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El poeta tocado por los dioses

Conociendo a Ángel Padilla

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Para él:


"Toda mi línea de camino rojo de corazón es por los animales, por salvar esta Tierra y este cielo, y por la quizá torpe idea de creer que el animal humano puede abrir los ojos en los ojos"...


Ángel Padilla, luchador por todo el mundo animal, jamás olvidando toros y caballos. Demuestra genio, coraje y mucho amor. Es realmente un amigo, hermano, y como su nombre indica, un ángel caído del cielo para ayudarles.


Valenciano de nacimiento, ganador de diversos premios, referente en aulas universitarias, ha conseguido además que sus poemas sean amados y solicitados por cantautores.


Lo mejor hoy en día, con tanta confusión, caos, corrupción y pérdida de valores, es hablar de y con los ángeles, que a pesar de todo aún moran en esta tierra y en este caso en Valencia, la tierra de las naranjas.


Para Ángel Padilla:


La literatura es una voz, que es de muchas y muchos, de millones que habitan vivos esta tierra y de otras tantas y tantos que ya no están en pie pero usan mis cuerdas.


Se puede mejorar el mundo de los animales en España fomentando el veganismo, dando charlas en centros escolares, institutos, universidades, que ya damos, pero que hay que multiplicar. Realizando acción directa. Acciones novedosas, renovando la visión de los animalistas en las calles. La títpica manifestación ya no vale de nada. PACMA moviliza a miles de personas dos veces al año o una, sale en la tele mientras en sus casas la gente se come a láminas a un animal que ha vivido un infierno hasta llegar a sus platos y dicen: yo estoy en contra del sufrimiento animal. Eso ya no vale.


Amar la vida, a los animales, considero es cosa de inteligencia básica. De sentido común. Quien no ama no está sano. Pero hay una trampa en decir aquello de amante de los animales. Los obreros y obreras de la liberación animal buscamos justicia, y da igual que amemos más o menos a los animales. De hecho, al final lo que buscamos es que ellas y ellos retornen a sus hábitats, lejos de nosotros. Porque el peor de sus males históricos fue ese “amor” falso que el humano dice tenerles para darles uso y abuso. Yo los amo. Pero los amo libres.


Tengo varios premios literarios, pero no quisiera decirlos porque sé que son una pantomima. Gente con visiones distintas del arte opinando de otras y otros, es absurdo. Hay sitios en la red donde aparece mi currículo literario y salen dichos premios más sobresalientes -los otros, segundos, terceros, accésits, etc., los obvio. Y cuando los pongo es por estrategia, porque en esta sociedad del “ser alguien” importan estas cosas. Los uso cuando quiero lograr colocar algo en prensa o en algún lugar de la Cultura, donde pueda llegar al micro y hablar por ellas/os. Mi mayor premio ahora es que me dejes expresarme, por todas las flores, por el mar, por tu corazón y por el de todos nosotros, para que haya un mañana, todas, todos, ese alba de jaulas todas abiertas a todo lo alto del cielo será el Diploma de premio más hermoso. Y será conjunto.


Colaboro con todas las asociaciones animalistas que lo requieran, apoyo con mis textos para que puedan leerlos, o leerlos yo en manifestaciones y encuentros culturales, en revistas, webs, etc. Invento movilizaciones, pido ayuda a mis colegas, activistas casi siempre mujeres, y generamos una acción, siempre fresca, creativa y buscando con sus contenidos que la prensa la recoja. Desgraciadamente, en esta época, lo que no sale en la tele o en los periódicos, no existe.


Hay asociaciones, las bienestaristas, con las que colaboro cada vez menos, porque con su petición constante del “buen trato” a los seres sin exigir la abolición de la propiedad de todos los seres, y con su petición de la buena muerte -no existe el buen crimen- y del bienestar animal en las ganaderías industriales -no existe el buen esclavismo-, son contrarias al avance de la liberación animal real, eternizan la cosificación de los animales.


El mejor premio que recibo es el de las personas que a través de la red me han dicho que con tal o cual poema o escuchando o viendo tal o cual entrevista mía, decidieron, al fin, tornarse veganos. El cariño que me muestran, el respeto que siento me tienen. Para mí es un premio muy especial algo que me ha dicho mucha gente: yo no leo poesía, pero lo tuyo sí lo leo, porque me llega. En abierto, el mayor premio recibido para mí dado en esta Vida es encontrar a mi mujer, Iratxe. Ahora para mí todo tiene su sentido y, como dice Amaral en una de sus canciones, sin ella no soy nada. Lo juro con la mano en el fuego.


He visto manifestaciones que andaban lentas y onerosas, desnortadas hasta que he gritado mis poemas. O alguna otra u otro hermano han hecho volar la luz de ciertas palabras. Falso es que el arte, la literatura, sean entretenimiento; hoy, más que nunca, son magia que otorga fuerza, abre ojos y caminos.


