Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cesta de Dulcinea
Añiles de Pabormi

Al sol y sola

|

Todos somos cromáticos. Todos somos aroma. Y sensibles al tacto, y memoria de sabores, y eco de antiguos sonidos... Todos somos producto de lo que vieron y percibieron nuestros sentidos en los primeros años. Somos lo que el ambiente ha hecho con nosotros tras preguntar a nuestros genes. Me refiero al recuerdo de nuestra adolescencia, nuestra primera vida asociada al mundo de los sentidos.

Los colores que atraviesan nuestra retina en la infancia nos definen a veces, el añil es uno de ellos si hablamos de La Mancha. El color añil nos tiñe de unas características propias de idiosincrasia, y si lo aplicamos a lo literario y pictórico es un color que va mucho más allá del puro cromatismo, porque una vez que se instala en el corazón a través del tiempo, ya es difícil que la sangre salga roja, será añil creativa y nostálgica, como es el caso de lo que le ha ocurrido a Francisco Rodríguez-Borlado Milla, varios años ha guardado el añil de la creación en su memoria y ahora nos lo hace llegar a sus conciudadanos en forma de libro.

Bienvenido el libro de Relatos de color añil, veinticinco historias y/o conjunto de versos, (que también ahí hace sus pinitos Paco), para demostrar a quienes le conocen que su corazón, ahora añil, no se fue del todo cuando cambió de casa y de comunidad; que si bien el norte de España lo recibió como se merecía en asuntos de prestigio y profesionalidad, por aquí, por su tierra, dejó mucha parte de ese corazón, y ahora ya tiene el corazón añilado, lleno de afecto y bombeando líquido nostálgico a veces en forma de humor, humor manchego y socarrón, o para simplemente narrar por puro gusto un episodio localizado en el tiempo, o para hablar de una gran comunidad con todos sus personajes actuando en su mejor papel, el de su vida, en el gran escenario que es Almagro como ciudad del teatro, o a veces para hacer un justo homenaje a los compañeros que le han tocado en vida y que adelantaron su partida de este mundo.

Agradecimiento azul en forma de libro a su población de nacimiento, Almagro. Luego vendrán otras obras, que más hay esperando en el cajón del escritor, puede que con otras temáticas, o con otros colores de la amplia gama de los tonos de la vida, pero de momento ahí está el añil para demostrar que era necesario expresar con la palabra toda esa gama de sentimientos hacia los demás, hacia el primer colectivo vecinal de sus primeros años de juventud vividos en su tierra.

Añilar, viejo verbo, como antiguo es el uso que nuestras madres daban a la ropa más blanca en la colada, será a partir de ahora, o podría ser, si queremos recordar y sentirnos partícipes de un lugar, aunque no estemos en él, añilar, ese tintar nuestros recuerdos y corazones con el añil querido de pertenencia a un lugar, aunque la vida nos lleve por otros rincones, ya que muy amplia es la gama de tonalidades de la geografía y de la existencia. Relatos en añil, con grandes sentimientos de Pabormi para todos.

Al sol y sola

Añiles de Pabormi
Nieves Fernández
sábado, 25 de enero de 2014, 10:12 h (CET)
Todos somos cromáticos. Todos somos aroma. Y sensibles al tacto, y memoria de sabores, y eco de antiguos sonidos... Todos somos producto de lo que vieron y percibieron nuestros sentidos en los primeros años. Somos lo que el ambiente ha hecho con nosotros tras preguntar a nuestros genes. Me refiero al recuerdo de nuestra adolescencia, nuestra primera vida asociada al mundo de los sentidos.

Los colores que atraviesan nuestra retina en la infancia nos definen a veces, el añil es uno de ellos si hablamos de La Mancha. El color añil nos tiñe de unas características propias de idiosincrasia, y si lo aplicamos a lo literario y pictórico es un color que va mucho más allá del puro cromatismo, porque una vez que se instala en el corazón a través del tiempo, ya es difícil que la sangre salga roja, será añil creativa y nostálgica, como es el caso de lo que le ha ocurrido a Francisco Rodríguez-Borlado Milla, varios años ha guardado el añil de la creación en su memoria y ahora nos lo hace llegar a sus conciudadanos en forma de libro.

Bienvenido el libro de Relatos de color añil, veinticinco historias y/o conjunto de versos, (que también ahí hace sus pinitos Paco), para demostrar a quienes le conocen que su corazón, ahora añil, no se fue del todo cuando cambió de casa y de comunidad; que si bien el norte de España lo recibió como se merecía en asuntos de prestigio y profesionalidad, por aquí, por su tierra, dejó mucha parte de ese corazón, y ahora ya tiene el corazón añilado, lleno de afecto y bombeando líquido nostálgico a veces en forma de humor, humor manchego y socarrón, o para simplemente narrar por puro gusto un episodio localizado en el tiempo, o para hablar de una gran comunidad con todos sus personajes actuando en su mejor papel, el de su vida, en el gran escenario que es Almagro como ciudad del teatro, o a veces para hacer un justo homenaje a los compañeros que le han tocado en vida y que adelantaron su partida de este mundo.

Agradecimiento azul en forma de libro a su población de nacimiento, Almagro. Luego vendrán otras obras, que más hay esperando en el cajón del escritor, puede que con otras temáticas, o con otros colores de la amplia gama de los tonos de la vida, pero de momento ahí está el añil para demostrar que era necesario expresar con la palabra toda esa gama de sentimientos hacia los demás, hacia el primer colectivo vecinal de sus primeros años de juventud vividos en su tierra.

Añilar, viejo verbo, como antiguo es el uso que nuestras madres daban a la ropa más blanca en la colada, será a partir de ahora, o podría ser, si queremos recordar y sentirnos partícipes de un lugar, aunque no estemos en él, añilar, ese tintar nuestros recuerdos y corazones con el añil querido de pertenencia a un lugar, aunque la vida nos lleve por otros rincones, ya que muy amplia es la gama de tonalidades de la geografía y de la existencia. Relatos en añil, con grandes sentimientos de Pabormi para todos.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto