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Etiquetas | Roland Garros | FINAL
El español consigue su noveno Roland Garros, asegura el número uno e iguala a Pete Sampras con 14 Grand Slam

La era Nadal (3-6, 7-5, 6-2, 6-4)

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Rafael Nadal - Roland Garros 2014
Nadal escucha emocionado el himno español con la copa
entre manos (rolandgarros.com)

Roberto Carrera / París

Rafael Nadal ha levantado esta tarde en París la novena Copa de los Mosqueteros al derrotar a Novak Djokovic en otra final dramática entre las dos mejores raquetas del planeta. El de Manacor tiró de agresividad y una derecha muy fina para doblegar a un rival siempre pegajoso, siempre extraordinario, que nunca dio síntomas de rendición. Son nueve. En diez años. Triste crónica la que intente superar este dato con cualquier tipo de prosa.


"No sé qué habría pasado si fuésemos al quinto set. Ha sido el Roland Garros donde más he sufrido físicamente. En algunos momentos me he encontrado vacío, sin fuerzas". Palabra de mito, que refleja el esfuerzo gigantesco de ambos jugadores esta tarde en la Philippe Chatrier. Más de tres horas y media para cerrar el torneo en cuatro sets donde decidieron los detalles. Una lucha de concentración y precisión entre dos jugadores que no se dejan espacio. Para Nadal es una década seguida consiguiendo al menos uno de los cuatro trofeos más deseados, ejemplo de compromiso, trabajo y talento infinito para uno de los mejores deportistas de toda la historia.

Hace un siglo el tenista galo Max Décugis conseguía su octavo Roland Garros (Campeonato de Francia en aquella época). Hablamos de 1914, cuando el tenis era poco más que un deporte amateur emergente y en el torneo no participaban más que jugadores franceses. Lo que hoy ha hecho Nadal es superar a nivel profesional un récord de colegio, una cifra absurda que nadie se atreverá a aspirar ni en París ni en ningún otro de los cuatro grandes.

Para llegar a su decimocuarto Grand Slam (iguala a Sampras y se queda a tres de Roger) Nadal ha tenido que vivir entre dos tenistas de época. Dos competidores salvajes que le han llegado por capítulos. La era de Roger primero, la era de Djokovic después, la era de Rafa siempre. Lloraba el serbio al recoger la bandeja de finalista, en una imagen que recordó de inmediato a las lágrimas de impotencia de Federer en Australia 2009. "Jugar con Rafa en Roland Garros es diferente a cualquier otra pista. Definitivamente, aquí no es fácil ganarle en cinco sets". Novak comienza a sentir el peso gigantesco que supone batir a un deportista único en su cancha favorita.


Rafael Nadal - Roland Garros 2014
Máxima intensidad en cada punto (rolandgarros.com)
El español venía de caer en Barcelona, de no convencer en Madrid y de cuajar en Roma un torneo apasionante pero preocupante. En Italia vimos a la mejor cabeza de la historia del deporte luchar contra sí misma, en un duelo psicológico inédito para el aficionado. Pero llegó París, con su espalda todavía en las antípodas, su confianza diezmada y un rival imparable... e hizo lo de siempre. Hace un siglo, hace una década, hace unos minutos. Rafael Nadal es un genio se mire donde se mire.

El clásico nunca defrauda
No iba a ser al cuadragésimo segundo enfrentamiento cuando llegaran las sorpresas. Bajo una igualdad máxima, Rafa supo evolucionar su juego, poner en marcha el drive para castigar el revés de Novak y dejar al número dos con la miel de los cuatro grandes en los labios. "No se trata solo de encontrar soluciones, es querer tenerlas". Y hoy Nadal, incluso bajo la amenaza de un desplome físico, fue capaz de sacar de nuevo el conejo de la chistera.

Los Nadal - Djokovic en Grand Slam son un cuento leído por todos. Eternos, fáciles de suponer en su táctica pero impredecibles hasta el último punto. Hasta el séptimo juego no vimos bola de rotura, en una danza tensa buscando el error del contrario. Llegó primero Rafa a rozar la orilla, y como si estuviéramos dentro de un preciso espectáculo mimético, Novak repitió la historia para ponerse 5-3 arriba en el siguiente juego. Mucho hablamos del sol y sus efectos en el juego. Bajo un bochorno considerable Djokovic se rió de las profecías y se anotó el set inicial no sin antes levantar dos pelotas de break.

