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Etiquetas | Change.org | Encuestas | Actuable
Entrevista a Francisco Polo, director de la plataforma de peticiones 'online' Change.org

"Nuestra misión es empoderar a la gente para que pueda provocar los cambios que quiere ver"

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A sus 32 años, Francisco Polo ha fundado Actuable, primera plataforma de peticiones 'online' en España, que se fusionó con Change.org, la mayor del mundo dedicada a este fin, de la que actualmente es director en España. La vocación de Polo por lo social es un interés que le viene de la niñez.

Su vocación por el cambio social es temprana, ¿cómo surge?

Nace de muy pequeñito. Cuando estaba en el colegio en Gerona, venía una señora a nuestra clase a explicarnos cómo estaban los niños en África y contaba cosas terribles, como que comían tierra para calmar el hambre. Como era un niño, yo pensaba que el ‘presidente del mundo’ debía coger de donde sobraba para ponerlo donde faltaba y solucionar eso. Pero me di cuenta de que no era tan fácil llegar a ‘presidente del mundo’ y decidí empezar con otras cosas más sencillas como hacer papel reciclado, o plantar los árboles que daban las peras que comía.

Cofundó un grupo de Amnistía Internacional en Barcelona, que llegó a liderar. ¿Cuál era su trabajo?

Mi labor en el voluntariado empezó cuando tenía 16 años, primero en la Cruz Roja, en el ámbito social y el de la cooperación internacional y, al cabo de dos años, a los 18, empecé a colaborar con Amnistía Internacional en la facultad y fui coordinador durante un par de años del que fue el primer grupo de esa ONG en una universidad en España. Mi objetivo era maximizar el impacto de un pequeño grupo como aquel, y conseguir, por el ‘mismo precio’, entre comillas, organizar una conferencia para 400 personas en lugar de una para 20. Para ello, en lugar de traer a alguien de la ciudad para hablar de los derechos humanos, pedíamos que viniera a un español que había estado en el corredor de la muerte para que contara esa experiencia. Ese ha sido un 'leitmotiv' de mi vida, no ponerme barreras a mí mismo y llevar las cosas un poco más allá, ahí está el origen de ‘Actuable’, que une mis dos pasiones: el cambio social y empoderar a la gente para poder llevarlo a cabo, y el ámbito de la tecnología e Internet.

Al terminar su carrera de derecho inicia a través de su blog una campaña contra las bombas de racimo, y su vida da un giro…

Tenía claro que quería dedicarme a temas sociales y de derechos humanos. Pensé en seguir estudiando para convertirme en diplomático e ingresar en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, que era donde pensaba que podía tener más impacto y con lo que estaba más sensibilizado. Pero me di cuenta de que los cambios que yo quería provocar podía conseguirlos más rápido. Tenía prisa por cambiar las cosas. Había sido buen estudiante y pasado mucho tiempo estudiando, pero entonces lo que quería era provocar cambios concretos, soy una persona de acción.

A través de mi blog, con el que al cabo de los años había conseguido cierta notoriedad en el ámbito de los derechos humanos, inicié una campaña contra las bombas de racimo, porque España fabricaba, almacenaba y vendía esta arma ilegal según el derecho internacional humanitario y, al mismo tiempo, estaba en el proceso internacional para prohibirlas, pero quería introducir una cláusula por la que las bombas de racimo con un sistema de seguridad, que producía una fábrica de Zaragoza, quedaran fuera del tratado. A mí eso me parecía una barbaridad, por lo que lancé una campaña en contra a través de mi blog, a la que se sumaron miles de personas. Enviamos miles de correos al Congreso de los Diputados y en unas dos semanas ocurrió lo impensable: el Gobierno español decidió cambiar su postura en esa Convención Internacional y comprometerse a prohibir las bombas de racimo. Entonces aún no existían las redes sociales como tal.

¿Ese fue el germen de ‘Actuable’?