Vivo con la letrada animalista Iratxe Arruti Elguezabal, letrada con 24 años de ejercicio en la abogacía de lo penal, defiende a animales humanos y a no humanos. Ambos luchamos para la liberación de la cadena del Estado hacia todas las casas y por la apertura de todas las cárceles de animales. Somos insumisos. Resultado de una evolución que cada vez crece en más cabezas y cuyo empuje feroz ni sueñan que se producirá los domadores, amos, políticos y los que generan el guión del mundo desde sus cómodos sillones especistas y destructores del planeta Agua.


No tengo hijos humanos. Si quisiera tenerlos, buscaría la opción de la adopción. En tanto haya tantos niños sin padres en este mundo, y a la vista de la masificación catastrófica del planeta, gestar nuevos nacidos humanos es algo más que preocupante. Les diría exactamente lo que reflejo en mi poema “Si vas a tener hijos, diles”, que gusta mucho a la gente. Un fragmento: “Si vas a tener hijos, diles/ que, aquí, vale tanto el pétalo de una flor como uno de sus dedos. / Que sean respetuosos/ con todo lo que existe/ y hasta con los objetos, los objetos/ surgieron de la tierra, que está viva.”


Mi mensaje para los lectores de Redacción SXXI es: lo primero, dejen de comerse a los animales. Ellos quieren sus vidas. Ellos no les molestan a ustedes, déjenlos en paz ustedes a ellos. Hay que decir que el veganismo, ya no lo pueden ocultar las entidades responsables de la salud en el mundo, no sólo es la alimentación que nos corresponde por nuestra constitución corporal -no tenemos dientes para desgarrar, tenemos que freír la carne, no la comemos cruda como el tigre, que sí es carnívoro...- sino que es altamente cancerígena y generadora de un sinfín de disfunciones cardiovasculares que devienen mortales para el organismo en que transitan.


Les invito a pensar en ellos mismos. ¿Les gustaría nacer y morir dentro de un sucio barracón hacinados junto a otros que lloran, sin ver la luz del sol, sólo por el capricho egoísta de ser comidos por otros seres, que para colmo tienen otra opción más sana para ellos de alimentación? ¿Os gustaría ser propiedad de alguien? ¿Os gustaría que para que otros disfruten vosotros sintáis agudo dolor y lloréis? El miedo es un sentimiento que todos los seres de este universo sentimos por igual, la esperanza, la felicidad, el deseo de existir, de vivir, de paz. Que para nuestra paz, la de otros no se vea arrasada.


Gracias por tu tiempo Ángel, te felicito por tu labor y tu lucha que sé, ya está dando buenos frutos. 

Conociendo a Ángel Padilla

El poeta tocado por los dioses
Aurora Peregrina Varela Rodriguez
domingo, 3 de noviembre de 2019, 10:00 h (CET)

Para él:


"Toda mi línea de camino rojo de corazón es por los animales, por salvar esta Tierra y este cielo, y por la quizá torpe idea de creer que el animal humano puede abrir los ojos en los ojos"...


Ángel Padilla, luchador por todo el mundo animal, jamás olvidando toros y caballos. Demuestra genio, coraje y mucho amor. Es realmente un amigo, hermano, y como su nombre indica, un ángel caído del cielo para ayudarles.


Valenciano de nacimiento, ganador de diversos premios, referente en aulas universitarias, ha conseguido además que sus poemas sean amados y solicitados por cantautores.


Lo mejor hoy en día, con tanta confusión, caos, corrupción y pérdida de valores, es hablar de y con los ángeles, que a pesar de todo aún moran en esta tierra y en este caso en Valencia, la tierra de las naranjas.


Para Ángel Padilla:


La literatura es una voz, que es de muchas y muchos, de millones que habitan vivos esta tierra y de otras tantas y tantos que ya no están en pie pero usan mis cuerdas.


Se puede mejorar el mundo de los animales en España fomentando el veganismo, dando charlas en centros escolares, institutos, universidades, que ya damos, pero que hay que multiplicar. Realizando acción directa. Acciones novedosas, renovando la visión de los animalistas en las calles. La títpica manifestación ya no vale de nada. PACMA moviliza a miles de personas dos veces al año o una, sale en la tele mientras en sus casas la gente se come a láminas a un animal que ha vivido un infierno hasta llegar a sus platos y dicen: yo estoy en contra del sufrimiento animal. Eso ya no vale.


Amar la vida, a los animales, considero es cosa de inteligencia básica. De sentido común. Quien no ama no está sano. Pero hay una trampa en decir aquello de amante de los animales. Los obreros y obreras de la liberación animal buscamos justicia, y da igual que amemos más o menos a los animales. De hecho, al final lo que buscamos es que ellas y ellos retornen a sus hábitats, lejos de nosotros. Porque el peor de sus males históricos fue ese “amor” falso que el humano dice tenerles para darles uso y abuso. Yo los amo. Pero los amo libres.


