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Antonio Valencia

Por no irse a tiempo

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El pasado miércoles la selección española de fútbol cosechó una derrota de las "históricas" ante Irlanda del Norte, es decir, de esas que suelen tener como consecuencia más o menos directa el cese del seleccionador vigente. Con todo, ¿hasta qué punto es responsabilidad del entrenador la actitud o el rendimiento de los jugadores?

Mirando el partido con frialdad, la verdad es que España no jugó tan mal como para perder. Uno recuerda partido mucho peores saldados con victoria o derrotas por el mismo resultado pero mucho más sonrojantes porque ahí sí que el equipo estuvo realmente mal, como fue el caso de Chipre, que marcó el final de la "era Clemente"

Hay partidos que se pierden porque el contrario es superior, otros porque el equipo juega mal y otros por fallos puntuales. Este último fue el caso de Windsor Park, donde España cayó por tres fallos puntuales (y muy graves) como el de Xabi Alonso en el primer gol, el de los centrales en el tercero y el despiste general del segundo.

Por eso no me acaba de gustar la teoría del cese del entrenador por este resultado, porque no le considero responsable de fallos defensivos puntuales, que al fin y a la postre fueron los que decidieron el partido. Sin embargo, sí le considero responsable de no haber salido con extremos claros, que es como siempre se le jugó (y con cierto éxito) a Irlanda del Norte, en detrimento del 4-3-3, que pecó de cargar excesivamente el juego por el centro.

En cualquier caso, si se produce finalmente el cese o dimisión o lo que sea de Luis Aragonés (después de la salida de Clemente de la selección, uno ya no sabe que término debe usar) será por lo mismo por lo que la dejó (o le obligaron, o...) el de Barakaldo: por no haberse ido a tiempo. Es decir, Aragonés debió irse tras el Mundial, como el mismo prometió, para no arrastrar el desencanto de Alemania a esta fase de clasificación, que es lo mismo que le pasó a Clemente tras el mundial de Francia.

Dicen que la historia se repite, y que el que no aprende sus lecciones está condenado a repetirla. Parece que dicen bien.

Por no irse a tiempo

Antonio Valencia
Antonio Valencia
sábado, 9 de septiembre de 2006, 20:31 h (CET)
El pasado miércoles la selección española de fútbol cosechó una derrota de las "históricas" ante Irlanda del Norte, es decir, de esas que suelen tener como consecuencia más o menos directa el cese del seleccionador vigente. Con todo, ¿hasta qué punto es responsabilidad del entrenador la actitud o el rendimiento de los jugadores?

Mirando el partido con frialdad, la verdad es que España no jugó tan mal como para perder. Uno recuerda partido mucho peores saldados con victoria o derrotas por el mismo resultado pero mucho más sonrojantes porque ahí sí que el equipo estuvo realmente mal, como fue el caso de Chipre, que marcó el final de la "era Clemente"

Hay partidos que se pierden porque el contrario es superior, otros porque el equipo juega mal y otros por fallos puntuales. Este último fue el caso de Windsor Park, donde España cayó por tres fallos puntuales (y muy graves) como el de Xabi Alonso en el primer gol, el de los centrales en el tercero y el despiste general del segundo.

Por eso no me acaba de gustar la teoría del cese del entrenador por este resultado, porque no le considero responsable de fallos defensivos puntuales, que al fin y a la postre fueron los que decidieron el partido. Sin embargo, sí le considero responsable de no haber salido con extremos claros, que es como siempre se le jugó (y con cierto éxito) a Irlanda del Norte, en detrimento del 4-3-3, que pecó de cargar excesivamente el juego por el centro.

En cualquier caso, si se produce finalmente el cese o dimisión o lo que sea de Luis Aragonés (después de la salida de Clemente de la selección, uno ya no sabe que término debe usar) será por lo mismo por lo que la dejó (o le obligaron, o...) el de Barakaldo: por no haberse ido a tiempo. Es decir, Aragonés debió irse tras el Mundial, como el mismo prometió, para no arrastrar el desencanto de Alemania a esta fase de clasificación, que es lo mismo que le pasó a Clemente tras el mundial de Francia.

Dicen que la historia se repite, y que el que no aprende sus lecciones está condenado a repetirla. Parece que dicen bien.

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