Sí, esa fue la idea semilla de ‘Actuable’. Empezaron a pedirme que contara cómo había conseguido esa victoria y yo decía que no hacía falta nada especial, que sólo había usado una técnica que consiste en explicar qué es lo que quieres cambiar, hacerlo de manera muy sencilla y razonada, y saber a quién se lo tienes que pedir. Pero me di cuenta de que mucha gente no se lo creía y pensaba que aquello había sido por casualidad o excepcional. Por eso decidí que, en lugar de explicarlo, iba a intentar demostrarlo, y ahí vino la idea de crear una plataforma donde la gente pudiera lanzar sus propias campañas y ganarlas. Así nace ‘Actuable’, en septiembre del 2010

El rápido crecimiento de ‘Actuable’, lleva a la fusión con Change.org en 2011, de la que ahora es director en España. ¿Cómo se produce la unión entre ambas plataformas?

En diciembre de 2009 llamé al director de Change.org, Ben Rattray, que entonces era una pequeña plataforma de EEUU de blogs sobre mujer, derechos humanos y minorías. También tenía una pequeña herramienta para hacer peticiones que me parecía que había que traer a Europa. Rattray me dijo que aún no estaban preparados. Entonces decidí adoptar esa herramienta en España a través de una platafaforma dedicada sólo a peticiones, que es lo que a mí me pareció único de Change.org. El resultado no se hizo esperar. Lanzamos ‘Actuable’ el 20 de septiembre de 2010 y esperábamos llegar a los 30.000 o 40.000 usuarios al cabo de un año. En tres semanas ya teníamos 30.000, al cabo de tres meses eran más de 90.000, en seis meses, medio millón y al cabo de 18 meses eran 2,5 millones, lo que la convirtió en la plataforma de este tipo de mayor crecimiento en el mundo y en el mayor emprendimiento tecnológico en España.

¿Qué ha aportado la fusión de ‘Actuable’ y ‘Change.org’?

‘Actuable’ fue precursor de Change.org en España. Desde entonces hemos crecido a un ritmo espectacular, estamos a punto de llegar a los cinco millones de usuarios y podríamos llegar a superar a Twitter, que tiene 5,4 o 5,7 millones, si no me equivoco. Gracias a la unión pasamos de ser un equipo de una persona que era yo, como ‘hombre orquesta’, a ser un grupo de siete, con especialistas en campañas, que ayudan a la gente a mejorar sus peticiones; en comunicación, que llevan las peticiones a los medios, y en publicidad, lo que permite generar ingresos, una cuestión que va lenta en España, ya que estamos empezando a despegar. Hasta ahora los ingresos sólo se generaban en Estados Unidos.

¿A qué atribuye el éxito de ‘Actuable’ en su momento, y el que tiene ‘Change.org’ en la actualidad?

En España, desafortunadamente, existe un gran vacío, ya que los políticos se han ido alejando cada vez más de las necesidades de los ciudadanos. En ese momento surge una plataforma como ‘Actuable’, dando herramientas a los ciudadanos para decirles a políticos, instituciones y empresas, alto y claro, qué cambios quieren ver. Yo creo que ese fue el principal motivo del éxito de ‘Actuable’. Ahora mismo estamos en una época en la que vemos continuamente recortes, mal funcionamiento de las instituciones, empresas que no se comportan como esperamos, y ese es el motivo de que nuestro país sea el que tiene una mayor proporción de los usuarios de Change.org en el mundo. España también es el lugar donde hay un mayor conocimiento de la plataforma, y en el que la prensa habla más de las victorias de las campañas. Yo creo que se debe también a la situación en la que nos encontramos.

¿Cómo obtienen la financiación que necesitan este tipo de plataformas?

Tanto ‘Actuable’ como ‘Change.org’ son un modelo nuevo de organización al que denominamos emprendimiento social, empresas que no tienen cuentas de resultados como una empresa normal, y cuyo objetivo no es hacer dinero, sino su misión, en nuestro caso: empoderar a la gente para que pueda provocar los cambios que quiere ver. Nuestros resultados son a nivel social y quedan reflejados en el número de peticiones que se inician, los cambios que consiguen, y que la gente se de cuenta de que se pueden cambiar las cosas.

Obtenemos nuestra financiación de modo similar a ‘Youtube’, por ejemplo, donde un usuario puede subir un video sin coste, pero si eres una organización como Greenpeace puedes pedirle a ‘Youtube’ que promocione tu vídeo por una determinada cantidad. Lo mismo ocurre en ‘Change.org’, donde cualquier persona puede escribir una petición de modo completamente gratuito, pero si lo hace Greenpeace y quiere que la vea más gente para obtener más firmas, cierran un contrato con nosotros.

