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Nazareth Heredia

Otra vez la misma historia

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Si los seguidores del Real Madrid esperaban ver algo diferente este año en el equipo, han empezado bastante mal. Desde que en pretemporada perdieran el Carranza, los merengues no han sido capaces de remontar el vuelo. La victoria contra el Levante no es sinónimo de nada, ya que, sin ánimo de ofender a nadie, el conjunto acaba de ascender a Primera.

Otra vez se repite la misma historia. El club está lleno de figuritas, de jugadores que valen millones de euros y por los que se ha peleado a no poder más. Sin embargo, los chavales (y los no tan chavales), no dan la talla; o quizás sea el conjunto. Un equipo es eso, un equipo, no once hombres que juegan cada uno a lo suyo. Y parece ser que Capello no acaba de cogerle el truco a la defensa. Desastrosa. Ni Cannavaro, ni una legión de romanos; lo de este club parece más bien una muralla de plumas.

La desesperación se pudo ver el miércoles en las caras de Ramos o Casillas y Diarra no llegó a entender en hora y media de juego dónde estaban sus compañeros. Esto es un club de campeones, de estrellas; el mejor equipo del siglo XX. Pero bueno, ya estamos en el XXI y quizás por eso las cosas han cambiado un poco. La competitividad en el fútbol y en concreto en la Liga Española ha crecido. Ya hay que tener miedo de cualquier conjunto y desde luego, al Real Madrid cada día se le tiene menos.

Equipos como el Barcelona o el Valencia han sabido formar un grupo unido donde nadie es imprescindible. Sus entrenadores cuentan con dos jugadores titulares por posición y todos rinden lo que deben en sus puestos, lo que aumenta el esfuerzo y la calidad por el simple de hecho de querer estar cuando el partido comience. El truco del fútbol está en hacer que la pelota se juegue, en ayudar al compañero, en correr lo que sea necesario y en compenetrarse. Al Madrid le falta mucho para ser un equipo sólido y en el que se pueda confiar.

Aún quedan 36 partidos de Liga, pero hay que empezar a sumar puntos ahora, para cuando lleguen las “vacas flacas”; ya saben, esas rachas donde cuesta ganar. Aunque los merengues no son los únicos así. Sin movernos de Madrid, veamos al Atleti. Un gran equipo con jugadores sorprendentes, pero que no acaba de gustar, ya lleva dos temporadas.

Y es que en este fútbol que se practica en España, lo que prima es el conjunto, el compañerismo y el saber que nadie es imprescindible. Hay que rendir al máximo para ganarte un puesto de titular y por supuesto, aceptar la decisión de no estar en un once inicial. Apoyar a los compañeros y parecer una piña; eso que parecen el Sevilla, el Celta, el Valencia, el Barça o el Deportivo.

Otra vez la misma historia

Nazareth Heredia
Nazareth Heredia
sábado, 16 de septiembre de 2006, 22:15 h (CET)
Si los seguidores del Real Madrid esperaban ver algo diferente este año en el equipo, han empezado bastante mal. Desde que en pretemporada perdieran el Carranza, los merengues no han sido capaces de remontar el vuelo. La victoria contra el Levante no es sinónimo de nada, ya que, sin ánimo de ofender a nadie, el conjunto acaba de ascender a Primera.

Otra vez se repite la misma historia. El club está lleno de figuritas, de jugadores que valen millones de euros y por los que se ha peleado a no poder más. Sin embargo, los chavales (y los no tan chavales), no dan la talla; o quizás sea el conjunto. Un equipo es eso, un equipo, no once hombres que juegan cada uno a lo suyo. Y parece ser que Capello no acaba de cogerle el truco a la defensa. Desastrosa. Ni Cannavaro, ni una legión de romanos; lo de este club parece más bien una muralla de plumas.

La desesperación se pudo ver el miércoles en las caras de Ramos o Casillas y Diarra no llegó a entender en hora y media de juego dónde estaban sus compañeros. Esto es un club de campeones, de estrellas; el mejor equipo del siglo XX. Pero bueno, ya estamos en el XXI y quizás por eso las cosas han cambiado un poco. La competitividad en el fútbol y en concreto en la Liga Española ha crecido. Ya hay que tener miedo de cualquier conjunto y desde luego, al Real Madrid cada día se le tiene menos.

Equipos como el Barcelona o el Valencia han sabido formar un grupo unido donde nadie es imprescindible. Sus entrenadores cuentan con dos jugadores titulares por posición y todos rinden lo que deben en sus puestos, lo que aumenta el esfuerzo y la calidad por el simple de hecho de querer estar cuando el partido comience. El truco del fútbol está en hacer que la pelota se juegue, en ayudar al compañero, en correr lo que sea necesario y en compenetrarse. Al Madrid le falta mucho para ser un equipo sólido y en el que se pueda confiar.

Aún quedan 36 partidos de Liga, pero hay que empezar a sumar puntos ahora, para cuando lleguen las “vacas flacas”; ya saben, esas rachas donde cuesta ganar. Aunque los merengues no son los únicos así. Sin movernos de Madrid, veamos al Atleti. Un gran equipo con jugadores sorprendentes, pero que no acaba de gustar, ya lleva dos temporadas.

Y es que en este fútbol que se practica en España, lo que prima es el conjunto, el compañerismo y el saber que nadie es imprescindible. Hay que rendir al máximo para ganarte un puesto de titular y por supuesto, aceptar la decisión de no estar en un once inicial. Apoyar a los compañeros y parecer una piña; eso que parecen el Sevilla, el Celta, el Valencia, el Barça o el Deportivo.

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