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Etiquetas | Política | Entrevista
Entrevista a Joaquín Leguina

"El que no haya estudiado, trabajado o hecho algo en la vida no tiene razón de estar en puestos de responsabilidad"

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Foto: Miguel Martínez
No es la postura de Joaquín Leguina la del enfant gâté en versión veterana y contestataria que rechaza ajustarse el corsé de la disciplina de partido, ese « todos a una » que sólo beneficia a quienes vocean la consigna. Tampoco creo que su último libro « Historia de un despropósito » (Ediciones Planeta, 2014) sea, como algunos han afirmado, una venganza sanguinaria contra José Luis Rodriguez Zapatero, político al que la Historia no habrá de conceder un piadoso olvido. De hecho, el primer presidente que tuvo la Comunidad de Madrid no niega el pan y la sal al que llegara a presidir el Gobierno durante casi ocho años. Le reconoce ciertos méritos, como, por ejemplo, el desarrollo de la Ley de Dependencia. Y es que Leguina, desde la atalaya de sus 73 años admirablemente llevados, su bagaje político como Presidente autonómico, diputado en las Cortes Generales y concejal, su trayectoria como autor de libros de ensayo y novelas de éxito –incluso dentro del « género negro » del que se confiesa entusiasta- no necesita demostrar nada a nadie, ni exhibir orlas ni doctorados. Pertenece a la escuela de los que los obtuvieron y no necesitan inventárselos. Habla con la fluidez y la ironía, a veces con la sorna, de quien hace mucho tiempo se desembarazó del armazón de lo que se sigue llamando « lo políticamente correcto ». Es militante del PSOE (« y a mucha honra ») por lo que comenzamos nuestra charla hablando de las cuitas de su partido.


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Portada del libro
¿Qué podrían enmascarar las palabras “sostenible” y “eficiente” con las que el PSOE cuajó el texto de su propuesta electoral de 2011? ¿Falta de ideas? ¿O se debe al prurito de un ecologismo de andar por casa voceado por “intelectuales de solapa”, como Vd. menciona en su libro?
Era por el deseo de “hacerse los modernos”; de estar “a la page” que dicen los franceses y no entrar en algo en lo que el zapaterismo nunca quiso entrar: la igualdad a través de la fiscalidad. Era un programa curioso, que no contenía nada o casi nada sobre la fiscalidad. Aunque tampoco hizo cosa alguna durante los casi ocho años de gobierno sobre un tema que es, o debiera ser, capital para un socialdemócrata.

¿Qué le impulsó a escribir “Historia de un despropósito”?
Es un libro de encargo. Tenía muchas cosas pensadas y algunas escritas y tuve que rescribirlo todo porque hay que tratar bien al lector y se nota mucho si las cosas están “pegadas”. Es una crítica, pero no sólo de Zapatero sino de toda una década.

¿Hizo algo bueno Zapatero?
No hay duda de que hizo algunas cosas buenas. Por ejemplo, despolitizar Televisión Española mediante una ley que Rajoy echó abajo nada más llegar al Gobierno. Otra ley positiva, que espero que sobreviva, es la que defiende a las mujeres víctimas de la violencia. Y la Ley de Dependencia es sin duda muy beneficiosa, aunque no llegó a financiarse como debía y por eso está ahora tan endeble. Esperemos que alguna vez se recupere para bien de todos.

¿Y la llamada “ley de plazos”?
Creo que le sobra la “exposición de motivos”; porque el aborto nunca puede ser un derecho.

Hace muy pocos días, Cesar Antonio Molina contaba con motivo de la presentación de su libro “La caza de los intelectuales”, cómo el Presidente Zapatero justificó su destitución fulminante durante un viaje oficial a Egipto: “Eres –dijo- muy austero y necesito una chica joven y con glamur” ¿Podría ser este el epítome del estilo zapateril –la quintaesencia de lo trivial- de aquellos años de la portada de las ministras en Vogue, “miembros y miembras” y mil ocurrencias más?
Me parece bastante significativo. Si César me lo hubiera contado antes lo habría incluido en mi libro. La anécdota es muy buena, aunque no la haya contado entera, así que te daré la primicia: la chica en la que había pensado era Aitana Sánchez Gijón, que no sólo es una gran actriz y guapa hasta decir “basta”, sino que, como demostró inmediatamente, es persona de gran inteligencia, ya que cuando se le ofreció el ministerio dijo que ella no tenía vocación para eso, que era simplemente una actriz. Demostró ser bastante más inteligente que quien se lo había propuesto.

¿Cree que puede haber una “regeneración de la izquierda”? Y, en caso de producirse ¿podría venir por el lado del PSOE?
El PSOE ocupa un espacio concreto, que es el espacio socialdemócrata. Hay que recuperar los viejos blasones. La idea de conseguir una sociedad equilibrada entre las libertades que el socialismo tradicional leninista nunca trae y la igualdad de oportunidades, ha sido el modelo que hemos defendido siempre. Y hay que volverlo a poner en pie, porque desde la caída del Muro de Berlín, las fuerzas conservadoras, que antes admitían cosas por su miedo al comunismo, ahora no están dispuestas a aceptarlas. Hay que pelear por ello. Y esa pelea es a base de votos. Si se hiciera un referéndum, no sobre el “derecho a decidir”, sino sobre qué modelo quieren los europeos, creo que el 80% de ellos optarían por el del estado del bienestar. Este modelo no es sólo socialdemócrata. Estoy pensando en Beveridge, muñidor del primer estado de bienestar, cuando, tras la II Guerra Mundial, el Gobierno británico crea el Servicio Nacional de Salud. Keynes tampoco era socialdemócrata. Estas ideas no son sólo nuestras, pero habría que mantenerlas. A ellas se opone la radicalidad del pensamiento mal llamado “liberal” (porque hay que recordar que los liberales éramos nosotros, los progresistas del siglo XIX) representado por unos economistas que son verdaderos fundamentalistas del mercado. No hay que cargarse al mercado, pero hay que ponerle coto.

¿Cómo ve, en líneas generales, la situación de su partido a día de hoy?
Bastante mal. No ha hecho lo que tenía que hacer, al celebrar un congreso de aquí te pillo y aquí te mato un par de meses después de haber perdido las elecciones de manera estrepitosa. Habría que haberse dado un mayor plazo de tiempo. Como digo en el libro, la noche de la derrota el señor Zapatero tendría que haberse ido dejando una gestora que preparase un congreso con el tiempo necesario. Hizo todo lo contrario: convocó un congreso que es inválido desde muchos puntos de vista; se hizo “sin dolor ni propósito de la enmienda”. Se hizo mal, con la intención de “sobrevivirse”; es decir, se fue ZP pero se quedaron los zapateristas. Y no digo que nadie tenga que irse, pero hay que dejar paso a otras ideas.

¿Qué opina de movimientos como el 15-M, Indignados etc.?
Como todas las cosas ácratas, tienen un vuelo corto. En los años anteriores a la Guerra Civil los grupos ácratas tenían organizaciones sindicales, estas de ahora carecen de organización. Tendrán muchas soluciones pero no tienen ninguna resolución y ningún liderazgo con cabeza y cuerpo. Les auguro muy poca vida política, aunque no dudo que de ahí podrá surgir gente válida.


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Joaquín Leguina durante la entrevista. / Foto: Miguel
Martínez
Aunque sea una suerte de “historia ficción”, ¿no cree que la burbuja inmobiliaria, la caída de Lehman Brothers etc. habría afectado igualmente a un gobierno del PP, y que este habría reaccionado de manera parecida a como lo hizo Zapatero; por ejemplo, negando la crisis? ¿No es la situación del Gobierno actual ante el problema de los casi 6 millones de parados y la presunta mejora de la crisis, una negación de la realidad que tiene ciertas concomitancias con aquella otra situación?
Sobre lo primero que planteas creo sin duda que sí, porque durante la etapa de Aznar se negó la existencia de la “burbuja inmobiliaria”, pero ya se especulaba con el suelo y sólo hay que ver hasta qué punto el coste total de una vivienda llegaba a representar el 70% del valor del suelo; un suelo que, como todo el mundo sabe, sirve sobre todo para plantar patatas. Lo negaron ellos y lo negó Zapatero. Por otro lado, Lehman Brothers afecta a la crisis española porque con su caída se derrumba todo el tinglado; pero la crisis española es propia, no compartida, ya que aquí los bancos y sobre todo las cajas son dejados en manos de unos incompetentes que sacaban el dinero baratísimo del mercado externo y lo ponían aquí en hipotecas o lo que fuera, ganando dinerales. Lo que sucede es que detrás de una hipoteca hay una casa y detrás de ella una persona que tiene que pagarla cada mes. Cuando las cosas se ponen mal, se deja de pagar y el banco se come la casa. Es evidente que la banca española, y en especial las cajas, ha tenido un comportamiento irresponsable y ese es el centro de la crisis. Durante 2007 en España se consumió más cemento que en Alemania y Francia juntas, y esos datos los tenía el SEOPAN. Teniendo la natalidad más baja de Europa resulta doblemente incomprensible. Pero no querían verlo. Los de Lehman Bros. eran unos sinvergüenzas, pero los de aquí fueron unos incompetentes.

Aunque la cosa empezara a gestarse mucho antes…
No hay duda. Sin embargo, antes se seguían unas políticas municipales mucho más restrictivas; no se recalificaba todo, y las Cajas de Ahorro estaban gobernadas con mucho más cuidado. El caso de la Caja de Ahorros de Madrid constituye el desastre mayor de todos. Durante el periodo de mi mandato no se me ocurrió poner a mi amiguete del alma, por pura responsabilidad; porque amigos con ganas de presidirla no me faltaban. Jaime Terceiro fue nombrado por consenso y Aznar lo echó a patadas para poner a su amigo Blesa. La Caja de Ahorros de Madrid era en aquel momento una de las entidades de mayor prestigio de Europa, según los Moodys, Standards etc. que le daban la máxima calificación. De ahí a lo que ha pasado hasta ahora hay un largo camino de despropósitos. No todos hemos hecho lo mismo. Y en cuanto a la política territorial, sacaron una ley según la cual podía recalificarse absolutamente todo… menos acaso el Parque del Retiro (al que probablemente alguno ya le habría echado el ojo) Los ayuntamientos vivían de las recalificaciones y de los impuestos de ocupación etc. con lo que el disparate estaba servido.

