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Ni ruido ni nueces

La Nación en estado comatoso

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Una vez más sus señorías, los diputados, llenaron el Congreso durante un par de días para escuchar a sus pares y también para escucharse a sí mismos, y al final nada de nada, la mayoría absoluta y absolutista del Partido Popular dejó en agua de borrajas todas las propuestas del resto de partidos. Otra vez volvió a funcionar el ordeno y mando de la mayoría, una mayoría que dieron las urnas a la muchachada de la gaviota y que éstos, tomando el rábano por las hojas, vienen utilizando desde el advenimiento de Mariano Rajoy al poder para hacer del Parlamento español su cortijo particular.

No parece que la ciudadanía anduviera deseosa de escuchar los parlamentos y propuestas de sus señorías, esta vez en la televisión daban el evento por uno de los canales suplentes mientras en la primera cadena de TVE continuaban con su programación habitual. Y fueron menos de 75.000 los españolitos de a pie que aguantaron desde el sofá casero los ditirambos que el propio Rajoy se lanzó a sí mismo, la ciudadanía parece estar harta de escuchar los cantos de sirena con los que algunos políticos quieren adormecer sus conciencias. Nadie cree ya las sucesivas mentiras con las que el líder del Partido Popular quiere vendernos una moto, España, que hace ya tiempo que no funciona y a la que quienes tenían que llevarla a un buen mecánico tan sólo le hacen chapuzas que nada solucionan.

Rajoy subió a la tribuna parlamentaria y comenzó a pintar el panorama de un país que no es el mismo en el que vivimos la mayoría de los habitantes de esa cosa llamada España. Para el viejo Registrador de la Propiedad de Santa Pola todo era bonito, multicolor y excelso, según el Presidente del Gobierno de España vivimos en el mejor de los mundos, se ha terminado la crisis económica y con sus excelentes medidas el paro pronto dejará de ser una pesadilla para millones de españoles mientras los que ni tan siquiera llegan a mileuristas no tendrán que pagar I.R.P.F., aunque, de hecho, ya no están pagando este impuesto debido a la miseria que supone cobrar menos de 12.000 euros anuales.

Lo importante, lo que todos estábamos esperando que dijera, se lo guardó entre pecho y espalda, la sombra del silencio sobrevoló sobre temas como ETA, las estafas que algunos banqueros han hecho con la venta de preferentes, las cuentas en Suiza de destacados miembros del Partido Popular, la legislación que quieren imponer sobre el aborto, ley que incluso el CGPJ no ve con buenos ojos, la actuación de los mandos de la Guardia Civil en Ceuta que costó quince muertos, la mejor y más equitativa distribución de la renta gravando con impuestos a las rentas más altas y a las del capital o una nueva política social que palie en lo posible los drásticos recortes que han sufrido los españoles en sus derechos sociales. Nada, de todo esto Rajoy no dijo ni una palabra. Esa mayoría absoluta y absolutista que una mayoría de españoles le otorgó en las urnas la ha tomado como una patente de corso para hacer de España su finca particular.

Una vez más el debate sobre el llamado estado de la Nación tan sólo ha servido para que constatemos que en poco tiempo Mariano Rajoy y sus palmeros nos han dejado una Nación en mal estado mientras ellos siguen disfrutando de toda clase de prebendas y siguen sin castigar a los corruptos que siguen llenando sus filas y escalando puestos de poder para así poder seguir esquilmando las arcas públicas. Así que si me preguntan cómo es el estado de la Nación no tendré más remedio que responderles que España está en estado comatoso y que o cambiamos pronto de manigero o el cortijo acabará en la miseria, diga lo que diga Rajoy.

La Nación en estado comatoso

Ni ruido ni nueces
Rafa Esteve-Casanova
viernes, 28 de febrero de 2014, 07:22 h (CET)
Una vez más sus señorías, los diputados, llenaron el Congreso durante un par de días para escuchar a sus pares y también para escucharse a sí mismos, y al final nada de nada, la mayoría absoluta y absolutista del Partido Popular dejó en agua de borrajas todas las propuestas del resto de partidos. Otra vez volvió a funcionar el ordeno y mando de la mayoría, una mayoría que dieron las urnas a la muchachada de la gaviota y que éstos, tomando el rábano por las hojas, vienen utilizando desde el advenimiento de Mariano Rajoy al poder para hacer del Parlamento español su cortijo particular.

No parece que la ciudadanía anduviera deseosa de escuchar los parlamentos y propuestas de sus señorías, esta vez en la televisión daban el evento por uno de los canales suplentes mientras en la primera cadena de TVE continuaban con su programación habitual. Y fueron menos de 75.000 los españolitos de a pie que aguantaron desde el sofá casero los ditirambos que el propio Rajoy se lanzó a sí mismo, la ciudadanía parece estar harta de escuchar los cantos de sirena con los que algunos políticos quieren adormecer sus conciencias. Nadie cree ya las sucesivas mentiras con las que el líder del Partido Popular quiere vendernos una moto, España, que hace ya tiempo que no funciona y a la que quienes tenían que llevarla a un buen mecánico tan sólo le hacen chapuzas que nada solucionan.

Rajoy subió a la tribuna parlamentaria y comenzó a pintar el panorama de un país que no es el mismo en el que vivimos la mayoría de los habitantes de esa cosa llamada España. Para el viejo Registrador de la Propiedad de Santa Pola todo era bonito, multicolor y excelso, según el Presidente del Gobierno de España vivimos en el mejor de los mundos, se ha terminado la crisis económica y con sus excelentes medidas el paro pronto dejará de ser una pesadilla para millones de españoles mientras los que ni tan siquiera llegan a mileuristas no tendrán que pagar I.R.P.F., aunque, de hecho, ya no están pagando este impuesto debido a la miseria que supone cobrar menos de 12.000 euros anuales.

Lo importante, lo que todos estábamos esperando que dijera, se lo guardó entre pecho y espalda, la sombra del silencio sobrevoló sobre temas como ETA, las estafas que algunos banqueros han hecho con la venta de preferentes, las cuentas en Suiza de destacados miembros del Partido Popular, la legislación que quieren imponer sobre el aborto, ley que incluso el CGPJ no ve con buenos ojos, la actuación de los mandos de la Guardia Civil en Ceuta que costó quince muertos, la mejor y más equitativa distribución de la renta gravando con impuestos a las rentas más altas y a las del capital o una nueva política social que palie en lo posible los drásticos recortes que han sufrido los españoles en sus derechos sociales. Nada, de todo esto Rajoy no dijo ni una palabra. Esa mayoría absoluta y absolutista que una mayoría de españoles le otorgó en las urnas la ha tomado como una patente de corso para hacer de España su finca particular.

Una vez más el debate sobre el llamado estado de la Nación tan sólo ha servido para que constatemos que en poco tiempo Mariano Rajoy y sus palmeros nos han dejado una Nación en mal estado mientras ellos siguen disfrutando de toda clase de prebendas y siguen sin castigar a los corruptos que siguen llenando sus filas y escalando puestos de poder para así poder seguir esquilmando las arcas públicas. Así que si me preguntan cómo es el estado de la Nación no tendré más remedio que responderles que España está en estado comatoso y que o cambiamos pronto de manigero o el cortijo acabará en la miseria, diga lo que diga Rajoy.

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