También nos financiamos con acuerdos con organizaciones como Omidyar Network, creada por Pierre Omidyar, fundador del portal de subastas online eBay. Omidyar es un inversor en emprendimientos sociales, ONG y programas de microcréditos completamente alineado con nuestra misión.

¿Qué peso tienen las firmas que recogen en apoyo a una causa? ¿Es más moral, tienen un valor jurídico o depende de los países?

En España hay cierta confusión con las iniciativas legislativas populares, que buscan recoger medio millón de firmas, que tienen que estar verificadas porque inician un proceso jurídico en el Congreso de los Diputados.

Las peticiones en Change.org tienen un modelo completamente diferente en el que se busca que la gente diga qué es lo que quiere a una institución, a una empresa o a un político. Al recoger firmas, lo que se genera es una presión pública y mediática sobre el destinatario de la petición, que le puede llevar a alterar su agenda para llevar a cabo lo que le están pidiendo, si está de acuerdo, o dar una respuesta para explicar por qué no lo hace. Es un modelo que funciona, cada semana vemos varias campañas que consiguen ganar en España y, alrededor del mundo, tenemos más de una victoria al día. Hubo un día en el que tuvimos más de 20 victorias.

¿Qué les diría a los que se muestran escépticos con respecto a la utilidad de iniciativas como la suya?

Les diría que se pasen por la página de ‘Change.org’, por la sección de victorias, y vean cómo gente normal y corriente está consiguiendo cambios concretos en temas locales y globales. Sólo tienen que acercarse y querer verlo, porque está pasando, o incluso que inicien una petición sobre un tema que les importa y vean si realmente consiguen avanzar.

¿Cuál es el mayor reto que se plantean en la actualidad?

Estar preparados para seguir siendo la mayor plataforma de peticiones 'online' del mundo. Ahora mismo tenemos 45 millones de usuarios y esperamos llegar a más de 100 millones a final de año, lo que significa un gran reto a nivel tecnológico, para poder gestionar todo ese flujo de datos.



"Nuestra misión es empoderar a la gente para que pueda provocar los cambios que quiere ver"

Entrevista a Francisco Polo, director de la plataforma de peticiones 'online' Change.org
Redacción
domingo, 6 de octubre de 2013, 10:14 h (CET)

Paco_Polo_15_570x380
A sus 32 años, Francisco Polo ha fundado Actuable, primera plataforma de peticiones 'online' en España, que se fusionó con Change.org, la mayor del mundo dedicada a este fin, de la que actualmente es director en España. La vocación de Polo por lo social es un interés que le viene de la niñez.

Su vocación por el cambio social es temprana, ¿cómo surge?

Nace de muy pequeñito. Cuando estaba en el colegio en Gerona, venía una señora a nuestra clase a explicarnos cómo estaban los niños en África y contaba cosas terribles, como que comían tierra para calmar el hambre. Como era un niño, yo pensaba que el ‘presidente del mundo’ debía coger de donde sobraba para ponerlo donde faltaba y solucionar eso. Pero me di cuenta de que no era tan fácil llegar a ‘presidente del mundo’ y decidí empezar con otras cosas más sencillas como hacer papel reciclado, o plantar los árboles que daban las peras que comía.

Cofundó un grupo de Amnistía Internacional en Barcelona, que llegó a liderar. ¿Cuál era su trabajo?

Mi labor en el voluntariado empezó cuando tenía 16 años, primero en la Cruz Roja, en el ámbito social y el de la cooperación internacional y, al cabo de dos años, a los 18, empecé a colaborar con Amnistía Internacional en la facultad y fui coordinador durante un par de años del que fue el primer grupo de esa ONG en una universidad en España. Mi objetivo era maximizar el impacto de un pequeño grupo como aquel, y conseguir, por el ‘mismo precio’, entre comillas, organizar una conferencia para 400 personas en lugar de una para 20. Para ello, en lugar de traer a alguien de la ciudad para hablar de los derechos humanos, pedíamos que viniera a un español que había estado en el corredor de la muerte para que contara esa experiencia. Ese ha sido un 'leitmotiv' de mi vida, no ponerme barreras a mí mismo y llevar las cosas un poco más allá, ahí está el origen de ‘Actuable’, que une mis dos pasiones: el cambio social y empoderar a la gente para poder llevarlo a cabo, y el ámbito de la tecnología e Internet.

Al terminar su carrera de derecho inicia a través de su blog una campaña contra las bombas de racimo, y su vida da un giro…

Tenía claro que quería dedicarme a temas sociales y de derechos humanos. Pensé en seguir estudiando para convertirme en diplomático e ingresar en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, que era donde pensaba que podía tener más impacto y con lo que estaba más sensibilizado. Pero me di cuenta de que los cambios que yo quería provocar podía conseguirlos más rápido. Tenía prisa por cambiar las cosas. Había sido buen estudiante y pasado mucho tiempo estudiando, pero entonces lo que quería era provocar cambios concretos, soy una persona de acción.

A través de mi blog, con el que al cabo de los años había conseguido cierta notoriedad en el ámbito de los derechos humanos, inicié una campaña contra las bombas de racimo, porque España fabricaba, almacenaba y vendía esta arma ilegal según el derecho internacional humanitario y, al mismo tiempo, estaba en el proceso internacional para prohibirlas, pero quería introducir una cláusula por la que las bombas de racimo con un sistema de seguridad, que producía una fábrica de Zaragoza, quedaran fuera del tratado. A mí eso me parecía una barbaridad, por lo que lancé una campaña en contra a través de mi blog, a la que se sumaron miles de personas. Enviamos miles de correos al Congreso de los Diputados y en unas dos semanas ocurrió lo impensable: el Gobierno español decidió cambiar su postura en esa Convención Internacional y comprometerse a prohibir las bombas de racimo. Entonces aún no existían las redes sociales como tal.

¿Ese fue el germen de ‘Actuable’?

Sí, esa fue la idea semilla de ‘Actuable’. Empezaron a pedirme que contara cómo había conseguido esa victoria y yo decía que no hacía falta nada especial, que sólo había usado una técnica que consiste en explicar qué es lo que quieres cambiar, hacerlo de manera muy sencilla y razonada, y saber a quién se lo tienes que pedir. Pero me di cuenta de que mucha gente no se lo creía y pensaba que aquello había sido por casualidad o excepcional. Por eso decidí que, en lugar de explicarlo, iba a intentar demostrarlo, y ahí vino la idea de crear una plataforma donde la gente pudiera lanzar sus propias campañas y ganarlas. Así nace ‘Actuable’, en septiembre del 2010

El rápido crecimiento de ‘Actuable’, lleva a la fusión con Change.org en 2011, de la que ahora es director en España. ¿Cómo se produce la unión entre ambas plataformas?

En diciembre de 2009 llamé al director de Change.org, Ben Rattray, que entonces era una pequeña plataforma de EEUU de blogs sobre mujer, derechos humanos y minorías. También tenía una pequeña herramienta para hacer peticiones que me parecía que había que traer a Europa. Rattray me dijo que aún no estaban preparados. Entonces decidí adoptar esa herramienta en España a través de una platafaforma dedicada sólo a peticiones, que es lo que a mí me pareció único de Change.org. El resultado no se hizo esperar. Lanzamos ‘Actuable’ el 20 de septiembre de 2010 y esperábamos llegar a los 30.000 o 40.000 usuarios al cabo de un año. En tres semanas ya teníamos 30.000, al cabo de tres meses eran más de 90.000, en seis meses, medio millón y al cabo de 18 meses eran 2,5 millones, lo que la convirtió en la plataforma de este tipo de mayor crecimiento en el mundo y en el mayor emprendimiento tecnológico en España.

¿Qué ha aportado la fusión de ‘Actuable’ y ‘Change.org’?

‘Actuable’ fue precursor de Change.org en España. Desde entonces hemos crecido a un ritmo espectacular, estamos a punto de llegar a los cinco millones de usuarios y podríamos llegar a superar a Twitter, que tiene 5,4 o 5,7 millones, si no me equivoco. Gracias a la unión pasamos de ser un equipo de una persona que era yo, como ‘hombre orquesta’, a ser un grupo de siete, con especialistas en campañas, que ayudan a la gente a mejorar sus peticiones; en comunicación, que llevan las peticiones a los medios, y en publicidad, lo que permite generar ingresos, una cuestión que va lenta en España, ya que estamos empezando a despegar. Hasta ahora los ingresos sólo se generaban en Estados Unidos.

