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“Antes de que los líderes de masas se apoderen del poder para hacer encajar la realidad en sus mentiras, su propaganda se halla caracterizada por su extremado desprecio por los hechos como tales.” Hannah Arendt.

​¿En España sería posible un impeachment al presidente del Gobierno?

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¿Cuánto hay de hipocresía, de engaño, de desprecio por la inteligencia ajena y de intento de lavado de cerebro de una ciudadanía adormilada, propicia a aceptar aquello que sacia sus propios instintos, que se muestra acomodaticia a todo aquello que piensa que la va a beneficiar y que se deja seducir por la ley del menor esfuerzo, la sublimación del ocio, la tranquilidad del funcionariado y la lujuria del hedonismo y la libertad sexual?  El “rojerío” que actualmente se ha hecho con el poder en España, no acepta que la Ley sea la misma para todos; que la Justicia no distinga entre partidos políticos de distintas tendencias ideológicas; no admite la independencia de conciencia ni el derecho a opinar con entera libertad respecto a ética, religión, moral o cualesquiera otros sentimientos y convicciones que pudiera tener y querer expresar cualquier ciudadano de a pie.

Y es que, señores, en esta macilenta y desconocida España en la que nos toca vivir, ha entrado nuestro particular “virus destructivo”, que amenaza con convertirse en pandemia, consistente en la implantación del pensamiento único; la paralización del adversario político; la neutralización de la iniciativa privada; la socialización de la propiedad privada y el sometimiento de los tres poderes del Estado al poder Ejecutivo, con la supeditación, absorción, paralización y unificación de todos ellos a la voluntad de quienes ostenten el poder en el país, como ha sido y sigue siendo cualquier sistema totalitario e intervencionista de los que con tanta profusión ha ido imponiendo en todas las naciones sobre las cuales ha ejercido su yugo, el comunismo internacional.

Vean como este rojerío que nos ha invadido se ha tirado a la yugular del presidente de los EE.UU, señor Trump, tachándole de todo lo más ignominioso, irregular, obsceno, incapaz, antidemócrata y de todas cuantas taras políticas que, su hábil sistema de propaganda son capaces de inventarse para poner en la picota a un señor que, su principal “defecto”, para los europeos, ha sido que ha dejado de hacer de guardián de Europa para dejar que sean los europeos los que se ocupen de su propia defensa y pongan, en sus caso, a sus propios muertos para defenderse de sus adversarios y no, como han venido haciendo en las dos últimas guerras mundiales y en las que han tenido lugar después, en las que ha estado involucrada de alguna manera Europa, hayan sido los soldados americanos los que hayan tenido que derramar su sangre y poner a sus muertos para sacar de sus apuros a los europeos.

En España, que tan ricos somos en refranes, se puede decir que la sabiduría popular siempre ha tenido una respuesta adecuada para cualquier problema que afecte a nuestros ciudadanos. Así encontramos uno que dice: “Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro”, que viene que ni pintiparado para todos estos que no han visto más que la parte que consideran criticable del actual presidente de los EE.UU pero se niegan a reconocerle sus indudables aciertos (naturalmente que contemplados desde el punto de vista del pueblo americano). Se le tacha de manipulador, se le achaca su rechazo a la inmigración de otros países, se le reprocha que vuelva a la doctrina de Monroe y se cierren en sí mismos protegiéndose de todos aquellos que durante años han estado viviendo de sangrar al pueblo americano. Pero este señor ha sido capaz de situar a su país entre los que mejor ha sabido tratar su tema de desempleo, el que ha revitalizado la Bolsa del país situada en máximos que no se conocían desde hacía muchos años y, por supuesto, nunca durante el mandato del señor Obama que, si bien sabía, como buen representante de la izquierda, jugar muy bien con el lenguaje político, no obstante, sus fracasos en cuanto a sus propuestas económicas hicieron que los EE.UU no consiguieran librarse de los habituales carencias propias de las izquierdas demócratas, con personajes tan oscuros, poco recomendables y deshonestos como la señora Hillary Clinton, el impresentable de Sanders, el melifluo Joe Biden ( las peligrosas aventuras económicas de su hijo en Ukrania); que ni consiguen, desde hace tiempo, entenderse entre ellos mismos.