Rafael Nadal - Roland Garros 2014
No quedaron fuerzas ni para tumbarse de espaldas
(rolandgarros.com)

Nole aprovechaba su mayor variedad en el saque para obtener un rédito fantástico en una primera manga muy pareja. Pero hoy el español tenía el temido día (para sus rivales) de disfrutar sufriendo. En cuanto consiguió sacar a paseo su demoledor drive la historia comenzó a tomar un rumbo diferente. Rafa logró su primera rotura en sexto del segundo (4-2), que Nole volvería una vez más a copiar a continuación para dejar la resolución del set en el juego definitivo. Con 6-5 para el español, Nadal apretó los dientes y sacó petróleo para igualar el partido. "Pude ir al tiebreak, pero perdí el servicio y el partido cambió de lado", se lamentaba Djokovic en rueda de prensa. Era el momento clave, el sitio justo para avisar al serbio que la lucha o sería larga o no sería.


Nadal aumentó su peligro al resto, aseguró el servicio con buenos primeros y Novak empezó a ver la montaña que supone superar al rey absoluto de la arcilla. La profundida de los golpes comenzaba a desesperar al de Belgrado, que no supo reaccionar con el marcador igualado. Tres cero de salida en el tercero que Rafa aumentó con otra rotura para quedarse a un set de la gloria. La capacidad de gestión de los puntos importantes, que tanto machacó los resultados de Nadal en anteriores torneos, hoy tuvo la cara habitual de una leyenda. Tuvo nueve oportunidades de rotura y aprovechó seis. Nole terminó con un tres de nueve.

El cuarto mantuvo el drama, la tensión y la calidad excelsa de dos jugadores privilegiados. Break y contrabreak para poner un 4-4 de infarto. Nadie movía un pelo en la central parisina. Cada juego era un pequeño partido en busca de recuperar sensaciones y apagar las del contrario. Y en ese intercambio de deseos, fue Novak Djokovic quien dijo basta. Tras una doble falta, con 5-4 en contra, dejó para el año próximo un título al que algunos han sugerido un cambio de nombre. "Roland Garros está bien", respondió Rafa. Quinto consecutivo, noveno general, 14 grandes. Y Soderling sigue sin creérselo....




La era Nadal (3-6, 7-5, 6-2, 6-4)

El español consigue su noveno Roland Garros, asegura el número uno e iguala a Pete Sampras con 14 Grand Slam
Roberto Carrera Hernández
domingo, 8 de junio de 2014, 16:59 h (CET)
Rafael Nadal - Roland Garros 2014
Nadal escucha emocionado el himno español con la copa
entre manos (rolandgarros.com)

Roberto Carrera / París

Rafael Nadal ha levantado esta tarde en París la novena Copa de los Mosqueteros al derrotar a Novak Djokovic en otra final dramática entre las dos mejores raquetas del planeta. El de Manacor tiró de agresividad y una derecha muy fina para doblegar a un rival siempre pegajoso, siempre extraordinario, que nunca dio síntomas de rendición. Son nueve. En diez años. Triste crónica la que intente superar este dato con cualquier tipo de prosa.


"No sé qué habría pasado si fuésemos al quinto set. Ha sido el Roland Garros donde más he sufrido físicamente. En algunos momentos me he encontrado vacío, sin fuerzas". Palabra de mito, que refleja el esfuerzo gigantesco de ambos jugadores esta tarde en la Philippe Chatrier. Más de tres horas y media para cerrar el torneo en cuatro sets donde decidieron los detalles. Una lucha de concentración y precisión entre dos jugadores que no se dejan espacio. Para Nadal es una década seguida consiguiendo al menos uno de los cuatro trofeos más deseados, ejemplo de compromiso, trabajo y talento infinito para uno de los mejores deportistas de toda la historia.

Hace un siglo el tenista galo Max Décugis conseguía su octavo Roland Garros (Campeonato de Francia en aquella época). Hablamos de 1914, cuando el tenis era poco más que un deporte amateur emergente y en el torneo no participaban más que jugadores franceses. Lo que hoy ha hecho Nadal es superar a nivel profesional un récord de colegio, una cifra absurda que nadie se atreverá a aspirar ni en París ni en ningún otro de los cuatro grandes.