Hablemos un poco de las Elecciones Europeas: ¿A qué puede deberse la clara indiferencia que la consulta europea produce en el electorado?
No es de extrañar. En el Parlamento Europeo se toman decisiones que antes no se tomaban. Se va a elegir al Presidente de la Comisión y ello es bastante importante. Pero, claro, la distancia que hay entre “mis problemas matutinos y vespertinos” y las decisiones de Europa es demasiado grande y da la sensación de que una vez formada la Comisión, esta no escucha más que a la señora Merkel y al Presidente francés de turno. Uno tiene la impresión de que el voto vale poco. Esto no es verdad o, mejor dicho, no es del todo verdad, y esa sensación irá desapareciendo en la medida en que el Parlamento Europeo funcione como un parlamento nacional; cuando pueda formar gobierno y cuando haya gobierno y oposición, ya que ahora, por necesidades de la creación y desarrollo de la Unión, no hay gobierno y oposición sino consenso. Era necesario, pero el consenso desanima.

¿Pueden ser Elena Valenciano y Miguel Arias Cañete dos ejemplos del estilo que predomina en los dos partidos políticos (la trivialidad de la bella y el abrazo del oso)?
No, no qué va (risas) Son dos personas con experiencia europea. Creo que Miguel Arias llegó a ser comisario y Elena ha sido eurodiputada. Ambos conocen bien el tinglado. Desde ese punto de vista los dos son buenos candidatos. Arias Cañete juega con la ventaja de haber sido Ministro de Agricultura en malos momentos y de que las cosas hayan salido bien. Si queremos ser mínimamente objetivos hay que admitir que ha hecho las cosas bien. Esa es su ventaja junto, quizá, la ventaja de la edad. Como candidatos de uno y otro partido son ambos más que presentables.

¿Se atrevería a hacer un vaticinio sobre los resultados del 25 de mayo?
No, no me atrevería. Pero las encuestas están muy ajustadas, aunque se puedan equivocar de medio a medio. Lo más preocupante es la abstención. Que gane el PP o el PSOE tiene poca trascendencia general, aunque desde el punto de vista interno de los partidos sí pueda tener mayor significado. Ojalá haya una buena participación y que algunos partidos pequeños, como Ciudadanos, adquieran algún protagonismo, que se hagan ver más. UPyD tiene una candidatura muy buena, aunque está muy estancado por una razón obvia: un liderazgo excesivamente personalista que ya no se lleva en el siglo XXI. Rosa Diez, a la que aprecio entre otras cosas por su valentía, acapara en exceso ese protagonismo.

¿Cree que pueda llegar a despolitizarse la judicatura?
¡Qué Dios te oiga! Es una de las cosas que los grandes partidos debieran tomarse en serio. Deben sacar las manos de la judicatura, pero también de los medios públicos y privados de comunicación y, desde luego, de la función pública. A este respecto hemos visto cómo hace pocos meses el Ministro de Hacienda destituyó nada menos que a la cúpula directiva de la Agencia Tributaria ¿En qué país vivimos? La gente que llega a dirigir la Agencia Tributaria o los ingenieros de caminos del Ministerio de Fomento, por poner un ejemplo, tienen que subir por su capacidad sin que tengan nada que ver sus ideologías políticas. Hay que eliminar de esas instituciones cualquier sospecha partidaria. La selección de funcionarios debe ser objetiva.

Si el artículo 127.1 de la Constitución prohíbe expresamente que los jueces pertenezcan a partidos o sindicatos, ¿qué criterio se establece para distinguir a las asociaciones de jueces de los partidos o sindicatos?
Eso sólo lo podría distinguir Santo Tomás de Aquino o algún otro metafísico. Es una broma pesada: si para ellos quedan prohibidos en la Constitución los sindicatos, también deberían prohibirse las asociaciones. Pero como interesa manipular se permite que existan las asociaciones “progresistas” y “conservadoras”. En la vida privada cada cual puede ser lo que quiera, faltaría más, pero jamás en la vida pública ¿A dónde llegaríamos si hubiera militares progresistas o conservadores? Los militares, como los jueces, pueden pensar lo que les venga en gana; pero a la hora de ejercer su labor ni son progresistas ni conservadores: son militares y jueces. ¿Qué es esto de que se sindiquen? Se sindican los obreros para defender sus intereses. Todo se reduciría a sacar las manos de los nombres que hay que poner en el Constitucional y en el CGPG (este último además es el que decide nada menos que las carreras profesionales de los jueces, cosa que no puede estar en manos de personas nombradas políticamente) Con la función pública ocurre lo mismo: en los países más avanzados uno puede llegar hasta subsecretario dentro de su carrera profesional y la ideología de cada cual queda al margen.

¿Qué opina de los llamados “jueces estrella”?
Directamente que se podrían ir a la mierda (ponlo así)

¿Fue el juez Lerga el primer “juez estrella”?
Bueno, aquel fue simplemente un ladrón. Pero el gran muñidor de la cosa ha sido Garzón y al final lo tuvieron que echar.

Es Vd., si no me equivoco, un decidido partidario de las elecciones primarias dentro de los partidos políticos, ¿por qué cree que todavía muchos se resisten a una práctica que en muchos países democráticos es del todo habitual?
Quede claro que soy partidario de las primarias abiertas. Y se resisten, los que lo hacen, por una razón: si soy militante tendré más derechos que los demás ¿no? Pero esto tiene un problema: el Partido Socialista, después de pasar Zapatero por su “dirigencia”, ha perdido la mitad de sus militantes; con lo cual ya no es lo que era. La afiliación a los partidos nace de la militancia sindical, aunque en nuestro caso el PSOE es un poco anterior a UGT. Son partidos de masas que se han convertido en partidos de élites ¿Y quién selecciona a esas élites? ¡Ah, claro! Entre ellos mismos. Y por esa endogamia ocurre que gente sin ninguna formación, que no ha trabajado en su vida, llegue a puestos que no debería ocupar. Esto hay que reconocerlo y arreglarlo. Y dado que la militancia no sirve para mucho y que su actividad social es muy poco visible hay que abrirse, tender a un sistema democrático y abierto como el norteamericano.

