Todos hacen lo mismo cuando llegan al poder: jugar a la ruleta rusa con las miserias de la gente. La ministra Salgado veía brotes verdes donde solo había parados, crisis, indigencia y pobreza; y el ministro Guindos (del que siempre sería fácil hacer una frase hecha con su nombre) ve creación de empleo y patatín patatán con las previsiones macroeconómicas.
Las previsiones son algo que le gusta mucho hacer a los economistas. Siempre están haciendo previsiones, pero nunca aciertan. Si hiciéramos una estadística de los incumplimientos veríamos que los economistas son las personas que más hierran, eso sí, a toro pasado o como diría Kant, a posteriori, justifican todo lo que haya que justificar.
El anuncio de que España en el tercer trimestre ha dejado la recesión al sobrepasar el cero en una décima, está generando una salida en tromba de ministros del gobierno dándose abrazos y encantados de haberse conocido.
La realidad es que la economía mundial es un endémico enfermo muy frágil al que cualquier catarro genera un tsunami en tromba provocando sobre los países más debilitados (España) una nueva recaída. Esto deberían saberlo los economistas que rigen nuestros destinos, pero se están apuntando a los fuegos de artificio: “A lo caña silbada de artificio/rastro, si no evasión, de un suceso/ bajaré contra el peso de mi peso:/ simulación del náutico ejercicio”, decía Miguel Hernández en Perito en Lunas.
Y, hay mucho de artificio, pero los que no están en ese artificio de la política son las familias que no tienen nada, que deben ir a los comedores sociales para poder echarse algo a la boca. En los informes que presenta Cáritas sobre la realidad social constata ua aumento de la pobreza, la desigualdad y la injusticia social, solo comparable a la posguerra española. Una pobreza más intensa, extensa y crónica. Más de un millón de personas acudieron a las puertas de las parroquias y diócesis pidiendo comida, buscando ropa y calzado. El problema real es que el paro afecta en un alto porcentaje a cabezas de familia, a los principales sustentadores económicos de un hogar, por lo que las consecuencias son más violentas y dramáticas.
El triunfo del neoliberalismo ha arrasado las economías del Sur con un plan de ajuste estructural trágico y una demolición de los sistemas públicos de protección. ¿Dónde está, dónde estará la protección que el Estado de Bienestar generaba a los más débiles?.
Ha desaparecido porque al o que asistimos es a la refundación del capitalismo (en esa nueva lucha de clases) sustentado sobre la acumulación por desposesión de todos estos derechos que había generado el Estado de Bienestar.