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La Infanta contó con el apoyo de todos los abogados defensores personados en la causa: el nacionalista catalán de tronío, el ministerio de Hacienda y la fiscalía

Lo de la rampa

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Los de la bilis, que confunden democracia con acoso por el número, se quedaron con las ganas. No hubo lugar el pasado sábado a espectáculos denigrantes como el que hemos asistido en España en otras ocasiones –recuerden las imágenes de la tonadillera Isabel Pantoja zarandeada a su salida de los Juzgados-. Espectáculos mediáticos vergonzosos y vergonzantes que nada tienen que ver con impartir Justicia, que es lo que se hace en sala. Los pocos, muy pocos, manifestantes de todos los pelajes, pero siempre de izquierda, que se reunieron con pancartas reivindicativas de dudoso gusto no fueron siquiera avistados por la protagonista del día. Eso que se ahorró la Infanta viendo el nivel exhibido sin pudor en pancartas y cánticos simplones.

Las medidas de seguridad adoptadas por el valiente juez Castro para tratar de impedir grabaciones o filtraciones de la declaración de la hija menor del Rey –muchos de los que claman contra ello no se quejaban tanto cuando antaño se trataba de “no estigmatizar” a Felipe González- sólo tuvieron éxito en parte. Además de una imagen de la Infanta declarando, cuya autoría ya está investigando el juez, sus declaraciones sí fueron filtrándose a las redes sociales, con Twitter como protagonista inevitable, casi a tiempo real. Al tiempo que los inhibidores de frecuencia, que hacen casi imposible la transmisión de datos, lo permitían. Son las nuevas tecnologías.

Así, nos enteramos, que la Infanta, empleada de alto nivel de La Caixa, afirmó no saber nada de lo que acontecía en su casa en el plano financiero. Lo del enamoramiento, además de una gran verdad que trae por la calle de la amargura a la Casa Real, cuya estrategia defensiva primigenia fue la separación de la pareja, es una estrategia jurídica muy bien pergeñada por sus abogados defensores.

Abogados que estos días celebran el que, con casi total seguridad, y al no haberse ratificado totalmente el perito de la acusación particular en su informe, la causa contra la Infanta Cristina será sobreseída, si no por el juez Castro, que es lo más seguro, sí por la instancia judicial superior.

La desimputación, que es un error más en la estrategia de Casa Real, no ha sido demasiado complicada. Al fin y al cabo contaban con el apoyo de todos los abogados defensores personados en la causa, que no son pocos: el nacionalista catalán de tronío y demás letrados, el ministerio de Hacienda y la fiscalía.

Si eso que Su Majestad vuelva a decir lo de que la Justicia es igual para todos. Menos para algunos.

Lo de la rampa

La Infanta contó con el apoyo de todos los abogados defensores personados en la causa: el nacionalista catalán de tronío, el ministerio de Hacienda y la fiscalía
Almudena Negro
lunes, 10 de febrero de 2014, 08:09 h (CET)
Los de la bilis, que confunden democracia con acoso por el número, se quedaron con las ganas. No hubo lugar el pasado sábado a espectáculos denigrantes como el que hemos asistido en España en otras ocasiones –recuerden las imágenes de la tonadillera Isabel Pantoja zarandeada a su salida de los Juzgados-. Espectáculos mediáticos vergonzosos y vergonzantes que nada tienen que ver con impartir Justicia, que es lo que se hace en sala. Los pocos, muy pocos, manifestantes de todos los pelajes, pero siempre de izquierda, que se reunieron con pancartas reivindicativas de dudoso gusto no fueron siquiera avistados por la protagonista del día. Eso que se ahorró la Infanta viendo el nivel exhibido sin pudor en pancartas y cánticos simplones.

Las medidas de seguridad adoptadas por el valiente juez Castro para tratar de impedir grabaciones o filtraciones de la declaración de la hija menor del Rey –muchos de los que claman contra ello no se quejaban tanto cuando antaño se trataba de “no estigmatizar” a Felipe González- sólo tuvieron éxito en parte. Además de una imagen de la Infanta declarando, cuya autoría ya está investigando el juez, sus declaraciones sí fueron filtrándose a las redes sociales, con Twitter como protagonista inevitable, casi a tiempo real. Al tiempo que los inhibidores de frecuencia, que hacen casi imposible la transmisión de datos, lo permitían. Son las nuevas tecnologías.

Así, nos enteramos, que la Infanta, empleada de alto nivel de La Caixa, afirmó no saber nada de lo que acontecía en su casa en el plano financiero. Lo del enamoramiento, además de una gran verdad que trae por la calle de la amargura a la Casa Real, cuya estrategia defensiva primigenia fue la separación de la pareja, es una estrategia jurídica muy bien pergeñada por sus abogados defensores.

Abogados que estos días celebran el que, con casi total seguridad, y al no haberse ratificado totalmente el perito de la acusación particular en su informe, la causa contra la Infanta Cristina será sobreseída, si no por el juez Castro, que es lo más seguro, sí por la instancia judicial superior.

La desimputación, que es un error más en la estrategia de Casa Real, no ha sido demasiado complicada. Al fin y al cabo contaban con el apoyo de todos los abogados defensores personados en la causa, que no son pocos: el nacionalista catalán de tronío y demás letrados, el ministerio de Hacienda y la fiscalía.

Si eso que Su Majestad vuelva a decir lo de que la Justicia es igual para todos. Menos para algunos.

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