Los demócratas en los EE.UU no han dejado de intentar acabar con Trump, para lo cual han utilizado sin ningún recato todos los medios legales e ilegales para convertir la figura del señor Trump en un blanco político contra el cual toda valía, verdades y mentiras, siempre que con ellos se consiguiera acabar con él políticamente. Finalmente, encabezados por la señora Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, que en todas las ocasiones que se le han presentado ha mostrado una antipatía feroz contra el señor Trump y que, sin duda, ha formado parte esencial en este intento de impeachment que acaba de finalizar, con fracaso, contra el presidente. En España que nos gusta mirar por encima del hombro a los americanos, a los que muchos consideran como inferiores, se tiene una idea muy equivocada de lo que es la mayor democracia del mundo y lo que para nuestros rojillos de siempre les parece inconcebible, para el sistema de la política norteamericana y los votantes no deja de ser una muestra más de lo que, en verdad, es una democracia. Allí votaron, una gran mayoría, al republicano Trump y salió elegido porque los demócratas perdieron. Y ahora nos queremos preguntar ¿porqué, en España, después de que el actual presidente, prometiera a sus votantes actuar de una forma determinada ( no pactar con Bildu, no llegar a tener ministros de Podemos, no hablar con los separatistas catalanes ni llegar a acuerdos con ellos etc.)y cuando ha llegado al poder se ha desdicho de todo y ha hecho todo lo contrario de lo que se comprometió a hacer con sus votantes? En EE.UU se acusaba a su presidente de dos presuntos delitos: abuso de poder y obstaculizar la labor del parlamento. No han podido probarlos y Trump ha salido ileso y reforzado. ¿Si Sánchez estuviera en el puesto de Trump de cuantos cargos se le podría acusar? Dejo a la imaginación de quien lea este comentario, adivinar de los que se le podría acusar; por supuesto muchos más y más graves de los que han puesto a Trump a los pies de la Justicia.

Trump ha cumplido con todo lo que les prometió a quienes lo votaron y, si no ha conseguido hacerlo todo ha sido debido a las trabas que, desde el partido demócrata, se le han ido poniendo para impedirlo. Sánchez ha mentido, ha engañado, ha incumplido sus promesas y, cuando ha alcanzado el poder, él y su ejecutivo, se han lanzado en tromba para intentar neutralizar y establecer un cordón sanitario en torno de la oposición para impedir que sus propuestas pudieran prosperar en las Cámaras. España ha entrado en una fase de paralización de sus instituciones y el único reducto que le quedaba a la democracia, para evitar el totalitarismo, se ha convertido en el objetivo principal del contubernio socio-comunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, empeñados en acabar cuanto antes con la independencia del llamado Poder Judicial, algo que ya han iniciado con el nombramiento de la Fiscal General del Estado, en un intento de frenar cualquier desviación que pudiera proceder de este sector de la Justicia, cuando ya han conseguido llevar al terreno que les interesaba a la Abogacía del Estado.

Y para muestra de lo que nos espera, un botón. El señor Ábalos y sus seis versiones de un mismo hecho, la visita, la gran chapuza de la diplomacia española y de una parte del actual gobierno en un intento fallido de disimular unas conversaciones de todo punto improcedente de una ministra venezolana, señora Delcy, que tenía prohibido sobrevolar el espacio europeo y que, para más INRI, debía de haber sido detenida tan pronto como pisó el suelo español. Sólo la faz de cemento del actual gobierno ha sido capaz de solventar tan grave error, sin darle ninguna importancia. Pero lo peor, señores, no es que este Gobierno, del que se puede esperar cualquier tipo de cacicada, haya salido de rositas de semejante metedura de pata; sino que hay algo mucho más preocupante: la ciudadanía española encaja como algo normal, sin importancia y perfectamente aceptable que, un hecho como el que acabamos de relatar, se produzca, simplemente, porque se trata de un gobierno de izquierdas al que, por lo visto se le deben aplicar reglas distintas a las que se le exigen a las derechas cuando están en el gobierno.

Y aquí tenemos al duendecillo bailón de Iceta, pidiendo árnica para los condenados catalanes porque, para él y, por lo visto, también para Sánchez, las leyes deben inclinarse cuando las conveniencias del Gobierno precisan que no se apliquen. Hay que modificar el delito de secesión de nuestro CP porque, para que los catalanes se presten a algún tipo de acuerdo que le permita a Sánchez tener la mayoría que precisa, en el Congreso de Diputados, para poder dar el cambiazo que tiene previsto para la nación española, sin que una “simple ley” le impida sacar de la cárcel a aquellos independentistas a los que, el TS, condenó a graves penas de prisión, apenas cuando habían empezado a cumplirlas. Y, todo ello, sin que ninguno de ellos haya dado pruebas del más mínimo arrepentimiento, antes al contrario, todos siguen en sus trece de proseguir en su intento de conseguir independizar a Cataluña de la nación española.

Y un aviso a navegantes. Vox sigue sumando, aunque en algunos casos las estadísticas del señor Tezanos, del CIS, jueguen a confundir a la ciudadanía. Ciudadanos no parece que tenga el más mínimo futuro, al menos por cómo parece que se están desarrollando los hechos dentro de dicha formación, todavía fuertemente traumatizada por la dimisión del señor Rivera; por tanto, no sabemos si una posible coalición PP-Ciudadanos, sería suficiente para que se notara, en unos futuros comicios, la mejora que según la señora Arrimadas parece que se produciría. No vemos al PP del señor Casado en lo que podría considerarse como poseedor de un espíritu de confrontación, marcaje de cerca, oposición sistemática y denuncia ante el TS y TC, de las acciones, evidentemente contrarias a la integridad de España que, sin ninguna clase de actuación en contra, está llevando a cabo el señor Sánchez y su ejecutivo. Siempre hemos defendido al señor Casado, pero nos preocupa que Feijoo, Alonso y otros de los partidarios del antiguo sistema de Rajoy, se posicionen en contra y obliguen al líder a cambiar de opinión, cuando se mostraba dispuesto a no pasarle ni una al gobierno filocomunista de Sánchez e Iglesias. No perdamos de vista la aguja de la brújula, si el PP no se quiere exponer a caer, como cayó Rajoy, ante una nueva consulta, deberá tener en cuenta a la vieja guardia del PP y no fiarse de captar votantes de los socialistas o de VOX que, por mucho que le pueda molestar al PP, mantiene muchos de los valores que defendía el PP y con más esfuerzo y contundencia. Y es que, señores, nuestras ilusiones volaverunt.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos cuesta entender a quienes desde el oscurantismo de las ideas comunistas, pretenden imponernos, como está sucediendo en Cataluña y, muy especialmente en Barcelona, prácticas que no son más que reproducciones del totalitarismo bolchevique, en una nación en la que la Constitución respeta la democracia con todas sus ventajas y derechos.

​¿En España sería posible un impeachment al presidente del Gobierno?

“Antes de que los líderes de masas se apoderen del poder para hacer encajar la realidad en sus mentiras, su propaganda se halla caracterizada por su extremado desprecio por los hechos como tales.” Hannah Arendt.
Miguel Massanet
martes, 11 de febrero de 2020, 08:34 h (CET)

¿Cuánto hay de hipocresía, de engaño, de desprecio por la inteligencia ajena y de intento de lavado de cerebro de una ciudadanía adormilada, propicia a aceptar aquello que sacia sus propios instintos, que se muestra acomodaticia a todo aquello que piensa que la va a beneficiar y que se deja seducir por la ley del menor esfuerzo, la sublimación del ocio, la tranquilidad del funcionariado y la lujuria del hedonismo y la libertad sexual?  El “rojerío” que actualmente se ha hecho con el poder en España, no acepta que la Ley sea la misma para todos; que la Justicia no distinga entre partidos políticos de distintas tendencias ideológicas; no admite la independencia de conciencia ni el derecho a opinar con entera libertad respecto a ética, religión, moral o cualesquiera otros sentimientos y convicciones que pudiera tener y querer expresar cualquier ciudadano de a pie.

Y es que, señores, en esta macilenta y desconocida España en la que nos toca vivir, ha entrado nuestro particular “virus destructivo”, que amenaza con convertirse en pandemia, consistente en la implantación del pensamiento único; la paralización del adversario político; la neutralización de la iniciativa privada; la socialización de la propiedad privada y el sometimiento de los tres poderes del Estado al poder Ejecutivo, con la supeditación, absorción, paralización y unificación de todos ellos a la voluntad de quienes ostenten el poder en el país, como ha sido y sigue siendo cualquier sistema totalitario e intervencionista de los que con tanta profusión ha ido imponiendo en todas las naciones sobre las cuales ha ejercido su yugo, el comunismo internacional.

Vean como este rojerío que nos ha invadido se ha tirado a la yugular del presidente de los EE.UU, señor Trump, tachándole de todo lo más ignominioso, irregular, obsceno, incapaz, antidemócrata y de todas cuantas taras políticas que, su hábil sistema de propaganda son capaces de inventarse para poner en la picota a un señor que, su principal “defecto”, para los europeos, ha sido que ha dejado de hacer de guardián de Europa para dejar que sean los europeos los que se ocupen de su propia defensa y pongan, en sus caso, a sus propios muertos para defenderse de sus adversarios y no, como han venido haciendo en las dos últimas guerras mundiales y en las que han tenido lugar después, en las que ha estado involucrada de alguna manera Europa, hayan sido los soldados americanos los que hayan tenido que derramar su sangre y poner a sus muertos para sacar de sus apuros a los europeos.

En España, que tan ricos somos en refranes, se puede decir que la sabiduría popular siempre ha tenido una respuesta adecuada para cualquier problema que afecte a nuestros ciudadanos. Así encontramos uno que dice: “Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro”, que viene que ni pintiparado para todos estos que no han visto más que la parte que consideran criticable del actual presidente de los EE.UU pero se niegan a reconocerle sus indudables aciertos (naturalmente que contemplados desde el punto de vista del pueblo americano). Se le tacha de manipulador, se le achaca su rechazo a la inmigración de otros países, se le reprocha que vuelva a la doctrina de Monroe y se cierren en sí mismos protegiéndose de todos aquellos que durante años han estado viviendo de sangrar al pueblo americano. Pero este señor ha sido capaz de situar a su país entre los que mejor ha sabido tratar su tema de desempleo, el que ha revitalizado la Bolsa del país situada en máximos que no se conocían desde hacía muchos años y, por supuesto, nunca durante el mandato del señor Obama que, si bien sabía, como buen representante de la izquierda, jugar muy bien con el lenguaje político, no obstante, sus fracasos en cuanto a sus propuestas económicas hicieron que los EE.UU no consiguieran librarse de los habituales carencias propias de las izquierdas demócratas, con personajes tan oscuros, poco recomendables y deshonestos como la señora Hillary Clinton, el impresentable de Sanders, el melifluo Joe Biden ( las peligrosas aventuras económicas de su hijo en Ukrania); que ni consiguen, desde hace tiempo, entenderse entre ellos mismos.

Los demócratas en los EE.UU no han dejado de intentar acabar con Trump, para lo cual han utilizado sin ningún recato todos los medios legales e ilegales para convertir la figura del señor Trump en un blanco político contra el cual toda valía, verdades y mentiras, siempre que con ellos se consiguiera acabar con él políticamente. Finalmente, encabezados por la señora Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, que en todas las ocasiones que se le han presentado ha mostrado una antipatía feroz contra el señor Trump y que, sin duda, ha formado parte esencial en este intento de impeachment que acaba de finalizar, con fracaso, contra el presidente. En España que nos gusta mirar por encima del hombro a los americanos, a los que muchos consideran como inferiores, se tiene una idea muy equivocada de lo que es la mayor democracia del mundo y lo que para nuestros rojillos de siempre les parece inconcebible, para el sistema de la política norteamericana y los votantes no deja de ser una muestra más de lo que, en verdad, es una democracia. Allí votaron, una gran mayoría, al republicano Trump y salió elegido porque los demócratas perdieron. Y ahora nos queremos preguntar ¿porqué, en España, después de que el actual presidente, prometiera a sus votantes actuar de una forma determinada ( no pactar con Bildu, no llegar a tener ministros de Podemos, no hablar con los separatistas catalanes ni llegar a acuerdos con ellos etc.)y cuando ha llegado al poder se ha desdicho de todo y ha hecho todo lo contrario de lo que se comprometió a hacer con sus votantes? En EE.UU se acusaba a su presidente de dos presuntos delitos: abuso de poder y obstaculizar la labor del parlamento. No han podido probarlos y Trump ha salido ileso y reforzado. ¿Si Sánchez estuviera en el puesto de Trump de cuantos cargos se le podría acusar? Dejo a la imaginación de quien lea este comentario, adivinar de los que se le podría acusar; por supuesto muchos más y más graves de los que han puesto a Trump a los pies de la Justicia.

Trump ha cumplido con todo lo que les prometió a quienes lo votaron y, si no ha conseguido hacerlo todo ha sido debido a las trabas que, desde el partido demócrata, se le han ido poniendo para impedirlo. Sánchez ha mentido, ha engañado, ha incumplido sus promesas y, cuando ha alcanzado el poder, él y su ejecutivo, se han lanzado en tromba para intentar neutralizar y establecer un cordón sanitario en torno de la oposición para impedir que sus propuestas pudieran prosperar en las Cámaras. España ha entrado en una fase de paralización de sus instituciones y el único reducto que le quedaba a la democracia, para evitar el totalitarismo, se ha convertido en el objetivo principal del contubernio socio-comunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, empeñados en acabar cuanto antes con la independencia del llamado Poder Judicial, algo que ya han iniciado con el nombramiento de la Fiscal General del Estado, en un intento de frenar cualquier desviación que pudiera proceder de este sector de la Justicia, cuando ya han conseguido llevar al terreno que les interesaba a la Abogacía del Estado.

Y para muestra de lo que nos espera, un botón. El señor Ábalos y sus seis versiones de un mismo hecho, la visita, la gran chapuza de la diplomacia española y de una parte del actual gobierno en un intento fallido de disimular unas conversaciones de todo punto improcedente de una ministra venezolana, señora Delcy, que tenía prohibido sobrevolar el espacio europeo y que, para más INRI, debía de haber sido detenida tan pronto como pisó el suelo español. Sólo la faz de cemento del actual gobierno ha sido capaz de solventar tan grave error, sin darle ninguna importancia. Pero lo peor, señores, no es que este Gobierno, del que se puede esperar cualquier tipo de cacicada, haya salido de rositas de semejante metedura de pata; sino que hay algo mucho más preocupante: la ciudadanía española encaja como algo normal, sin importancia y perfectamente aceptable que, un hecho como el que acabamos de relatar, se produzca, simplemente, porque se trata de un gobierno de izquierdas al que, por lo visto se le deben aplicar reglas distintas a las que se le exigen a las derechas cuando están en el gobierno.

Y aquí tenemos al duendecillo bailón de Iceta, pidiendo árnica para los condenados catalanes porque, para él y, por lo visto, también para Sánchez, las leyes deben inclinarse cuando las conveniencias del Gobierno precisan que no se apliquen. Hay que modificar el delito de secesión de nuestro CP porque, para que los catalanes se presten a algún tipo de acuerdo que le permita a Sánchez tener la mayoría que precisa, en el Congreso de Diputados, para poder dar el cambiazo que tiene previsto para la nación española, sin que una “simple ley” le impida sacar de la cárcel a aquellos independentistas a los que, el TS, condenó a graves penas de prisión, apenas cuando habían empezado a cumplirlas. Y, todo ello, sin que ninguno de ellos haya dado pruebas del más mínimo arrepentimiento, antes al contrario, todos siguen en sus trece de proseguir en su intento de conseguir independizar a Cataluña de la nación española.

Y un aviso a navegantes. Vox sigue sumando, aunque en algunos casos las estadísticas del señor Tezanos, del CIS, jueguen a confundir a la ciudadanía. Ciudadanos no parece que tenga el más mínimo futuro, al menos por cómo parece que se están desarrollando los hechos dentro de dicha formación, todavía fuertemente traumatizada por la dimisión del señor Rivera; por tanto, no sabemos si una posible coalición PP-Ciudadanos, sería suficiente para que se notara, en unos futuros comicios, la mejora que según la señora Arrimadas parece que se produciría. No vemos al PP del señor Casado en lo que podría considerarse como poseedor de un espíritu de confrontación, marcaje de cerca, oposición sistemática y denuncia ante el TS y TC, de las acciones, evidentemente contrarias a la integridad de España que, sin ninguna clase de actuación en contra, está llevando a cabo el señor Sánchez y su ejecutivo. Siempre hemos defendido al señor Casado, pero nos preocupa que Feijoo, Alonso y otros de los partidarios del antiguo sistema de Rajoy, se posicionen en contra y obliguen al líder a cambiar de opinión, cuando se mostraba dispuesto a no pasarle ni una al gobierno filocomunista de Sánchez e Iglesias. No perdamos de vista la aguja de la brújula, si el PP no se quiere exponer a caer, como cayó Rajoy, ante una nueva consulta, deberá tener en cuenta a la vieja guardia del PP y no fiarse de captar votantes de los socialistas o de VOX que, por mucho que le pueda molestar al PP, mantiene muchos de los valores que defendía el PP y con más esfuerzo y contundencia. Y es que, señores, nuestras ilusiones volaverunt.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos cuesta entender a quienes desde el oscurantismo de las ideas comunistas, pretenden imponernos, como está sucediendo en Cataluña y, muy especialmente en Barcelona, prácticas que no son más que reproducciones del totalitarismo bolchevique, en una nación en la que la Constitución respeta la democracia con todas sus ventajas y derechos.

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