Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Articulista
La democracia no es algo etéreo, que cada quien pueda invocarla a su antojo o interés

Tres vías, señor Rajoy

|

Lo que ocurre, señor Rajoy, es que hay tres vías, para un posible choque de trenes. Hay la vía que transcurre dentro del marco jurídico, la que intenta salirse de este o cambiarlo y la que rechaza los fundamentos del sistema. Y las tres se declaran democráticas.

La ortodoxa, es la democráticamente regulada por una normativa legal; la heterodoxa es la que, en nombre de una pretendida radicalidad democrática, forcejea o se salta la legalidad establecida aduciendo legitimidades no reconocidas; y la antisistema rechaza la misma concepción vigente de la democracia, por considerarla viciada o falsa.

“Siempre que hay choque de trenes es porque uno va por la vía equivocada”, advierte usted oportuna y sensatamente. El choque puede ser entre dos trenes, pero puede ser entre tres, en cualquier cruce. ¿Qué trenes, en este caso, van “por vía equivocada”? La antisistema puede tender a sumar su fuerza, normalmente poco pacifica, a la heterodoxa radical. La coalición sería entonces brutal. El tren de la democracia ortodoxa, representado por el poder legítimamente institucionalizado, debe evitar el choque fatal. Su brújula y destino es la estabilidad y la convivencia, fundamentadas en la justicia y el bienestar.

De otra parte, la democracia que aquí llamamos ortodoxa y legislada con legitimidad, no es perfecta ni intocable. Puede, y a veces debe, ser modificada. Su desfase de la cambiante realidad social y del fluir histórico hacia el futuro, puede propiciar la coalición. Las concepciones heterodoxas también tienen su parte legítima de razón, y las antisistema, sus motivaciones y argumentos.

La democracia no es algo etéreo, que cada quien pueda invocarla a su antojo o interés, sino que se concreta en un marco jurídico. Y este marco debe recoger el máximo de legitimidades que puedan tener las otras concepciones de la organización de la sociedad para la convivencia, el progreso y el bien común, que es el de todos los ciudadanos.

Para evitar el choque, cada tren debe evitar ir por vía equivocada. La democracia tiene muchas vías, pero ninguna es exclusiva de nadie. Y es obligación de los elegidos por el pueblo, escoger, consensuadamente, la mejor y regular con sensatez el tránsito social y político.

A la vista de los resultados de las últimas elecciones -en las que sin embargo ganó la abstención-, las tres vías deben ser tenidas muy en cuenta.

Tres vías, señor Rajoy

La democracia no es algo etéreo, que cada quien pueda invocarla a su antojo o interés
Wifredo Espina
lunes, 2 de junio de 2014, 07:22 h (CET)
Lo que ocurre, señor Rajoy, es que hay tres vías, para un posible choque de trenes. Hay la vía que transcurre dentro del marco jurídico, la que intenta salirse de este o cambiarlo y la que rechaza los fundamentos del sistema. Y las tres se declaran democráticas.

La ortodoxa, es la democráticamente regulada por una normativa legal; la heterodoxa es la que, en nombre de una pretendida radicalidad democrática, forcejea o se salta la legalidad establecida aduciendo legitimidades no reconocidas; y la antisistema rechaza la misma concepción vigente de la democracia, por considerarla viciada o falsa.

“Siempre que hay choque de trenes es porque uno va por la vía equivocada”, advierte usted oportuna y sensatamente. El choque puede ser entre dos trenes, pero puede ser entre tres, en cualquier cruce. ¿Qué trenes, en este caso, van “por vía equivocada”? La antisistema puede tender a sumar su fuerza, normalmente poco pacifica, a la heterodoxa radical. La coalición sería entonces brutal. El tren de la democracia ortodoxa, representado por el poder legítimamente institucionalizado, debe evitar el choque fatal. Su brújula y destino es la estabilidad y la convivencia, fundamentadas en la justicia y el bienestar.

De otra parte, la democracia que aquí llamamos ortodoxa y legislada con legitimidad, no es perfecta ni intocable. Puede, y a veces debe, ser modificada. Su desfase de la cambiante realidad social y del fluir histórico hacia el futuro, puede propiciar la coalición. Las concepciones heterodoxas también tienen su parte legítima de razón, y las antisistema, sus motivaciones y argumentos.

La democracia no es algo etéreo, que cada quien pueda invocarla a su antojo o interés, sino que se concreta en un marco jurídico. Y este marco debe recoger el máximo de legitimidades que puedan tener las otras concepciones de la organización de la sociedad para la convivencia, el progreso y el bien común, que es el de todos los ciudadanos.

Para evitar el choque, cada tren debe evitar ir por vía equivocada. La democracia tiene muchas vías, pero ninguna es exclusiva de nadie. Y es obligación de los elegidos por el pueblo, escoger, consensuadamente, la mejor y regular con sensatez el tránsito social y político.

A la vista de los resultados de las últimas elecciones -en las que sin embargo ganó la abstención-, las tres vías deben ser tenidas muy en cuenta.

Noticias relacionadas

No ha armado apenas revuelo que Francia haya aprobado el aborto como un derecho constitucional. En una ceremonia al aire libre en París, se procedió al sellado del texto normativo con una prensa de la época napoleónica y Emmanuel Macron declaró lo siguiente: “Francia se ha convertido hoy en el único país en el mundo cuya Constitución protege explícitamente el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en toda circunstancia”.

El próximo 9 de junio los europeos estamos llamados a las urnas para elegir a nuestros representantes en el parlamento de Estrasburgo. Es posible que los asuntos de política interna condicionen el voto en estos comicios, pero no debemos olvidar que Europa, como proyecto político, social y económico, se enfrenta en estos momentos a una serie de retos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de votar.

Después de sufrir por 12 años flujo de sangre, una señora le toca la capa a Jesús y éste le dice: “Hija, tu fe te ha sanado”. Un capitán romano le pide a Jesús que cure a su criado que está paralizado con unos terribles dolores. Y Jesús le responde: "Tu fe le ha sanado”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto