Unos pocos centenares de personas. 800 según la policía, que tenía el día rumboso. A eso se redujo la fuerza de convocatoria de la extrema izquierda en relación a la penúltima algarada convocada en la capital, esta vez para pedir la vuelta a la II República, la de la bandera tricolor que tanto pasean también los militantes del PSOE. II República que jamás fue república porque la izquierda la saboteó desde el principio, aunque estos ignorantes de casi todo no se hayan enterado.
“Jaque al Rey” llamaron al espectáculo propio de tiempos pasado, organizado con motivo de la hospitalización del monarca.
Pues bien, bajo la lluvia de Madrid, había más Cuerpos y Fuerza de Seguridad del Estado (1400 efectivos capitaneados por la delegada del gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes, quien reaparecía ese día después del terrible accidente de moto que sufriera hace unas semanas) que vociferantes manifestantes. Los lemas coreados, como viene siendo habitual, que la LOGSE de Pérez Rubalcaba ha causado estragos, simplones e infantiles. Doris Benegas, abogada de la plataforma Ada Cola de antideshaucios del PP, desaparecida durante el tiempo en que gobernó José Luis Rodríguez Zapatero, bajo cuyo mandato se tenían también diariamente lanzamientos, fue detenida por liarla. Para que no se diga que no están siempre los mismos en todas partes.
Este alboroto, como tantos que normalmente organiza este colectivo, es la mejor receta para mantener vivo el apoyo a la monarquía en España. Una Corona cuya popularidad está desde hace años en retroceso y que, desde que se diera a conocer el escándalo Urdangarín, la caza de elefantes y a Corinna, anda en caída libre.
Y es que ya se sabe que a la gran mayoría de ciudadanos del siglo XXI el recuerdo de tiempos pasados, esos en que se quemaban iglesias y los españoles se mataban entre sí, no les gusta.
La gran mayoría de españoles lo que quiere es vivir en paz, sacar adelante a su familia, mirando hacia delante, hacia el futuro. Afortunadamente los nostálgicos de tiempos violentos, muchas veces disfrazados de pacifistas, son sólo unos pocos.