Roberto Carrera / Madrid

Con amigos así, mejor quedarse en el vestuario. Juan Mónaco y Rafael Nadal presumen de una estrecha amistad fuera de la cancha, pero cuando el número uno pisa tierra solo existen rivales. Apenas un juego pudo hacer el argentino, frustrado por su incapacidad de ofrecer batalla a un Rafa que supo aprovechar las debilidades del de Tandil.

El guión comenzó turbio, tal y como lo habíamos dejado en el último capítulo de una temporada de tierra todavía mediocre para el mejor de la historia. De primeras los dos jugadores dejaron claro que por mucha altura que tenga Madrid, sobre la pista Manolo Santana se encontraban dos tipos moldeados sobre el polvo de ladrillo. Dificultad para mantener el saque y búsqueda del error no forzado en el peloteo para llevarse el punto. Tras el tremendo reparto de golpes en el turno anterior entre Gulbis y Dolgopolov (el letón avanza firme con saques a 230 km/h), aquello volvía a recordarnos por qué los cañoneros no aprecian mancharse las zapatillas.

Primer juego para Nadal. Luego, break de Rafa. Contra-break Mónaco. Re-contra-break de Rafa (¿acaso existe eso?). Y con el 2-1 se acabó la historia. La emoción se mantuvo hasta que Nadal abandonó los tiros a media pista (que tanto daño le hicieron en Barcelona), esos golpes que parecen haber encontrado chicle en la raqueta y que de tanto liftar acaban por quedarse en la red. A medida que Nadal se soltaba, Pico se desesperaba, consigo mismo y con Bernardes, que puso la nota cómica al sancionar al argentino por pérdida de tiempo en lo que terminaría por ser la última rotura del set (atónito dejó hasta a Rafa).

El segundo fue un no sé si quiero pero seguro no puedo del de Tandil, que hubiera necesitado cien mangas más para salir del pozo negro en que se vio metido. Rafa empezó a probar cosas, esos paralelos de derecha fulminantes que tenía olvidados o a sacar las uñas también con el revés. Acabó por ser un lindo entrenamiento, una manera de cambiar la onda y subir la apuesta. Sin Djokovic, sin Federer, sin Wawrinka. Y además, con Nadal.

Nico desconcierta a Murray

Con Rafa y sin Nico, por lo que no habrá revancha en la capital de lo sucedido en el anterior Conde de Godó de Barcelona. Cuando Andy se anotó el primero por un claro 6-1, con diecisiete errores no forzados del murciano, pocos se esperaban una reacción tan extrema del español. Invirtió las tornas y demostró que lo de Murray en tierra poco tiene que ver con su estado físico. Le devolvió el tanteo y protagonizó el tercer asalto con descaro, salvando su saque sin problemas y poniendo en apuros al escocés a cada juego en el servicio.

Pero aguantó Andy, hasta el fatídico 4-4. Y fue suficiente. Se puso un juego arriba y en el siguiente consiguió su primer punto de rotura de todo el set. Dicho y hecho, bola de partido ganada al resto y Almagro que no consigue repetir la hazaña. Mala suerte para Nico, que tuvo contra las cuerdas al impredecible Murray. Del de Glasgow todavía no se sabe qué esperar. En su regreso, las costumbres sobre arcilla se mantienen.

El Grand Slam de Madrid no da tregua

Lo del Mutua Open es salvaje. Ion Tiriac pinta la tierra de azul y convierte las pistas en pasarelas, pero sabe hacer un torneo. En Madrid no dejan de desfilar estrellas de la raqueta, y el público (de todas las edades) no es capaz de abandonar el recinto en todo el día. Disfrutaron con Nadal y Nico (incluso los habitantes de los mil y un palcos enjaulados), pero hubo mas sonrisas en la Caja Mágica.

Feliciano López se marcó una remontada de prestigio frente al coronel Youzhny (3-6, 6-3. 6-4) y Carla Suárez estira su momento dulce con una sobria victoria frente a Alison Riske (6-2, 6-4). El toledano se enfrentará a la gran sensación del momento, el austríaco Dominic Thien (verdugo de Wawrinka) y la canaria disfrutará con un partido en la central frente a la todopoderosa Serena Williams. La nota gris fue la derrota de Lara Arruabarena frente a Simona Halep por un doble 6-4.

Todos los resultados y el orden de juego de mañana en la web oficial del Mutua Madrid Open 2014.