Tengo varios premios literarios, pero no quisiera decirlos porque sé que son una pantomima. Gente con visiones distintas del arte opinando de otras y otros, es absurdo. Hay sitios en la red donde aparece mi currículo literario y salen dichos premios más sobresalientes -los otros, segundos, terceros, accésits, etc., los obvio. Y cuando los pongo es por estrategia, porque en esta sociedad del “ser alguien” importan estas cosas. Los uso cuando quiero lograr colocar algo en prensa o en algún lugar de la Cultura, donde pueda llegar al micro y hablar por ellas/os. Mi mayor premio ahora es que me dejes expresarme, por todas las flores, por el mar, por tu corazón y por el de todos nosotros, para que haya un mañana, todas, todos, ese alba de jaulas todas abiertas a todo lo alto del cielo será el Diploma de premio más hermoso. Y será conjunto.


Colaboro con todas las asociaciones animalistas que lo requieran, apoyo con mis textos para que puedan leerlos, o leerlos yo en manifestaciones y encuentros culturales, en revistas, webs, etc. Invento movilizaciones, pido ayuda a mis colegas, activistas casi siempre mujeres, y generamos una acción, siempre fresca, creativa y buscando con sus contenidos que la prensa la recoja. Desgraciadamente, en esta época, lo que no sale en la tele o en los periódicos, no existe.


Hay asociaciones, las bienestaristas, con las que colaboro cada vez menos, porque con su petición constante del “buen trato” a los seres sin exigir la abolición de la propiedad de todos los seres, y con su petición de la buena muerte -no existe el buen crimen- y del bienestar animal en las ganaderías industriales -no existe el buen esclavismo-, son contrarias al avance de la liberación animal real, eternizan la cosificación de los animales.


El mejor premio que recibo es el de las personas que a través de la red me han dicho que con tal o cual poema o escuchando o viendo tal o cual entrevista mía, decidieron, al fin, tornarse veganos. El cariño que me muestran, el respeto que siento me tienen. Para mí es un premio muy especial algo que me ha dicho mucha gente: yo no leo poesía, pero lo tuyo sí lo leo, porque me llega. En abierto, el mayor premio recibido para mí dado en esta Vida es encontrar a mi mujer, Iratxe. Ahora para mí todo tiene su sentido y, como dice Amaral en una de sus canciones, sin ella no soy nada. Lo juro con la mano en el fuego.


He visto manifestaciones que andaban lentas y onerosas, desnortadas hasta que he gritado mis poemas. O alguna otra u otro hermano han hecho volar la luz de ciertas palabras. Falso es que el arte, la literatura, sean entretenimiento; hoy, más que nunca, son magia que otorga fuerza, abre ojos y caminos.


Vivo con la letrada animalista Iratxe Arruti Elguezabal, letrada con 24 años de ejercicio en la abogacía de lo penal, defiende a animales humanos y a no humanos. Ambos luchamos para la liberación de la cadena del Estado hacia todas las casas y por la apertura de todas las cárceles de animales. Somos insumisos. Resultado de una evolución que cada vez crece en más cabezas y cuyo empuje feroz ni sueñan que se producirá los domadores, amos, políticos y los que generan el guión del mundo desde sus cómodos sillones especistas y destructores del planeta Agua.


No tengo hijos humanos. Si quisiera tenerlos, buscaría la opción de la adopción. En tanto haya tantos niños sin padres en este mundo, y a la vista de la masificación catastrófica del planeta, gestar nuevos nacidos humanos es algo más que preocupante. Les diría exactamente lo que reflejo en mi poema “Si vas a tener hijos, diles”, que gusta mucho a la gente. Un fragmento: “Si vas a tener hijos, diles/ que, aquí, vale tanto el pétalo de una flor como uno de sus dedos. / Que sean respetuosos/ con todo lo que existe/ y hasta con los objetos, los objetos/ surgieron de la tierra, que está viva.”


Mi mensaje para los lectores de Redacción SXXI es: lo primero, dejen de comerse a los animales. Ellos quieren sus vidas. Ellos no les molestan a ustedes, déjenlos en paz ustedes a ellos. Hay que decir que el veganismo, ya no lo pueden ocultar las entidades responsables de la salud en el mundo, no sólo es la alimentación que nos corresponde por nuestra constitución corporal -no tenemos dientes para desgarrar, tenemos que freír la carne, no la comemos cruda como el tigre, que sí es carnívoro...- sino que es altamente cancerígena y generadora de un sinfín de disfunciones cardiovasculares que devienen mortales para el organismo en que transitan.


Les invito a pensar en ellos mismos. ¿Les gustaría nacer y morir dentro de un sucio barracón hacinados junto a otros que lloran, sin ver la luz del sol, sólo por el capricho egoísta de ser comidos por otros seres, que para colmo tienen otra opción más sana para ellos de alimentación? ¿Os gustaría ser propiedad de alguien? ¿Os gustaría que para que otros disfruten vosotros sintáis agudo dolor y lloréis? El miedo es un sentimiento que todos los seres de este universo sentimos por igual, la esperanza, la felicidad, el deseo de existir, de vivir, de paz. Que para nuestra paz, la de otros no se vea arrasada.


Gracias por tu tiempo Ángel, te felicito por tu labor y tu lucha que sé, ya está dando buenos frutos. 

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