El concepto “gobierno de los mejores” (“aristocracia”, en su acepción etimológica) parece darse de bruces con la realidad de un pasado muy cercano y del presente que vivimos, ¿Por qué?
Muy sencillo: por el sistema de selección. Aquí hay dos lacras que nos están matando como país. Y las dos empiezan por “c”: cooptación y corrupción. Por el sistema de cooptación los que más valen nunca suben; suben los amiguetes. Es aquello tan antiguo de “Quien no tiene padrinos, no se bautiza”. Esto ha ocurrido siempre, pero ahora se les ve más el plumero. La oleada de políticos que entró tras la muerte de Franco -unos provenientes de Régimen y otros de la oposición a él- no eran “lo peor de cada casa”. Tenían un nivel de preparación muy alto. Sin embargo, ahora parece que tras la primera comunión se meten en las “juventudes” (sean del PP o del PSOE) y no hacen nada más que reptar y dar coba, que es como se sube de verdad. Y si el adulador llega a ministro, has acabado con el ministerio. Hay que hacer una ley de partidos para evitar que esto ocurra, y atenerse a ella, de manera que no sea posible poner a cualquiera en los cargos públicos. El que no haya estudiado, trabajado o hecho algo en la vida no tiene razón de estar en puestos de responsabilidad. Los que trabajen en la burocracia de los partidos no pueden saltar a la representación política si no dejan la burocracia durante unos años. Todo lo hemos llenado de burócratas de mierda ¿Dónde han trabajado, por ejemplo, Trinidad Jiménez o Pepiño Blanco? Así nos luce el pelo. Pero, ojo, al PP le pasa lo mismo ¿Dónde han trabajado Ana Mato o Fátima Báñez o al que acaban de nombrar candidato a la Junta de Andalucía? Esto no es una enfermedad, es una epidemia. Porque es cosa muy distinta ser un “profesional político” a ser un “político profesional”.

¿Qué cree que va a ocurrir con el supuesto “derecho a decidir” catalán el próximo noviembre?
Nada. Perpetuará su suicidio político convocando unas nuevas elecciones. Pero cuanto peor le vaya al señor Mas, mejor para todos. Y si ello redunda a favor de Ezquerra Republicana, sólo puedo decir que prefiero el original a la copia. A ver si entonces CiU reacciona, porque Mas les habrá llevado a la derrota electoral. Van a definirse dos bloques, ninguno liderado por Mas. El bloque no nacionalista crecerá, aunque no creo que de la mano del PP, sino de Ciudadanos y del PSC. Por otro lado, la sociedad civil ya se empieza a mover y el resto de los españoles tendríamos que animarlos.

¿Por qué los partidos, en cuanto ganan las elecciones, se olvidan de sus promesas de estimular el I+D+I? ¿Es miopía política? ¿No interesa que España deje de ser un país de servicios, sol, playa y sangría?
No es cierto que siempre haya ocurrido eso. Cuando ha habido dinero se ha empleado en ello. Lo que ocurre es que desde 2010 han ido recortándolo todo y creo que los criterios de recorte han sido “a lo fácil”. Y lo fácil era: la universidad, los funcionarios, la sanidad etc. No ha habido unas políticas selectivas sobre el gasto público que era preciso recortar. No es cierto que los talentos que tenemos estén desperdiciados; lo que ocurre es que están casi todos en el extranjero. No me parece mal. Yo tengo un hijo trabajando en Londres como arquitecto, y fue Premio Extraordinario Fin de Carrera, porque en España no había nada. Antes había trabajado un año en Vietnam, construyendo chalés para ricos, y me decía: “Padre, estos comunistas ha descubierto las delicias de la esclavitud”. Si este capitalismo nuestro se espabila y comienza a ser algo más serio de lo que es, volverán; y volverán con una formación mayor de la que tenían cuando salieron. Las cabezas bien amuebladas no se van a perder.

Usted, además de muchas otras cosas, es autor no sólo de libros de ensayo sino también de novelas, ¿podría, para cerrar el círculo, comentarme algo sobre algún proyecto literario que tenga en ciernes?
Tengo un proyecto y ninguna prisa. Las editoriales pagan fatal y cuando sacas una novela te tienes, ¡encima!, que meter una paliza para venderla. Ahora estoy con un texto literario que no es de ficción. Provisionalmente lo titulo “Domicilio familiar”, y es sobre mi infancia (no me fue demasiado bien) Procuraré hacer algo con sentimiento pero no sentimentaloide, aunque me toque hablar de cosas duras, familiares. Y cuando se tienen más de setenta años eso es algo que no gusta demasiado, pero creo que voy a llevarlo adelante. Por otro lado me gustaría seguir con una serie de novela negra a la que ya he aportado tres o cuatro títulos. Pero… ¡qué pereza! Hay que venderlas; y las editoriales…

