un programa de mínimos que fuera una respuesta contundente a los problemas de los ciudadanos antes que entrar en una dinámica de estatuas y efigies, que más parece un culto a la personalidad. ¿Quién se ha equivocado? ¿Quién tenía que haber tomado esa iniciativa de las ideas en lugar de la de elegir un candidato a la secretaría general?

Está claro que siempre fue así. En la política española siempre fue así: primero el rostro, luego las ideas. Nunca ha sido al contrario y así nos ha ido. Mientras no cambie esta dinámica pocos serán los resultados.

No obstante, esperemos que una vez dirimida la imagen, se sepa ofrecer a la sociedad una alternativa que pase por devolver a los ciudadanos su poder de decisión y conseguir que la esperanza vuelva a una sociedad diezmada, harta de corrupción, de ideas que se pierden en el sumidero y de voceros que hablan de humo.

La nueva imagen del PSOE

El PSOE la ha querido emprender por el tejado
Francisco Morales Lomas
viernes, 4 de julio de 2014, 09:25 h (CET)
Vivimos en una sociedad ganada a la imagen. Los productos se venden por los ojos. La telegenia, el hábito, los estereotipos… hacen al monje. Iluminados por ese mundo en el que el sentido de la vista ha ganado definitivamente, percibimos que Hume ha sobrepasado la línea razonable de Descartes.

Lejos de comenzar la casa por los cimientos, el PSOE la ha querido emprender por el tejado. Se han dejado conquistar por ese mal du siécle que es el icono y tratan de proyectar a la sociedad que si el semblante de las personas cambia, puede cambiar la imagen de las cosas y su esencia. Pero todo el mundo sabe que no es así, aunque haya muchos que crean realmente en el poder transformador de los rostros. Unas facciones con gafas y otras con telegenia no auguran cambios importantes pero algunos creen en ellos.

También los medios de comunicación juegan al morbo de las formas, los formulismos y las puestas en escena. Llevo muchas horas de televisión y de lectura de entrevistas a los candidatos del PSOE a la secretaría general y pocas veces las preguntas van dirigidas a la esencia de las cosas. A lo peor es porque en el fondo esos peridositas piensan que no van a cambiar mucho y da igual uno u otro.

Este descreimiento trae como consecuencia que sea la seducción del icono, el juego de la puesta en escena, el dije esto pero quería decir lo otro, las pequeñas disputas entre candidatos, los navajeos, los juegos de tronos… en que se ha convertido la política española, después del triunfo de Podemos, sean determinantes.

El batacazo del PSOE en las últimas elecciones ha generado una dinámica que solo el tiempo dirá si fue acertada aunque la música nos suena a la de siempre. Si con el cambio en la secretaría general se piensa que va a cambiar la percepción que tiene la sociedad del PSOE están muy equivocados. Puede que se convenzan algunos, pero desde luego la sociedad en su conjunto va por otros derroteros.

Se deberían haber puesto de acuerdo en un programa de mínimos que fuera una respuesta contundente a los problemas de los ciudadanos antes que entrar en una dinámica de estatuas y efigies, que más parece un culto a la personalidad. ¿Quién se ha equivocado? ¿Quién tenía que haber tomado esa iniciativa de las ideas en lugar de la de elegir un candidato a la secretaría general?

Está claro que siempre fue así. En la política española siempre fue así: primero el rostro, luego las ideas. Nunca ha sido al contrario y así nos ha ido. Mientras no cambie esta dinámica pocos serán los resultados.

No obstante, esperemos que una vez dirimida la imagen, se sepa ofrecer a la sociedad una alternativa que pase por devolver a los ciudadanos su poder de decisión y conseguir que la esperanza vuelva a una sociedad diezmada, harta de corrupción, de ideas que se pierden en el sumidero y de voceros que hablan de humo.

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