Si hay un equipo que esté sorprendiendo por juego y resultados en lo que llevamos de campaña liguera ese es el Zaragoza. Por delante hay que decir que este equipo no es ni de lejos el de las pasadas campañas, a pesar de que la temporada pasada ya cuajó una buena actuación llegando a la final de la copa ante el Espanyol, pero este equipo tiene un aire diferente impreso desde los banquillos por Víctor Fernández. El Zaragoza ha recuperado a su técnico emblema de los últimos 15 años, y Víctor ha vuelto al club de sus amores, donde ya ganara una Recopa europea con aquel gol antológico desde 40 metros de Nayim.

Víctor Fernández ha impuesto en el equipo maño la lógica del toque y la posesión de balón. Para ello se ha reforzado de la mejor manera posible, con jugadores de calidad, representados en su máxima expresión por Aimar y D´Alessandro. Los argentinos vienen a sumar a los Diaego Milito, Ewerton, Celades, Movilla y Óscar, componiendo un bloque con capacidad para aspirar a todo. ¿La filosofía a aplicar? El fútbol parte de la pelota y este equipo gira en torno a ella. El entrenador ha vuelto al olvidado esquema en rombo, con un solo medio centro, un hombre bien abierto en cada banda y un media punta que asista a los dos delanteros. Sí, han oído bien, un solo medio centro y dos delanteros, que también y tan bien se puede jugar así.

Si hay algún país que por tradición defienda este esquema y forma de juego ese es Argentina. Víctor, que de esto sabe un poco, conforma su once con varios jugadores nacidos en la tierra de la carne. La estrella y el hombre encargado de llevar el peso ofensivo es Aimar. El “Payaso” al que el Valencia dejó escapar por un puñado de dólares, es un hombre con alta capacidad creativa, desborde y velocidad para jugar por detrás de los dos delanteros. Aimar ha encontrado en D´Alessandro a su mejor socio. Este pibe desconocido para mucho se formó en las categorías inferiores de River Plate y dio el salto a Europa hace ya cuatro años. Su error fue recalar en un club de poco fútbol donde prima más el físico que el talento, como es el Wolsburgo. La pasada temporada jugó cedido unas jornadas en el Portsmouth inglés, sin demasiado tiempo para aclimatarse. Su caso es parecido al del “burrito” Ortega, que no llegó a hacerse al juego europeo, pero la calidad de D´Alessandro es innegable. Víctor Fernández parece haber rescatado lo mejor de su talento y volver a ponerle en circulación.

En punta, el Zaragoza cuenta con el goleador Diego Milito. Un jugador que destacó a basse de goles con el Génova en serie B italiana, y que los ojeadores del Zaragoza fueron hábiles en encontrar. La pasada temporada le costó encontrar su mejor forma, pero acabó siendo letal con 15 goles en liga. Si el equipo maño quiere retenerle tendrá que pagar los 4 millones de euros al club italiano que le quedan para hacerse con sus derechos. Unos metros más atrás encontramos a su hermano Gabi Milito. El “mariscal” como le conocían en Independiente, el club donde se hizo jugador, fue descartado por los médicos del Real Madrid por una supuesta lesión crónica que no le iba a permitir jugar al fútbol. Pues ahí está, uno de los mejores centrales de la liga, que solo se ha perdido cuatro partidos en los últimos tres años en el Zaragoza. A alguno en el club de Chamartín debería caérsele la cara de vergüenza.

Para cerrar la nómina de habituales jugadores argentinos en el once del Zaragoza tenemos a Ponzio. Es un lateral rápido y aguerrido de buen disparo de larga distancia, que incluso puede jugar en el centro del campo según la ocasión.

¿Podrían ser estos cinco argentinos los nuevos “5 magníficos” del Zaragoza? Aquel quinteto letal de mediado de los 60, compuesto por Santos, Canario, Marcelino, Villa y Lapetra podrían tener sucesores. Demos tiempo para que sea el balón el que hable por si mismo.