En no pocas ocasiones leemos o escuchamos frases que conjugan de forma desafortunada los tres verbos que titulan este artículo. Incluso se llegan a ver neologismos tales como preveer, cuyo germen parece encontrarse en la confusión entre prever y proveer y que se utiliza con bastante frecuencia en muchos ámbitos. Para solucionar esta incorrección, las elecciones autonómicas catalanas nos están brindando una serie de ejemplos de previsión, prevención y provisión que bien podría ilustrar cualquier manual de gramática o libro de estilo que se precie.
Prever significa literalmente ver con anticipación. Y electoralmente hablando, no existe mayor ejercicio de previsión que las innumerables encuestas que dan de comer a los institutos de estudios y que rellenan páginas de periódicos y tertulias de radio. Previsiones, eso sí, generalmente interesadas, porque cada uno barre para casa cuanto puede para animar a sus potenciales votantes o recurrir a la extendida falacia del voto útil.
Según la RAE, prevenir significa “preparar, aparejar y disponer con anticipación lo necesario para un fin”. Y aquí tenemos al líder de Convergencia i Unió, Artur Mas, firmando ante notario que no pactará con el Partido Popular, mientras su grupo apoya en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado presentados por el PSOE. El fin de CiU es, por supuesto, recuperar el sillón presidencial. Y con el apoyo de los socialistas ya tiene preparado, aparejado y dispuesto lo que necesita para conseguirlo.
¿Y proveer? De los tres verbos, éste es el que tiene un mayor número de acepciones en nuestro diccionario, pero de ellas es la cuarta la que nos viene al pelo: “Dar o conferir una dignidad, un empleo, un cargo, etc.”. Para esto habrá que esperar a conocer los resultados electorales, los favores y las hipotecas del ganador. Y después, a proveer cargos.