Se ha dicho que la soberbia es tal vez una de las formas de expresión más refinadas que tiene la estupidez, y quienes pensaron que publicitando algunas frases sacadas de contexto podrían diluir candidaturas de arraigo popular lo comprobaron esta semana.
Tras el distanciamiento producido por las declaraciones del presidente Horacio Cartes, quien reconoció favorecer a Arnaldo Samaniego en las internas coloradas, lejos de experimentar una caída, el diputado Oscar Tuma amplió su ventaja en las encuestas sobre sus adversarios.
Un sondeo realizado por un reconocido medio de la capital paraguaya es elocuente: Un 90 por ciento desaprueba el apoyo del presidente a Samaniego, a quien la prensa acusó en las últimas horas de malograr 629 millones de guaraníes pertenecientes al Instituto Municipal de Arte.
Tuma aventaja al actual intendente por alrededor de 30 puntos en las intenciones de voto, para lograr la candidatura colorada a la intendencia de Asunción. Lejos de intimidarse por el apoyo manifiesto a Samaniego, Tuma respondió que el actual administrador de la capital paraguaya no podrá recuperar su imagen aunque el Papa Francisco ofrezca una misa en su nombre.
En las redes sociales se estableció un paralelismo entre la apuesta de Cartes y el paso en falso que dio el dictador Alfredo Stroessner, cuando su régimen tocaba a su fin. A fines de la década de 1980. en la longeva dictadura paraguaya de Stroessner estalló una crisis que dividió al partido Colorado, hoy nuevamente gobernando el país.
La decisión del dictador de inclinarse con todo su poder a favor del grupo recordado como “la militancia combatiente estronista” y su “cuatrinomio de oro”, paradójicamente, acabó precipitando la caída de aquel gobierno, que acabó pronto expulsado por un golpe militar, el 3 de febrero de 1989.
Es que rodearse de cortesanos incondicionales nunca es el mejor camino, y el error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea.
Y lo había advertido John Fitzgerald Kennedy, una guerra incondicional nunca conduce a una victoria incondicional.
Según expresa el diputado Tuma en una carta abierta, si apoyar a la dirigencia del propio partido es pecado, no queda más que declararse públicamente pecador. También señala que ratifica su apoyo a los dirigentes que trabajaron día y noche para hacer posible el regreso del Partido Colorado al poder, que tras seis décadas de gobernar al Paraguay había perdido las elecciones de abril del 2008.
Afirma que se dirige a todo dirigente que confió en su persona, sobre todo aquellos que fueron manoseados y humillados por los que se creían los dueños de la capital y el capital, quienes siempre habían despreciado a la dirigencia.
A todos ellos, que ayudaron a convertir un sueño en realidad, Tuma les dice que sigue mirando hacia delante, ratificando su apoyo a los militantes de su partido y al presidente Horacio Cartes, aclarándole que en él encontrará a un trabajador pero no a un adulador.
Dicen que los errores más grandes no son aquellos que se hacen a voluntad, sino son aquellos que no se reconocen, y que el hombre que se equivoca y no lo admite comete un error todavía mayor. Los detractores que conspiran contra la candidatura de Oscar Tuma deberían tomar nota.