Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | España | Crisis
No acierto a entender como existen tantas universidades públicas

Inversiones inútiles

|

Nunca nadie esperaba una crisis económica como la que estamos padeciendo. Pero todo buen gobernante, debe ser previsor, y así puede dimensionar, si una determinada obra, puede resultar rentable y tener una cierta continuidad, a la vez que la inversión a realizar se amortice en el menor tiempo posible. Aclarado éste punto, ¿son rentables determinadas obras públicas emprendidas en tiempos de bonanza?.

No acierto a entender como existen tantas universidades públicas. Todas ellas, provocan un gasto verdaderamente importante a las arcas del estado. Hemos creado infraestructuras demasiado caras para poderlas sostener, no solo en cuanto a edificios que solo en suministros se llevan un buen dinero –agua, luz, telefonía, limpieza, jardines, etc.-, sino en sueldos, sobresueldos y prebendas varias. El acceso a una plaza en la universidad española, estaba regulado de forma, que después de una dura oposición, uno optaba a una cátedra, eso si, teniendo el grado de doctor, a la vez que una cierta práctica en pedagogía. Con la llegada de los nuevos tiempos, las universidades fueron el lugar de colocación de todo progre, que servía a la causa de la izquierda española, en el caso de Valencia, al catalanismo más exquisito. Todo aquello, dio lugar a la aparición de una nueva clase de profesorado, que después de haber sido “becario”, si mareaba la perdiz del jefe del departamento de turno o del decanato, conseguía una suculenta plaza de profesor que fue denominado “interino”. No hacía ya falta llegar al doctorado, leer la correspondiente tesis, pasar un tiempo investigando, y posteriormente presentarse a un examen-oposición, para obtener una plaza fija como catedrático. Todo eso, con el paso de los años, se ha ido suprimiendo. En este momento la Universidad, es un gasto excesivo tanto para la administración central como para la autonómica. Encima, es la mejor fábrica de parados que existe, porque la sociedad no puede asumir tanto licenciado, y los años dedicados a la vida universitaria, se convierten en un auténtico fiasco, ya que el acceso al mundo laboral, resulta harto complicado. ¿De quién ha sido el error?.

Pero, ¿se ha podido amortizar todas las obras que han realizado las universidades españolas? En un momento de crisis como éste, algunos edificios se cierran, porque las universidades no pueden con el gasto que supone su mantenimiento. Claro, los grandes despachos del poder universitario, siguen existiendo, en edificios dónde se ha gastado muchas veces el dinero destinado a la investigación. Es el caso de la Universidad de Valencia-Estudi General. El campus de Blasco-Ibáñez, es uno de los más importantes de España. Quizás por envidias con otros centros universitarios, se decidió adquirir una serie de terrenos, para decían “descentralizar” los servicios universitarios. Próximo a la Huerta de Vera, se adquieren los primeros, denominados “dels tarongers”.

Los otros, en la localidad de Burjassot, dónde gobierna desde hace ya un tiempo la izquierda, muy afín siempre a los rectores de la nueva ola. El campus de Blasco-Ibáñez, queda desdibujado y se rehabilita en su totalidad el edificio de la Facultad de Farmacia, convirtiéndolo en el “Rectorado”. ¿Para que quiere la Universidad de Valencia el edificio de la calle de la Nave destinado a ser la sede del Rectorado? Un edificio bellísimo, de corte renacentista, lleno de “aire cultural” y por el que han pasado las grandes glorias de la sabiduría, no solo local, sino nacional e internacional. ¿Alguien tiene respuesta?.

Pero no solo nos podemos fijar en el tema universitario. Vamos a conocer que ocurre con los “aeropuertos”. No solo podemos fijarnos en el de Castellón de la Plana, que es un caso verdaderamente vergonzoso, sino otros muchos, como el de Albacete o Guadalajara, por citar unos cuantos. ¿No hubiera valido más la pena, agilizar la construcción del AVE, que construir un aeropuerto? A día de hoy, éstos aeropuertos, a los que se les ha dotado de la más alta tecnología, y de los últimos avances en materia aeronáutica, se han convertido en “aeropuertos fantasma”, porque por allí, todavía no ha despegado ni aterrizado ningún avión o aeronave que se le parezca. Una inversión, que ha costado a las arcas públicas, un dinero, que no va a volver. Y mientras encuentran la empresa que se lo quede, el aeropuerto sufre los deterioros propios, al no tener el más mínimo cuidado ni existir un mantenimiento, que permita conservarlo en las mejores condiciones. ¿Tenía alguien la necesidad de aparcar su jet privado? ¡Ay claro! algún bolsillo presuntamente político, tenía algún presunto amigo al que regalarle unos cuantos millones, pero pagados por el erario público.

Podría seguir relatando inversiones e inversiones, que no solo, en este momento no resultan rentables, sino gravosas para el conjunto de la sociedad. Y no es que sea agorero en cuanto al “buen estado” de la Comunidad Valenciana, pero los resultados están ahí, y no creo que sea el momento más adecuado para seguir con la política del avestruz, para no darse cuenta de la falta de rigor que reina en algunas cabezas pensantes.

Pensemos en los riesgos, que conllevan éste tipo de inversiones, que como creo queda demostrado, son obsoletas e inútiles.

