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Una guerra de sangre mezclada por petróleo dejó entre Paraguay y Bolivia una impronta que recién hoy empieza a diluirse

Horacio Cartes con la vista hacia el mar de Bolivia

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Dos países miserables, expoliados y mediterráneos de Sudamérica se enfrentaron de 1932 a 1935 en lo que alguien llamó “guerra de soldados desnudos”. Paraguay y Bolivia, en la inmensidad desértica del Chaco, sangraron por las venas de sus soldados que luchaban por tierra sin tener tierra.

Entre los pliegues de las banderas que agitaban reivindicaciones patrióticas en ambos países, se ocultaban los intereses de las petroleras Standard Oil y Shell. Que aquella matanza tenía poco que ver con intereses nacionales de Bolivia y Paraguay se descubrió décadas más tarde, cuando los documentos fueron desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano.

El profesor de la Universidad de Michigan, Leslie B. Rout, publicó su tesis con los documentos desclasificados y echó luz sobre los misterios que había dejado tan absurdo belicismo. La participación del delegado Spruille Braden al frente de la comisión que negoció la paz y los límites entre Bolivia y Paraguay, hablaba a las claras de quiénes habían manejado los hilos de las marionetas.

Todo indicaba que lo que había estado en juego era el subsuelo del Chaco, y que las petroleras del norte habían decidido meter en él sus garras, sea cual fuere el resultado de la guerra.

Finalmente, tras interminables décadas de manipulaciones y fantasmas de aquel enfrentamiento, el gobierno del presidente paraguayo Horacio Cartes ha decidido dar vuelta la página.

Durante su reciente encuentro con el presidente Evo Morales en La Paz, Cartes se comprometió a impulsar el reconocimiento de Bolivia como miembro pleno del MERCOSUR. Poco después, el senado paraguayo aprobó la presencia venezolana en el bloque, a pedido del presidente de la república.

El gobierno paraguayo negó cualquier negociación secreta al respecto, y se enfatizó que mendigar alguna compensación a cambio del regreso al MERCOSUR es lo que hubiera dejado la dignidad nacional del país por el suelo.

Según fuentes oficiales paraguayas, debe recuperarse todo el tiempo perdido con Bolivia a causa de la fragmentación de la patria grande y el estigma bélico. La cancillería paraguaya consideró ineludible que en su momento se trate la ampliación del MERCOSUR y se incluya a Bolivia..

El presidente Horacio Cartes abogó por el derecho al mar que tiene Bolivia, y recibió al respecto la total confianza del presidente Evo Morales. Se destacó que las economías de ambas naciones son complementarias, y se instó a superar la tibieza en las relaciones.

Durante su reciente visita al presidente Mujica en Montevideo, Cartes agradeció el ofrecimiento uruguayo de una salida al mar para su país a través del futuro puerto de aguas profundas de Rocha. El presidente uruguayo señaló en varias oportunidades que pretende darle un carácter regional a dicha terminal.

En Uruguay, Cartes había señalado que era partidario de que los presidentes sudamericanos se sienten a hablar entre todos, para hacer números y analizar el interés común. También dejó en claro que todo lo que sea integración, tiene no solamente la aprobación, sino la profunda admiración y todo el apoyo del Paraguay.

Dijo Borges que en lugar de pelear por las Malvinas, ingleses y argentinos deberían regalar esas islas a Bolivia. Todo parece que indicar que Bolivia llegará finalmente al mar, pero no debido a presente alguno.

Escribió un poeta que al igual que los marineros, el mar también elige un puerto a donde morir. Integración mediante, no faltará a sus aguas Bolivia como destino.

Horacio Cartes con la vista hacia el mar de Bolivia

Una guerra de sangre mezclada por petróleo dejó entre Paraguay y Bolivia una impronta que recién hoy empieza a diluirse
Luis Agüero Wagner
martes, 17 de diciembre de 2013, 08:32 h (CET)
Dos países miserables, expoliados y mediterráneos de Sudamérica se enfrentaron de 1932 a 1935 en lo que alguien llamó “guerra de soldados desnudos”. Paraguay y Bolivia, en la inmensidad desértica del Chaco, sangraron por las venas de sus soldados que luchaban por tierra sin tener tierra.

Entre los pliegues de las banderas que agitaban reivindicaciones patrióticas en ambos países, se ocultaban los intereses de las petroleras Standard Oil y Shell. Que aquella matanza tenía poco que ver con intereses nacionales de Bolivia y Paraguay se descubrió décadas más tarde, cuando los documentos fueron desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano.

El profesor de la Universidad de Michigan, Leslie B. Rout, publicó su tesis con los documentos desclasificados y echó luz sobre los misterios que había dejado tan absurdo belicismo. La participación del delegado Spruille Braden al frente de la comisión que negoció la paz y los límites entre Bolivia y Paraguay, hablaba a las claras de quiénes habían manejado los hilos de las marionetas.

Todo indicaba que lo que había estado en juego era el subsuelo del Chaco, y que las petroleras del norte habían decidido meter en él sus garras, sea cual fuere el resultado de la guerra.

Finalmente, tras interminables décadas de manipulaciones y fantasmas de aquel enfrentamiento, el gobierno del presidente paraguayo Horacio Cartes ha decidido dar vuelta la página.

Durante su reciente encuentro con el presidente Evo Morales en La Paz, Cartes se comprometió a impulsar el reconocimiento de Bolivia como miembro pleno del MERCOSUR. Poco después, el senado paraguayo aprobó la presencia venezolana en el bloque, a pedido del presidente de la república.

El gobierno paraguayo negó cualquier negociación secreta al respecto, y se enfatizó que mendigar alguna compensación a cambio del regreso al MERCOSUR es lo que hubiera dejado la dignidad nacional del país por el suelo.

Según fuentes oficiales paraguayas, debe recuperarse todo el tiempo perdido con Bolivia a causa de la fragmentación de la patria grande y el estigma bélico. La cancillería paraguaya consideró ineludible que en su momento se trate la ampliación del MERCOSUR y se incluya a Bolivia..

El presidente Horacio Cartes abogó por el derecho al mar que tiene Bolivia, y recibió al respecto la total confianza del presidente Evo Morales. Se destacó que las economías de ambas naciones son complementarias, y se instó a superar la tibieza en las relaciones.

Durante su reciente visita al presidente Mujica en Montevideo, Cartes agradeció el ofrecimiento uruguayo de una salida al mar para su país a través del futuro puerto de aguas profundas de Rocha. El presidente uruguayo señaló en varias oportunidades que pretende darle un carácter regional a dicha terminal.

En Uruguay, Cartes había señalado que era partidario de que los presidentes sudamericanos se sienten a hablar entre todos, para hacer números y analizar el interés común. También dejó en claro que todo lo que sea integración, tiene no solamente la aprobación, sino la profunda admiración y todo el apoyo del Paraguay.

Dijo Borges que en lugar de pelear por las Malvinas, ingleses y argentinos deberían regalar esas islas a Bolivia. Todo parece que indicar que Bolivia llegará finalmente al mar, pero no debido a presente alguno.

Escribió un poeta que al igual que los marineros, el mar también elige un puerto a donde morir. Integración mediante, no faltará a sus aguas Bolivia como destino.

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