Hoy, la prensa publica datos muy llamativos sobre los asalariados. Algunos tienen cierta credibilidad, pero otros dejan mucho que desear. Lo que nos sorprende es que algunos informadores caigan en el error de no analizar esos datos para comprobar las posibles contradicciones que, en este caso, son muchas.

No es llamativo que cada vez haya menos declarantes, sobre todo si tenemos en cuenta que son muchos (y cada día más) los parados que, además de cobrar el paro, trabajan en negro embolsándose sueldos muy atractivos; tales cantidades aumentan porque no hay que descontar IRPF ni pasivos ni gaitas marineras. Es una gran mentira cuando dice el Gobierno que hay seis millones de parados. Ni siquiera se persigue el fraude con convencimiento.

Con esos millones de parados estaríamos en los prolegómenos de una revolución social y la convivencia sería insoportable. Muchas veces el Instituto de Estadística y otros organismos se basan en las cifras y éstas fallan por la base. No hay más que echar una mirada a las cifras de educación: las estadísticas anuales están llenas de errores, porque los programas informáticos no se tratan como es debido y, en muchas ocasiones, nadie adopta actitudes de responsabilidad. ¿Un ejemplo? Castilla y León. Pero hay más.

En esta última comunidad cada vez declara menos gente, hasta el punto que en 2012 se ha perdido un 1% de declarantes y va en aumento. Casi diez mil declarantes han trasladado su residencia a otras comunidades y este dato es muy grave para una comunidad envejecida como Castilla y León; máxime en un momento en que está ‘desmangado’ el tejido productivo, como consecuencia de la deficiente política económica de la Consejería de Economía y la aleatoria política seguida por los sucesivos Ejecutivos de Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera.

No es sorprendente, por otra parte, que Castilla y León ‘exporte’ juventud preparada. Y la comunidad más beneficiada es Madrid. Ello es una prueba más de la falta de infraestructuras industriales en la zona más envejecida de la Unión Europea. Dice la publicación ‘Movilidad del Mercado de Trabajo en las Fuentes Tributarias’ que a Madrid“se desplazaron casi la mitad de todos los trabajadores que salieron en el año 2012”. Ni que decir tiene que eso supone “el doble de los trabajadores que recibió Castilla y León procedentes de la autonomía madrileña (2.188)”.

Si analizamos los datos del mercado de trabajo de Castilla y León, el desmantelamiento del tejido industrial, el abandono de la Universidad, los brutales recortes educativos y la infinidad de deficiencias sanitarias que observamos a diario, entonces sí será una irresponsabilidad y una aberración social volver a votar al Partido Popular; máxime, cuando comprobamos, un día sí y otro también, que han empezado a confundir lo público con lo particular. Al tiempo. Doy fe.