Luís Aragonés tiene muy poco crédito en la Selección Española. Esto no es ninguna novedad para cualquiera que este medianamente al tanto del devenir del combinado de España. O al menos de cualquiera que sea un poco, sólo un poco, observador. La confianza en Luís por parte de la Federación que dirige Villar, y de la afición también, ha pasado de su máximo histórico en la liguilla del Mundial, a su mínimo histórico tras el partido contra Irlanda del Norte y la no convocatoria del “intocable” Raúl.

Por eso, Aragonés sabe que tiene que cambiar completamente la imagen de España mañana en Estocolmo. Suecia es un rival duro de roer. Con una gran solidez atrás, y con enormes garantías en la delantera. El factor de jugar en Escandinavia, además, llenará de confianza al “tractor amarillo”. Aragonés será muchas cosas, pero tonto no. Y sabe que con lo mostrado por su equipo en Irlanda no basta para llevarse el partido de Suecia.

Dejará su admirado 4-3-3, y dará paso a un seguro 4-4-2 con el defensivo doble pivote. Es consciente que seguramente esta sea la mejor manera de tener una buena defensa y hacer funcionar a la pareja de Fernando Torres y David Villa. Es como están acostumbrados a jugar, e ir una vez más “contra natura” no es la mejor receta para el éxito.

Es un partido demasiado complicado en estas circunstancias que vive España. Las declaraciones del representante de Raúl, Ginés Carvajal, aludiendo a un Apocalipsis en caso de que España perdiera en Suecia sin su representado no han hecho más que, como se dice coloquialmente, “echar más leña en el fuego”. Pero esto es así, y el examen para Aragonés será a cara o cruz. Si gana seguirá (a ver hasta cuando). Todo lo que no sea ganar, conducirá a un más que probable cambio de timón. Dicen que Lotina ya tiene un precontrato. En fin…