"El que no haya estudiado, trabajado o hecho algo en la vida no tiene razón de estar en puestos de responsabilidad"

Entrevista a Joaquín Leguina
Luis del Palacio
lunes, 19 de mayo de 2014, 08:13 h (CET)

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Foto: Miguel Martínez
No es la postura de Joaquín Leguina la del enfant gâté en versión veterana y contestataria que rechaza ajustarse el corsé de la disciplina de partido, ese « todos a una » que sólo beneficia a quienes vocean la consigna. Tampoco creo que su último libro « Historia de un despropósito » (Ediciones Planeta, 2014) sea, como algunos han afirmado, una venganza sanguinaria contra José Luis Rodriguez Zapatero, político al que la Historia no habrá de conceder un piadoso olvido. De hecho, el primer presidente que tuvo la Comunidad de Madrid no niega el pan y la sal al que llegara a presidir el Gobierno durante casi ocho años. Le reconoce ciertos méritos, como, por ejemplo, el desarrollo de la Ley de Dependencia. Y es que Leguina, desde la atalaya de sus 73 años admirablemente llevados, su bagaje político como Presidente autonómico, diputado en las Cortes Generales y concejal, su trayectoria como autor de libros de ensayo y novelas de éxito –incluso dentro del « género negro » del que se confiesa entusiasta- no necesita demostrar nada a nadie, ni exhibir orlas ni doctorados. Pertenece a la escuela de los que los obtuvieron y no necesitan inventárselos. Habla con la fluidez y la ironía, a veces con la sorna, de quien hace mucho tiempo se desembarazó del armazón de lo que se sigue llamando « lo políticamente correcto ». Es militante del PSOE (« y a mucha honra ») por lo que comenzamos nuestra charla hablando de las cuitas de su partido.


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Portada del libro
¿Qué podrían enmascarar las palabras “sostenible” y “eficiente” con las que el PSOE cuajó el texto de su propuesta electoral de 2011? ¿Falta de ideas? ¿O se debe al prurito de un ecologismo de andar por casa voceado por “intelectuales de solapa”, como Vd. menciona en su libro?
Era por el deseo de “hacerse los modernos”; de estar “a la page” que dicen los franceses y no entrar en algo en lo que el zapaterismo nunca quiso entrar: la igualdad a través de la fiscalidad. Era un programa curioso, que no contenía nada o casi nada sobre la fiscalidad. Aunque tampoco hizo cosa alguna durante los casi ocho años de gobierno sobre un tema que es, o debiera ser, capital para un socialdemócrata.

¿Qué le impulsó a escribir “Historia de un despropósito”?
Es un libro de encargo. Tenía muchas cosas pensadas y algunas escritas y tuve que rescribirlo todo porque hay que tratar bien al lector y se nota mucho si las cosas están “pegadas”. Es una crítica, pero no sólo de Zapatero sino de toda una década.

¿Hizo algo bueno Zapatero?
No hay duda de que hizo algunas cosas buenas. Por ejemplo, despolitizar Televisión Española mediante una ley que Rajoy echó abajo nada más llegar al Gobierno. Otra ley positiva, que espero que sobreviva, es la que defiende a las mujeres víctimas de la violencia. Y la Ley de Dependencia es sin duda muy beneficiosa, aunque no llegó a financiarse como debía y por eso está ahora tan endeble. Esperemos que alguna vez se recupere para bien de todos.

¿Y la llamada “ley de plazos”?
Creo que le sobra la “exposición de motivos”; porque el aborto nunca puede ser un derecho.

Hace muy pocos días, Cesar Antonio Molina contaba con motivo de la presentación de su libro “La caza de los intelectuales”, cómo el Presidente Zapatero justificó su destitución fulminante durante un viaje oficial a Egipto: “Eres –dijo- muy austero y necesito una chica joven y con glamur” ¿Podría ser este el epítome del estilo zapateril –la quintaesencia de lo trivial- de aquellos años de la portada de las ministras en Vogue, “miembros y miembras” y mil ocurrencias más?
Me parece bastante significativo. Si César me lo hubiera contado antes lo habría incluido en mi libro. La anécdota es muy buena, aunque no la haya contado entera, así que te daré la primicia: la chica en la que había pensado era Aitana Sánchez Gijón, que no sólo es una gran actriz y guapa hasta decir “basta”, sino que, como demostró inmediatamente, es persona de gran inteligencia, ya que cuando se le ofreció el ministerio dijo que ella no tenía vocación para eso, que era simplemente una actriz. Demostró ser bastante más inteligente que quien se lo había propuesto.

¿Cree que puede haber una “regeneración de la izquierda”? Y, en caso de producirse ¿podría venir por el lado del PSOE?
El PSOE ocupa un espacio concreto, que es el espacio socialdemócrata. Hay que recuperar los viejos blasones. La idea de conseguir una sociedad equilibrada entre las libertades que el socialismo tradicional leninista nunca trae y la igualdad de oportunidades, ha sido el modelo que hemos defendido siempre. Y hay que volverlo a poner en pie, porque desde la caída del Muro de Berlín, las fuerzas conservadoras, que antes admitían cosas por su miedo al comunismo, ahora no están dispuestas a aceptarlas. Hay que pelear por ello. Y esa pelea es a base de votos. Si se hiciera un referéndum, no sobre el “derecho a decidir”, sino sobre qué modelo quieren los europeos, creo que el 80% de ellos optarían por el del estado del bienestar. Este modelo no es sólo socialdemócrata. Estoy pensando en Beveridge, muñidor del primer estado de bienestar, cuando, tras la II Guerra Mundial, el Gobierno británico crea el Servicio Nacional de Salud. Keynes tampoco era socialdemócrata. Estas ideas no son sólo nuestras, pero habría que mantenerlas. A ellas se opone la radicalidad del pensamiento mal llamado “liberal” (porque hay que recordar que los liberales éramos nosotros, los progresistas del siglo XIX) representado por unos economistas que son verdaderos fundamentalistas del mercado. No hay que cargarse al mercado, pero hay que ponerle coto.