Inversiones inútiles

No acierto a entender como existen tantas universidades públicas
Manuel Ibañez Ferriol
miércoles, 25 de septiembre de 2013, 08:46 h (CET)
Nunca nadie esperaba una crisis económica como la que estamos padeciendo. Pero todo buen gobernante, debe ser previsor, y así puede dimensionar, si una determinada obra, puede resultar rentable y tener una cierta continuidad, a la vez que la inversión a realizar se amortice en el menor tiempo posible. Aclarado éste punto, ¿son rentables determinadas obras públicas emprendidas en tiempos de bonanza?.

No acierto a entender como existen tantas universidades públicas. Todas ellas, provocan un gasto verdaderamente importante a las arcas del estado. Hemos creado infraestructuras demasiado caras para poderlas sostener, no solo en cuanto a edificios que solo en suministros se llevan un buen dinero –agua, luz, telefonía, limpieza, jardines, etc.-, sino en sueldos, sobresueldos y prebendas varias. El acceso a una plaza en la universidad española, estaba regulado de forma, que después de una dura oposición, uno optaba a una cátedra, eso si, teniendo el grado de doctor, a la vez que una cierta práctica en pedagogía. Con la llegada de los nuevos tiempos, las universidades fueron el lugar de colocación de todo progre, que servía a la causa de la izquierda española, en el caso de Valencia, al catalanismo más exquisito. Todo aquello, dio lugar a la aparición de una nueva clase de profesorado, que después de haber sido “becario”, si mareaba la perdiz del jefe del departamento de turno o del decanato, conseguía una suculenta plaza de profesor que fue denominado “interino”. No hacía ya falta llegar al doctorado, leer la correspondiente tesis, pasar un tiempo investigando, y posteriormente presentarse a un examen-oposición, para obtener una plaza fija como catedrático. Todo eso, con el paso de los años, se ha ido suprimiendo. En este momento la Universidad, es un gasto excesivo tanto para la administración central como para la autonómica. Encima, es la mejor fábrica de parados que existe, porque la sociedad no puede asumir tanto licenciado, y los años dedicados a la vida universitaria, se convierten en un auténtico fiasco, ya que el acceso al mundo laboral, resulta harto complicado. ¿De quién ha sido el error?.

Pero, ¿se ha podido amortizar todas las obras que han realizado las universidades españolas? En un momento de crisis como éste, algunos edificios se cierran, porque las universidades no pueden con el gasto que supone su mantenimiento. Claro, los grandes despachos del poder universitario, siguen existiendo, en edificios dónde se ha gastado muchas veces el dinero destinado a la investigación. Es el caso de la Universidad de Valencia-Estudi General. El campus de Blasco-Ibáñez, es uno de los más importantes de España. Quizás por envidias con otros centros universitarios, se decidió adquirir una serie de terrenos, para decían “descentralizar” los servicios universitarios. Próximo a la Huerta de Vera, se adquieren los primeros, denominados “dels tarongers”.

Los otros, en la localidad de Burjassot, dónde gobierna desde hace ya un tiempo la izquierda, muy afín siempre a los rectores de la nueva ola. El campus de Blasco-Ibáñez, queda desdibujado y se rehabilita en su totalidad el edificio de la Facultad de Farmacia, convirtiéndolo en el “Rectorado”. ¿Para que quiere la Universidad de Valencia el edificio de la calle de la Nave destinado a ser la sede del Rectorado? Un edificio bellísimo, de corte renacentista, lleno de “aire cultural” y por el que han pasado las grandes glorias de la sabiduría, no solo local, sino nacional e internacional. ¿Alguien tiene respuesta?.

Pero no solo nos podemos fijar en el tema universitario. Vamos a conocer que ocurre con los “aeropuertos”. No solo podemos fijarnos en el de Castellón de la Plana, que es un caso verdaderamente vergonzoso, sino otros muchos, como el de Albacete o Guadalajara, por citar unos cuantos. ¿No hubiera valido más la pena, agilizar la construcción del AVE, que construir un aeropuerto? A día de hoy, éstos aeropuertos, a los que se les ha dotado de la más alta tecnología, y de los últimos avances en materia aeronáutica, se han convertido en “aeropuertos fantasma”, porque por allí, todavía no ha despegado ni aterrizado ningún avión o aeronave que se le parezca. Una inversión, que ha costado a las arcas públicas, un dinero, que no va a volver. Y mientras encuentran la empresa que se lo quede, el aeropuerto sufre los deterioros propios, al no tener el más mínimo cuidado ni existir un mantenimiento, que permita conservarlo en las mejores condiciones. ¿Tenía alguien la necesidad de aparcar su jet privado? ¡Ay claro! algún bolsillo presuntamente político, tenía algún presunto amigo al que regalarle unos cuantos millones, pero pagados por el erario público.

Podría seguir relatando inversiones e inversiones, que no solo, en este momento no resultan rentables, sino gravosas para el conjunto de la sociedad. Y no es que sea agorero en cuanto al “buen estado” de la Comunidad Valenciana, pero los resultados están ahí, y no creo que sea el momento más adecuado para seguir con la política del avestruz, para no darse cuenta de la falta de rigor que reina en algunas cabezas pensantes.

Pensemos en los riesgos, que conllevan éste tipo de inversiones, que como creo queda demostrado, son obsoletas e inútiles.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto