La Comunidad Valenciana por fin ha sido capaz de transmitir una noticia en positivo al resto de España. Y lo ha hecho de la mano de Ximo Puig, el secretario general de los socialistas valencianos, ganador anoche de las Primarias que había convocado su partido para la elección de candidato a la Presidencia de la Generalitat. A pesar de las reticencias que siempre ha mostrado Rubalcaba con relación a las Primarias, Puig consiguió que el pasado mes de enero Ferraz cediera, permitiendo la celebración inmediata de estos comicios internos en la Comunidad Valenciana. Ayer fue el gran día y el líder de los socialistas valencianos se apuntó un importante triunfo al obtener el 70% de los sufragios emitidos.
Han sido varias las victorias de Puig en un solo acto. Frente a un Fabra que no pinta nada en Génova 13, ha conseguido que Ferraz autorice unas Primarias que han centrado durante dos meses el foco mediático valenciano en el Partido Socialista. Además, las ha ganado con holgura, algo poco habitual en su partido cuando compiten varios candidatos (recordemos los resultados de los congresos en los que por primera vez resultaron elegidos secretarios generales Zapatero o Rubalcaba).
De las Primarias sale un Ximo Puig fortalecido para enfrentarse a un cada día más debilitado Alberto Fabra, sobrepasado por sus propias torpezas, la larga nómina de imputados y encausados que le acompaña, y la feroz contestación interna [en el PP] encabezada en la provincia de Valencia por Rita Barberá y Alfonso Rus. Este último es alcalde de Xàtiva, presidente de la Diputación de Valencia, presidente del Partido Popular de Valencia, diputado autonómico en Les Corts Valencianes, presidente del CD Olímpic de Xàtiva y aspirante a la presidencia del Valencia CF. Además, según apuntan diversas informaciones periodísticas, entre sus anhelos estaría el de ser candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat en 2015.
Aparte de Puig, de las Primarias también sale fortalecido el Partido Socialista, que a lo largo de dos décadas se ha desangrado, reduciendo su militancia a la mínima expresión. A fecha de hoy tan solo le quedan 18.000 afiliados en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, además de éstos, ayer tenían derecho al voto otras 50.000 personas no militantes, que se inscribieron en el proceso electoral. Cada uno de ellos ha pagado dos euros para poder formar parte del censo.
Lo de Ximo Puig ha sido un premio a la constancia y seguramente una sorpresa, porque a pesar de su etiqueta de ‘lermista’, tras veinte años de guerras intestinas, ha conseguido ser la figura aglutinadora de las distintas sensibilidades del PSPV-PSOE en el momento en el que la Comunitat Valenciana parece encaminarse hacia un cambio de rumbo político. Hoy por hoy las encuestas vaticinan que Puig será el próximo presidente de la Generalitat, aunque si no hay cambios sustanciales en la intención de voto de los valencianos y valencianas, necesitará del apoyo de Izquierda Unida y Compromís (Equo).
Curiosamente, después de diversas probaturas, los socialistas valencianos están haciendo la parte final de la travesía del desierto de la mano de un todavía joven pero experimentadísimo dirigente, que fue jefe de Gabinete de Joan Lerma cuando éste presidió la Generalitat, y alcalde de Morella entre 1995 y 2012. Precisamente por su cercanía a Lerma, ha sido durante años ferozmente combatido desde diversos flancos del PSPV-PSOE. Hoy, quizá por la cercanía del poder, lo que antaño fue acoso ha mutado en adhesión. Son las cosas de la política.
Anoche, fortalecido por la victoria, nada más ser proclamado candidato socialista a la Presidencia de la Generalitat, señaló que “ha llegado el tiempo del cambio” y pidió que el presidente Fabra disuelva cuando antes Les Corts Valencianes y convoque elecciones anticipadas.