¿Cómo ve, en líneas generales, la situación de su partido a día de hoy?
Bastante mal. No ha hecho lo que tenía que hacer, al celebrar un congreso de aquí te pillo y aquí te mato un par de meses después de haber perdido las elecciones de manera estrepitosa. Habría que haberse dado un mayor plazo de tiempo. Como digo en el libro, la noche de la derrota el señor Zapatero tendría que haberse ido dejando una gestora que preparase un congreso con el tiempo necesario. Hizo todo lo contrario: convocó un congreso que es inválido desde muchos puntos de vista; se hizo “sin dolor ni propósito de la enmienda”. Se hizo mal, con la intención de “sobrevivirse”; es decir, se fue ZP pero se quedaron los zapateristas. Y no digo que nadie tenga que irse, pero hay que dejar paso a otras ideas.

¿Qué opina de movimientos como el 15-M, Indignados etc.?
Como todas las cosas ácratas, tienen un vuelo corto. En los años anteriores a la Guerra Civil los grupos ácratas tenían organizaciones sindicales, estas de ahora carecen de organización. Tendrán muchas soluciones pero no tienen ninguna resolución y ningún liderazgo con cabeza y cuerpo. Les auguro muy poca vida política, aunque no dudo que de ahí podrá surgir gente válida.


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Joaquín Leguina durante la entrevista. / Foto: Miguel
Martínez
Aunque sea una suerte de “historia ficción”, ¿no cree que la burbuja inmobiliaria, la caída de Lehman Brothers etc. habría afectado igualmente a un gobierno del PP, y que este habría reaccionado de manera parecida a como lo hizo Zapatero; por ejemplo, negando la crisis? ¿No es la situación del Gobierno actual ante el problema de los casi 6 millones de parados y la presunta mejora de la crisis, una negación de la realidad que tiene ciertas concomitancias con aquella otra situación?
Sobre lo primero que planteas creo sin duda que sí, porque durante la etapa de Aznar se negó la existencia de la “burbuja inmobiliaria”, pero ya se especulaba con el suelo y sólo hay que ver hasta qué punto el coste total de una vivienda llegaba a representar el 70% del valor del suelo; un suelo que, como todo el mundo sabe, sirve sobre todo para plantar patatas. Lo negaron ellos y lo negó Zapatero. Por otro lado, Lehman Brothers afecta a la crisis española porque con su caída se derrumba todo el tinglado; pero la crisis española es propia, no compartida, ya que aquí los bancos y sobre todo las cajas son dejados en manos de unos incompetentes que sacaban el dinero baratísimo del mercado externo y lo ponían aquí en hipotecas o lo que fuera, ganando dinerales. Lo que sucede es que detrás de una hipoteca hay una casa y detrás de ella una persona que tiene que pagarla cada mes. Cuando las cosas se ponen mal, se deja de pagar y el banco se come la casa. Es evidente que la banca española, y en especial las cajas, ha tenido un comportamiento irresponsable y ese es el centro de la crisis. Durante 2007 en España se consumió más cemento que en Alemania y Francia juntas, y esos datos los tenía el SEOPAN. Teniendo la natalidad más baja de Europa resulta doblemente incomprensible. Pero no querían verlo. Los de Lehman Bros. eran unos sinvergüenzas, pero los de aquí fueron unos incompetentes.

Aunque la cosa empezara a gestarse mucho antes…
No hay duda. Sin embargo, antes se seguían unas políticas municipales mucho más restrictivas; no se recalificaba todo, y las Cajas de Ahorro estaban gobernadas con mucho más cuidado. El caso de la Caja de Ahorros de Madrid constituye el desastre mayor de todos. Durante el periodo de mi mandato no se me ocurrió poner a mi amiguete del alma, por pura responsabilidad; porque amigos con ganas de presidirla no me faltaban. Jaime Terceiro fue nombrado por consenso y Aznar lo echó a patadas para poner a su amigo Blesa. La Caja de Ahorros de Madrid era en aquel momento una de las entidades de mayor prestigio de Europa, según los Moodys, Standards etc. que le daban la máxima calificación. De ahí a lo que ha pasado hasta ahora hay un largo camino de despropósitos. No todos hemos hecho lo mismo. Y en cuanto a la política territorial, sacaron una ley según la cual podía recalificarse absolutamente todo… menos acaso el Parque del Retiro (al que probablemente alguno ya le habría echado el ojo) Los ayuntamientos vivían de las recalificaciones y de los impuestos de ocupación etc. con lo que el disparate estaba servido.

Hablemos un poco de las Elecciones Europeas: ¿A qué puede deberse la clara indiferencia que la consulta europea produce en el electorado?
No es de extrañar. En el Parlamento Europeo se toman decisiones que antes no se tomaban. Se va a elegir al Presidente de la Comisión y ello es bastante importante. Pero, claro, la distancia que hay entre “mis problemas matutinos y vespertinos” y las decisiones de Europa es demasiado grande y da la sensación de que una vez formada la Comisión, esta no escucha más que a la señora Merkel y al Presidente francés de turno. Uno tiene la impresión de que el voto vale poco. Esto no es verdad o, mejor dicho, no es del todo verdad, y esa sensación irá desapareciendo en la medida en que el Parlamento Europeo funcione como un parlamento nacional; cuando pueda formar gobierno y cuando haya gobierno y oposición, ya que ahora, por necesidades de la creación y desarrollo de la Unión, no hay gobierno y oposición sino consenso. Era necesario, pero el consenso desanima.

¿Pueden ser Elena Valenciano y Miguel Arias Cañete dos ejemplos del estilo que predomina en los dos partidos políticos (la trivialidad de la bella y el abrazo del oso)?
No, no qué va (risas) Son dos personas con experiencia europea. Creo que Miguel Arias llegó a ser comisario y Elena ha sido eurodiputada. Ambos conocen bien el tinglado. Desde ese punto de vista los dos son buenos candidatos. Arias Cañete juega con la ventaja de haber sido Ministro de Agricultura en malos momentos y de que las cosas hayan salido bien. Si queremos ser mínimamente objetivos hay que admitir que ha hecho las cosas bien. Esa es su ventaja junto, quizá, la ventaja de la edad. Como candidatos de uno y otro partido son ambos más que presentables.

¿Se atrevería a hacer un vaticinio sobre los resultados del 25 de mayo?
No, no me atrevería. Pero las encuestas están muy ajustadas, aunque se puedan equivocar de medio a medio. Lo más preocupante es la abstención. Que gane el PP o el PSOE tiene poca trascendencia general, aunque desde el punto de vista interno de los partidos sí pueda tener mayor significado. Ojalá haya una buena participación y que algunos partidos pequeños, como Ciudadanos, adquieran algún protagonismo, que se hagan ver más. UPyD tiene una candidatura muy buena, aunque está muy estancado por una razón obvia: un liderazgo excesivamente personalista que ya no se lleva en el siglo XXI. Rosa Diez, a la que aprecio entre otras cosas por su valentía, acapara en exceso ese protagonismo.

¿Cree que pueda llegar a despolitizarse la judicatura?
¡Qué Dios te oiga! Es una de las cosas que los grandes partidos debieran tomarse en serio. Deben sacar las manos de la judicatura, pero también de los medios públicos y privados de comunicación y, desde luego, de la función pública. A este respecto hemos visto cómo hace pocos meses el Ministro de Hacienda destituyó nada menos que a la cúpula directiva de la Agencia Tributaria ¿En qué país vivimos? La gente que llega a dirigir la Agencia Tributaria o los ingenieros de caminos del Ministerio de Fomento, por poner un ejemplo, tienen que subir por su capacidad sin que tengan nada que ver sus ideologías políticas. Hay que eliminar de esas instituciones cualquier sospecha partidaria. La selección de funcionarios debe ser objetiva.

Si el artículo 127.1 de la Constitución prohíbe expresamente que los jueces pertenezcan a partidos o sindicatos, ¿qué criterio se establece para distinguir a las asociaciones de jueces de los partidos o sindicatos?
Eso sólo lo podría distinguir Santo Tomás de Aquino o algún otro metafísico. Es una broma pesada: si para ellos quedan prohibidos en la Constitución los sindicatos, también deberían prohibirse las asociaciones. Pero como interesa manipular se permite que existan las asociaciones “progresistas” y “conservadoras”. En la vida privada cada cual puede ser lo que quiera, faltaría más, pero jamás en la vida pública ¿A dónde llegaríamos si hubiera militares progresistas o conservadores? Los militares, como los jueces, pueden pensar lo que les venga en gana; pero a la hora de ejercer su labor ni son progresistas ni conservadores: son militares y jueces. ¿Qué es esto de que se sindiquen? Se sindican los obreros para defender sus intereses. Todo se reduciría a sacar las manos de los nombres que hay que poner en el Constitucional y en el CGPG (este último además es el que decide nada menos que las carreras profesionales de los jueces, cosa que no puede estar en manos de personas nombradas políticamente) Con la función pública ocurre lo mismo: en los países más avanzados uno puede llegar hasta subsecretario dentro de su carrera profesional y la ideología de cada cual queda al margen.

¿Qué opina de los llamados “jueces estrella”?
Directamente que se podrían ir a la mierda (ponlo así)

¿Fue el juez Lerga el primer “juez estrella”?
Bueno, aquel fue simplemente un ladrón. Pero el gran muñidor de la cosa ha sido Garzón y al final lo tuvieron que echar.

Es Vd., si no me equivoco, un decidido partidario de las elecciones primarias dentro de los partidos políticos, ¿por qué cree que todavía muchos se resisten a una práctica que en muchos países democráticos es del todo habitual?
Quede claro que soy partidario de las primarias abiertas. Y se resisten, los que lo hacen, por una razón: si soy militante tendré más derechos que los demás ¿no? Pero esto tiene un problema: el Partido Socialista, después de pasar Zapatero por su “dirigencia”, ha perdido la mitad de sus militantes; con lo cual ya no es lo que era. La afiliación a los partidos nace de la militancia sindical, aunque en nuestro caso el PSOE es un poco anterior a UGT. Son partidos de masas que se han convertido en partidos de élites ¿Y quién selecciona a esas élites? ¡Ah, claro! Entre ellos mismos. Y por esa endogamia ocurre que gente sin ninguna formación, que no ha trabajado en su vida, llegue a puestos que no debería ocupar. Esto hay que reconocerlo y arreglarlo. Y dado que la militancia no sirve para mucho y que su actividad social es muy poco visible hay que abrirse, tender a un sistema democrático y abierto como el norteamericano.

