Acabamos de conocer las películas elegidas para representar a nuestro cine en las candidaturas finales a mejor película extranjera a los Oscar y, ciertamente, las cintas elegidas representan lo mejorcito de lo que la variada cinematografía hispana está ofreciendo en nuestras salas últimamente.
Almodóvar, Díaz Yanes y Manuel Huerga han rodado tres grandes películas, especialmente los dos últimos, claras candidatas - cualquiera de las tres - a estatuilla en la gran fiesta del cine americano.
La requeteanunciada Alatriste traslada con notable credibilidad y buena puesta en escena -con alguna excepción- la decadencia del gran Siglo de Oro español (XIX) y la mezquindad de la Corte para con sus más fieles servidores. Que Arturo Pérez Reverte haya dado su placet no es sino un buen indicador de que el film es un reflejo real de lo que el escritor ha venido plasmando en su serie de novelas sobre la época y los personajes.
Y es que el Conde duque de Olivares, Quevedo o el mismo Alatriste cobran una dimensión real en las afortunadas interpretaciones de Javier Cámara, Echanove o el susurrante Mortensen. Pese a navegar durante un tramo sin rumbo fijo, la nave alatristiana consigue llegar a buen puerto, con un final tan verosímil como cruento y épico.
Volver de Almodóvar vuelve a recrear el universo del director manchego, cuyo sello personal se deja notar en toda la película de principio a fin. Lola Dueñas, Penéolope Cruz y Carmen Maura actúan con soltura.
Sería interesante, por otro lado, observar alguna obra del oscarizado director sin la presencia de algún travestido, prostituta o sidoso/a. Ello, no obstante, no empequeñece su buena película, una historia de pueblo, una comedia dramática, ágil y fresca, que entretiene de principio a fin.
Aún me veo sobrecogido en la butaca, con un nudo en la garganta y los ojos humedecidos, tras la obra de Manuel Huerga Salvador; en ella se narra la vida del anarquista Salvador Puig Antich y su salvaje asesinato por el régimen franquista a garrote vil tras un cúmulo de arbitrariedades e irregularidades de todo tipo. La película supone un bárbaro alegato contra la pena de muerte; la última media hora se sufre a base de bien. Por cierto, pese a lo que se ha escrito, no fue el último ‘ajusticiado’ por Franco.
Huerga no mitifica al chaval, magníficamente interpretado por Daniel Brül (Cargo, Goodbye Lenin…), cuenta una historia personal y hasta las hermanas, el padre y el propio guardia Sbaraglia adquieren una humanidad y una naturalidad que emocionan. Cuando el Mal se dibuja de manera tan clara, cualquier ejercicio de neutralidad es una Injusticia en sí mismo.
Pero es que hay más, Azul oscuro casi negro o El método Gronholm, - por citar un par - son grandes films recientes que hablan de la buiena forma de nuestros guionistas y directores. La cantera de nuevos actores tampoco desmerece.
En fin, que parece felizmente pasado a la historia lo de “una españolada”, como lo de “americanada” … ambas expresiones claramente peyorativas. ¿Qué tiene que ver Torrente con Tesis o con Salvador? Felizmente, nada.
Solo hay dos categorías: cine bueno o malo, lo demás son tonterías.