¿A qué atribuye el éxito de ‘Actuable’ en su momento, y el que tiene ‘Change.org’ en la actualidad?

En España, desafortunadamente, existe un gran vacío, ya que los políticos se han ido alejando cada vez más de las necesidades de los ciudadanos. En ese momento surge una plataforma como ‘Actuable’, dando herramientas a los ciudadanos para decirles a políticos, instituciones y empresas, alto y claro, qué cambios quieren ver. Yo creo que ese fue el principal motivo del éxito de ‘Actuable’. Ahora mismo estamos en una época en la que vemos continuamente recortes, mal funcionamiento de las instituciones, empresas que no se comportan como esperamos, y ese es el motivo de que nuestro país sea el que tiene una mayor proporción de los usuarios de Change.org en el mundo. España también es el lugar donde hay un mayor conocimiento de la plataforma, y en el que la prensa habla más de las victorias de las campañas. Yo creo que se debe también a la situación en la que nos encontramos.

¿Cómo obtienen la financiación que necesitan este tipo de plataformas?

Tanto ‘Actuable’ como ‘Change.org’ son un modelo nuevo de organización al que denominamos emprendimiento social, empresas que no tienen cuentas de resultados como una empresa normal, y cuyo objetivo no es hacer dinero, sino su misión, en nuestro caso: empoderar a la gente para que pueda provocar los cambios que quiere ver. Nuestros resultados son a nivel social y quedan reflejados en el número de peticiones que se inician, los cambios que consiguen, y que la gente se de cuenta de que se pueden cambiar las cosas.

Obtenemos nuestra financiación de modo similar a ‘Youtube’, por ejemplo, donde un usuario puede subir un video sin coste, pero si eres una organización como Greenpeace puedes pedirle a ‘Youtube’ que promocione tu vídeo por una determinada cantidad. Lo mismo ocurre en ‘Change.org’, donde cualquier persona puede escribir una petición de modo completamente gratuito, pero si lo hace Greenpeace y quiere que la vea más gente para obtener más firmas, cierran un contrato con nosotros.

También nos financiamos con acuerdos con organizaciones como Omidyar Network, creada por Pierre Omidyar, fundador del portal de subastas online eBay. Omidyar es un inversor en emprendimientos sociales, ONG y programas de microcréditos completamente alineado con nuestra misión.

¿Qué peso tienen las firmas que recogen en apoyo a una causa? ¿Es más moral, tienen un valor jurídico o depende de los países?

En España hay cierta confusión con las iniciativas legislativas populares, que buscan recoger medio millón de firmas, que tienen que estar verificadas porque inician un proceso jurídico en el Congreso de los Diputados.

Las peticiones en Change.org tienen un modelo completamente diferente en el que se busca que la gente diga qué es lo que quiere a una institución, a una empresa o a un político. Al recoger firmas, lo que se genera es una presión pública y mediática sobre el destinatario de la petición, que le puede llevar a alterar su agenda para llevar a cabo lo que le están pidiendo, si está de acuerdo, o dar una respuesta para explicar por qué no lo hace. Es un modelo que funciona, cada semana vemos varias campañas que consiguen ganar en España y, alrededor del mundo, tenemos más de una victoria al día. Hubo un día en el que tuvimos más de 20 victorias.

¿Qué les diría a los que se muestran escépticos con respecto a la utilidad de iniciativas como la suya?

Les diría que se pasen por la página de ‘Change.org’, por la sección de victorias, y vean cómo gente normal y corriente está consiguiendo cambios concretos en temas locales y globales. Sólo tienen que acercarse y querer verlo, porque está pasando, o incluso que inicien una petición sobre un tema que les importa y vean si realmente consiguen avanzar.

¿Cuál es el mayor reto que se plantean en la actualidad?

Estar preparados para seguir siendo la mayor plataforma de peticiones 'online' del mundo. Ahora mismo tenemos 45 millones de usuarios y esperamos llegar a más de 100 millones a final de año, lo que significa un gran reto a nivel tecnológico, para poder gestionar todo ese flujo de datos.



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