Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Un lugar llamado desarrollo
Una claridad meridiana como dirían algunos, condición indispensable para que vengas: “¡Que te vayas mejor y más feliz!”

Cambiar el mundo. Que nadie venga sin irse mejor

|

Reconozco que el mensaje de este cartelito me ha cautivado, creo que debería de ser el mantra de la mayoría de comercios, restaurantes y cualquier empresa que tenga relación y atención con sus clientes ¿todas las empresas? Sí, todas. Esa debería de ser su finalidad: Cambiar el mundo ¿Cómo? haciendo a la gente más feliz.

El mensajes es claro “Que nadie venga a ti sin sentirse mejor y más feliz”. Una claridad meridiana como dirían algunos, condición indispensable para que vengas: “¡Que te vayas mejor y más feliz!” ¿No te parece extraordinario? “si no es así no vengas” jeje. Sin duda parece una forma genial de empezar a cambiar el mundo.

Imagina que todo fuera así, que no hubiera otra forma de relacionarte con alguien, sea cliente, compañero, proveedor, amigo, familia, hijos, mujer, marido, novia, etc… en la cual la consecuencia sine qua non fuera que después esa persona y tu os sintiérais mejor y más felices. Sería un círculo virtuoso de dimensiones colosales, ¿dónde acabaríamos todos?, ¿en el Nirvana?.

A veces uno reflexiona sobre estas cosas, sobre si está contribuyendo o no a cambiar el mundo aunque sea un poquito, tratando de que todos se vayan mejor que vinieron. Sí que es cierto que luego nos llega la parte más solomillo: solo-mi-yo (expresión escuché de mi admirada Pilar Jurado cuando hablábamos hace unos meses) y nos decimos “ya tengo yo bastante con ocuparme de mi propia felicidad para además ir buscando la de los demás”….inconscientes de que la bondad y el amor es algo de lo que cuanto más se da más se tiene.

Y para una empresa que atiende al cliente, ¿no debería ser este el mandamiento número 1?… Se nos llena la boca de valores como la “responsabilidad”, “la atención personalizada”, “la fidelización de nuestros clientes” y otras tantas palabras que quedan en un cuadro lleno de polvo, colgado torcido en la recepción de muchas empresas (no te rías, seguro que has visto más de uno). ¿No sería mejor tener este valor principal? ¿no es suficiente poderosa la idea?.

Y ustedes ¿ para qué están aquí?.

Estamos aquí para cambiar el mundo.

“Que nadie venga sin irse mejor y más feliz”

¿Cabe más sentido en unas palabras?

Ya que hablé de Pilar aquí dejo un poco de su voz, no tutibear si tenéis el placer de ir a escucharla.




Cambiar el mundo. Que nadie venga sin irse mejor

Una claridad meridiana como dirían algunos, condición indispensable para que vengas: “¡Que te vayas mejor y más feliz!”
César Piqueras
martes, 22 de abril de 2014, 06:35 h (CET)
Reconozco que el mensaje de este cartelito me ha cautivado, creo que debería de ser el mantra de la mayoría de comercios, restaurantes y cualquier empresa que tenga relación y atención con sus clientes ¿todas las empresas? Sí, todas. Esa debería de ser su finalidad: Cambiar el mundo ¿Cómo? haciendo a la gente más feliz.

El mensajes es claro “Que nadie venga a ti sin sentirse mejor y más feliz”. Una claridad meridiana como dirían algunos, condición indispensable para que vengas: “¡Que te vayas mejor y más feliz!” ¿No te parece extraordinario? “si no es así no vengas” jeje. Sin duda parece una forma genial de empezar a cambiar el mundo.

Imagina que todo fuera así, que no hubiera otra forma de relacionarte con alguien, sea cliente, compañero, proveedor, amigo, familia, hijos, mujer, marido, novia, etc… en la cual la consecuencia sine qua non fuera que después esa persona y tu os sintiérais mejor y más felices. Sería un círculo virtuoso de dimensiones colosales, ¿dónde acabaríamos todos?, ¿en el Nirvana?.

A veces uno reflexiona sobre estas cosas, sobre si está contribuyendo o no a cambiar el mundo aunque sea un poquito, tratando de que todos se vayan mejor que vinieron. Sí que es cierto que luego nos llega la parte más solomillo: solo-mi-yo (expresión escuché de mi admirada Pilar Jurado cuando hablábamos hace unos meses) y nos decimos “ya tengo yo bastante con ocuparme de mi propia felicidad para además ir buscando la de los demás”….inconscientes de que la bondad y el amor es algo de lo que cuanto más se da más se tiene.

Y para una empresa que atiende al cliente, ¿no debería ser este el mandamiento número 1?… Se nos llena la boca de valores como la “responsabilidad”, “la atención personalizada”, “la fidelización de nuestros clientes” y otras tantas palabras que quedan en un cuadro lleno de polvo, colgado torcido en la recepción de muchas empresas (no te rías, seguro que has visto más de uno). ¿No sería mejor tener este valor principal? ¿no es suficiente poderosa la idea?.

Y ustedes ¿ para qué están aquí?.

Estamos aquí para cambiar el mundo.

“Que nadie venga sin irse mejor y más feliz”

¿Cabe más sentido en unas palabras?

Ya que hablé de Pilar aquí dejo un poco de su voz, no tutibear si tenéis el placer de ir a escucharla.




Noticias relacionadas

No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.

En medio de la vorágine de la vida moderna, donde la juventud parece ser el estándar de valor y el ascensor hacia el futuro, a menudo olvidamos el invaluable tesoro que representan nuestros ancianos. Son como pozos de sabiduría, con profundas raíces que se extienden hasta los cimientos mismos de nuestra existencia. Sin embargo, en muchas ocasiones, son tratados como meros objetos de contemplación, relegados al olvido y abandonados a su suerte.

Al conocer la oferta a un anciano señor de escasos recursos, que se ganaba su sobrevivencia recolectando botellas de comprarle su perro, éste lo negó, por mucho que las ofertas se superaron de 10 hasta 150 dólares, bajo la razón: "Ni lo vendo, ni lo cambio. El me ama y me es fiel. Su dinero, lo tiene cualquiera, y se pierde como el agua que corre. El cariño de este perrito es insustituible; su cariño y fidelidad es hermoso".

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto