En Cataluña se ha dado un nuevo paso adelante -quizá el definitivo- hacia el pensamiento único en los medios. Me refiero a la mayor operación televisiva de las últimas décadas al entregar siete canales (sí, siete) de televisión a un grupo próximo a ERC y CiU. En la práctica estamos ante la constitución de una segunda TV3 dedicada a la permanente propaganda del separatismo.
Por supuesto, tras la operación está el polémico CAC, que además ha autorizado la entrega de licencias sin la documentación requerida, la mayoría necesaria ni los requisitos exigibles. La situación de la pluralidad informativa en Cataluña es preocupante: a los medios “afectos al régimen” se les entregan subvenciones, licencias y todas las facilidades, saltándose incluso las normas, mientras a los medios no “afectos” se les amenaza de forma permanente con multas e incluso con el cierre de sus canales, como es sabido. ¿Esta es la “democracia” de la que Artur Mas se llena tanto la boca?