Para llegar a su decimocuarto Grand Slam (iguala a Sampras y se queda a tres de Roger) Nadal ha tenido que vivir entre dos tenistas de época. Dos competidores salvajes que le han llegado por capítulos. La era de Roger primero, la era de Djokovic después, la era de Rafa siempre. Lloraba el serbio al recoger la bandeja de finalista, en una imagen que recordó de inmediato a las lágrimas de impotencia de Federer en Australia 2009. "Jugar con Rafa en Roland Garros es diferente a cualquier otra pista. Definitivamente, aquí no es fácil ganarle en cinco sets". Novak comienza a sentir el peso gigantesco que supone batir a un deportista único en su cancha favorita.


Rafael Nadal - Roland Garros 2014
Máxima intensidad en cada punto (rolandgarros.com)
El español venía de caer en Barcelona, de no convencer en Madrid y de cuajar en Roma un torneo apasionante pero preocupante. En Italia vimos a la mejor cabeza de la historia del deporte luchar contra sí misma, en un duelo psicológico inédito para el aficionado. Pero llegó París, con su espalda todavía en las antípodas, su confianza diezmada y un rival imparable... e hizo lo de siempre. Hace un siglo, hace una década, hace unos minutos. Rafael Nadal es un genio se mire donde se mire.

El clásico nunca defrauda
No iba a ser al cuadragésimo segundo enfrentamiento cuando llegaran las sorpresas. Bajo una igualdad máxima, Rafa supo evolucionar su juego, poner en marcha el drive para castigar el revés de Novak y dejar al número dos con la miel de los cuatro grandes en los labios. "No se trata solo de encontrar soluciones, es querer tenerlas". Y hoy Nadal, incluso bajo la amenaza de un desplome físico, fue capaz de sacar de nuevo el conejo de la chistera.

Los Nadal - Djokovic en Grand Slam son un cuento leído por todos. Eternos, fáciles de suponer en su táctica pero impredecibles hasta el último punto. Hasta el séptimo juego no vimos bola de rotura, en una danza tensa buscando el error del contrario. Llegó primero Rafa a rozar la orilla, y como si estuviéramos dentro de un preciso espectáculo mimético, Novak repitió la historia para ponerse 5-3 arriba en el siguiente juego. Mucho hablamos del sol y sus efectos en el juego. Bajo un bochorno considerable Djokovic se rió de las profecías y se anotó el set inicial no sin antes levantar dos pelotas de break.

Rafael Nadal - Roland Garros 2014
No quedaron fuerzas ni para tumbarse de espaldas
(rolandgarros.com)

Nole aprovechaba su mayor variedad en el saque para obtener un rédito fantástico en una primera manga muy pareja. Pero hoy el español tenía el temido día (para sus rivales) de disfrutar sufriendo. En cuanto consiguió sacar a paseo su demoledor drive la historia comenzó a tomar un rumbo diferente. Rafa logró su primera rotura en sexto del segundo (4-2), que Nole volvería una vez más a copiar a continuación para dejar la resolución del set en el juego definitivo. Con 6-5 para el español, Nadal apretó los dientes y sacó petróleo para igualar el partido. "Pude ir al tiebreak, pero perdí el servicio y el partido cambió de lado", se lamentaba Djokovic en rueda de prensa. Era el momento clave, el sitio justo para avisar al serbio que la lucha o sería larga o no sería.


Nadal aumentó su peligro al resto, aseguró el servicio con buenos primeros y Novak empezó a ver la montaña que supone superar al rey absoluto de la arcilla. La profundida de los golpes comenzaba a desesperar al de Belgrado, que no supo reaccionar con el marcador igualado. Tres cero de salida en el tercero que Rafa aumentó con otra rotura para quedarse a un set de la gloria. La capacidad de gestión de los puntos importantes, que tanto machacó los resultados de Nadal en anteriores torneos, hoy tuvo la cara habitual de una leyenda. Tuvo nueve oportunidades de rotura y aprovechó seis. Nole terminó con un tres de nueve.

El cuarto mantuvo el drama, la tensión y la calidad excelsa de dos jugadores privilegiados. Break y contrabreak para poner un 4-4 de infarto. Nadie movía un pelo en la central parisina. Cada juego era un pequeño partido en busca de recuperar sensaciones y apagar las del contrario. Y en ese intercambio de deseos, fue Novak Djokovic quien dijo basta. Tras una doble falta, con 5-4 en contra, dejó para el año próximo un título al que algunos han sugerido un cambio de nombre. "Roland Garros está bien", respondió Rafa. Quinto consecutivo, noveno general, 14 grandes. Y Soderling sigue sin creérselo....




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