La crisis que desde hace unos meses soporta el histórico Athletic Club de Bilbao se cobró esta semana la víctima que todos esperaban y muchos deseaban: el presidente Lamikiz. Sin embargo, en este momento se plantea la gran cuestión: ¿y ahora qué?

Ahora, de momento, hay más incertidumbre, fundamentalmente por el hecho de que la caída del presidente ha arrastrado a otros cinco directivos, con lo que de acuerdo a los estatutos deberían celebrarse elecciones en caso de que dimitiesen otros dos más.

Curiosamente es esta situación electoral en medio de una mala temporada a nivel deportivo era lo que buena parte de la afición quería evitar, por miedo a que contagiara al equipo y le pusiera más nervioso de lo que ya está, que no es poco.

Y, sin embargo, el escenario electoral a mitad de liga era algo que se veía venir, pues desde el verano se viene procediendo a una recogida de firmas de cara a una moción de censura contra la junta directiva bilbaína, que en caso de triunfar llevaría directamente a la cita con las urnas. En estos momentos se había alcanzado el número de firmas mínimo para realizarla, pero se desconoce si seguirá adelante.

¿Qué es lo mejor para el Athletic? Nadie lo sabe, pues el miedo al descenso, instalado ya la temporada pasada, no sólo no ha desaparecido sino que sigue estando en la mente de todos los seguidores rojiblancos, directivos incluidos. Y de todos es sabido que el miedo impide tomar decisiones, de modo que es probable que se esté cambiando todo para no cambiar nada. Lo que no cambia es la dependencia de la pelotita; en cuanto entre, se acabó la historia. Pero no entra.