Roberto Carrera / Madrid

El balear consigue su cuarto trofeo en la capital, siendo el único en repetir dos años seguidos. Nishikori llevó el mando del partido con solvencia, disparando contra la derecha de un Rafa incapaz de encontrar soluciones durante la mayor parte del partido.

"No me lo estaba poniendo difícil, me estaba dando una paliza" Son palabras de Rafael Nadal, flamante vencedor del Mutua Madrid Open 2014, en la entrevista posterior al desenlace. Una descripción rápida y precisa de lo que se vivió hoy en la Caja Mágica en el primer parcial de la final.

Nishikori salió a pista confiado, buscando ganar desde el primer minuto. "Estoy muy bien, tengo mucha confianza". Ganó el sorteo y obligó a Rafa a empezar con el servicio, sin ritmo, como si oliera que el número uno no había entrado en la Manolo Santana con la inspiración necesaria.

Quizás en la mente del mejor tenista japonés de la historia también se ocultara la necesidad de buscar un partido rápido tras el maratón del día anterior contra David Ferrer. Fue un vendaval, una tormenta perfecta que dejó al maestro sobre tierra sin reacción. Nadal naufragaba como local. "La emoción de estar en casa me ha jugado una mala pasada en el primer set, me ha dado mucha ansiedad".

No había enfrentemiento en pista. Nishikori dejó hacer a su derecha y clavó su objetivo en la del rival. Una y otra vez, desde el centro de la cancha o invirtiéndose el japonés buscó el hachazo al vértice derecho de la pista. La precisión y potencia de los golpes obligaron a Rafa a una defensa al límite, corriendo para ambos lados buscando golpes imposibles que nunca llegaron. Tres roturas que dejaron sin habla a una grada por primera vez abarrotada.

A dos juegos de la gloria
Ni el descanso sirvió al español para reencontrarse. Break de inicio y de nuevo a la retaguardia. Nishikori llegó fácilmente al 4-2, con un servicio eficiente por el que nunca tuvo que preocuparse. Pero su cuerpo dijo basta "Fue en la cadera, en las piernas, en todas partes realmente. Es una pena porque estaba jugando el mejor tenis de mi vida". Nishikori pedía por primera vez asistencia sanitaria, aunque después de lo visto con Feliciano y Ferru nadie pensó más allá.

Pero llegó la primera bola de rotura para el mallorquín a la continuación, la primera en quince juegos, y cuando el tiro de Nishikori tocó la red y se marchó fuera con 30-40 el japonés supo que hoy no sería el día.

Su banquillo negaba con la cabeza, el nipón pedía de nuevo al fisio, pero el set se escapó con síntomas preocupantes. Buscó en el vestuario el milagro físico, pero ya no hubo cura posible. Nishikori ya no corría, ya no golpeaba, ni siquiera buscaba el ganador inmediato. Abrumado por la situación, superado por la desgracia, el japonés se quitó la cinta con 3-0 y consumó la retirada.

Irónicamente Rafa se come a los fantasmas de Australia en el mismo contexto que llegaron. La grandeza del deporte, esas cuatro palabras que no dejarán de repetirse en victorias y derrotas extraordinarias. No ha sido el partido deseado, ni el final perfecto, pero Nadal suma un nuevo Masters y vuelve a dejar claro que en París nunca será uno más. Antes en Roma, con Djokovic recuperado, tendrá la oportunidad de seguir buscando a su mejor versión.

Sharapova no falla (1-6, 6-2, 6-3)

Ninguno de los dos favoritos tuvo un partido sencillo en la capital de España. Maria Sharapova anticipó la final de chicos con un primer set desastroso, una mezcla fatal entre la consistencia letal de Simona Halep (enorme en su primera final) y la falta de coordinación en sus golpes. La rumana evitó en todo momento que su rival cogiera la iniciativa, y sin la posibilidad de dar potencia a sus golpes se vio desbordada por el ímpetu de la novata.

Pero la rusa recuperó terreno, comenzó a encontrar profundidad y con dos roturas se llevó el segundo set. Demasiado para Halep, que no dejó de plantar cara ni con 4-1 abajo en el tercero, cuando ya Sharapova se encontraba a su mejor nivel con un poderío abrumador con el drive.

Se acaba el torneo de Madrid de las bajas, de los asientos vacíos y del regreso a la victoria del número uno. La siguiente escala será en el foso romano, última etapa antes de Roland Garros.