El concepto “gobierno de los mejores” (“aristocracia”, en su acepción etimológica) parece darse de bruces con la realidad de un pasado muy cercano y del presente que vivimos, ¿Por qué?
Muy sencillo: por el sistema de selección. Aquí hay dos lacras que nos están matando como país. Y las dos empiezan por “c”: cooptación y corrupción. Por el sistema de cooptación los que más valen nunca suben; suben los amiguetes. Es aquello tan antiguo de “Quien no tiene padrinos, no se bautiza”. Esto ha ocurrido siempre, pero ahora se les ve más el plumero. La oleada de políticos que entró tras la muerte de Franco -unos provenientes de Régimen y otros de la oposición a él- no eran “lo peor de cada casa”. Tenían un nivel de preparación muy alto. Sin embargo, ahora parece que tras la primera comunión se meten en las “juventudes” (sean del PP o del PSOE) y no hacen nada más que reptar y dar coba, que es como se sube de verdad. Y si el adulador llega a ministro, has acabado con el ministerio. Hay que hacer una ley de partidos para evitar que esto ocurra, y atenerse a ella, de manera que no sea posible poner a cualquiera en los cargos públicos. El que no haya estudiado, trabajado o hecho algo en la vida no tiene razón de estar en puestos de responsabilidad. Los que trabajen en la burocracia de los partidos no pueden saltar a la representación política si no dejan la burocracia durante unos años. Todo lo hemos llenado de burócratas de mierda ¿Dónde han trabajado, por ejemplo, Trinidad Jiménez o Pepiño Blanco? Así nos luce el pelo. Pero, ojo, al PP le pasa lo mismo ¿Dónde han trabajado Ana Mato o Fátima Báñez o al que acaban de nombrar candidato a la Junta de Andalucía? Esto no es una enfermedad, es una epidemia. Porque es cosa muy distinta ser un “profesional político” a ser un “político profesional”.

¿Qué cree que va a ocurrir con el supuesto “derecho a decidir” catalán el próximo noviembre?
Nada. Perpetuará su suicidio político convocando unas nuevas elecciones. Pero cuanto peor le vaya al señor Mas, mejor para todos. Y si ello redunda a favor de Ezquerra Republicana, sólo puedo decir que prefiero el original a la copia. A ver si entonces CiU reacciona, porque Mas les habrá llevado a la derrota electoral. Van a definirse dos bloques, ninguno liderado por Mas. El bloque no nacionalista crecerá, aunque no creo que de la mano del PP, sino de Ciudadanos y del PSC. Por otro lado, la sociedad civil ya se empieza a mover y el resto de los españoles tendríamos que animarlos.

¿Por qué los partidos, en cuanto ganan las elecciones, se olvidan de sus promesas de estimular el I+D+I? ¿Es miopía política? ¿No interesa que España deje de ser un país de servicios, sol, playa y sangría?
No es cierto que siempre haya ocurrido eso. Cuando ha habido dinero se ha empleado en ello. Lo que ocurre es que desde 2010 han ido recortándolo todo y creo que los criterios de recorte han sido “a lo fácil”. Y lo fácil era: la universidad, los funcionarios, la sanidad etc. No ha habido unas políticas selectivas sobre el gasto público que era preciso recortar. No es cierto que los talentos que tenemos estén desperdiciados; lo que ocurre es que están casi todos en el extranjero. No me parece mal. Yo tengo un hijo trabajando en Londres como arquitecto, y fue Premio Extraordinario Fin de Carrera, porque en España no había nada. Antes había trabajado un año en Vietnam, construyendo chalés para ricos, y me decía: “Padre, estos comunistas ha descubierto las delicias de la esclavitud”. Si este capitalismo nuestro se espabila y comienza a ser algo más serio de lo que es, volverán; y volverán con una formación mayor de la que tenían cuando salieron. Las cabezas bien amuebladas no se van a perder.

Usted, además de muchas otras cosas, es autor no sólo de libros de ensayo sino también de novelas, ¿podría, para cerrar el círculo, comentarme algo sobre algún proyecto literario que tenga en ciernes?
Tengo un proyecto y ninguna prisa. Las editoriales pagan fatal y cuando sacas una novela te tienes, ¡encima!, que meter una paliza para venderla. Ahora estoy con un texto literario que no es de ficción. Provisionalmente lo titulo “Domicilio familiar”, y es sobre mi infancia (no me fue demasiado bien) Procuraré hacer algo con sentimiento pero no sentimentaloide, aunque me toque hablar de cosas duras, familiares. Y cuando se tienen más de setenta años eso es algo que no gusta demasiado, pero creo que voy a llevarlo adelante. Por otro lado me gustaría seguir con una serie de novela negra a la que ya he aportado tres o cuatro títulos. Pero… ¡qué pereza! Hay que venderlas; y las editoriales…

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Elsy es abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana. Comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009).

 
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