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Vuelve a hacer lo que mejor se le da: aniquilar toda clase monstruos babosos y sobrevivir a toda adversidad

‘Riddick’ vuelve a las andadas

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Kilómetros de desierto, sol y rocas, un buen conjunto de bestias pardas y un hombre, bueno no, un furyano. Un héroe oscuro, vacilón, sobrado. Un tío que por más veces que caiga, por más palos que reciba, siempre acaba incorporándose y diciendo la frase adecuada en el momento oportuno. Ese es Riddick, el protagonista de esta película homónima que supone la tercera parte de las galácticas aventuras protagonizadas por Vin Diesel tras la estupenda ‘Pitch Black’ y su extraña secuela titulada ‘Las crónicas de Riddick’. Extraña porque cambiaba totalmente el concepto de la primera parte: una película ‘pequeña’ sobre bichos en un planeta inhóspito, tratando de reconducir la saga a algo más ambicioso, con más naves espaciales, más mundos y más personajes e intrigas de poder.

Esta tercera parte es una especie de intento por volver al sendero de la primera parte, dejando a los necróferos atrás y volviendo a centrar toda la atención en el personaje de Riddick y en sus depuradas técnicas de supervivencia. Esto es Riddick contra todo ser viviente, ya sea humano o no, que amenace de algún modo su integridad.

El silencioso y solitario inicio es la parte más original del film si la comparamos con las otras dos pelis de la trilogía. Riddick pasándolas canutas en un planeta indómito habitado por un bestiario bastante variado, que pondrá a prueba al héroe de los ojos brillantes. Silencio y lucha, sangre y dolor, el hombre contra la naturaleza. Es entonces cuando aparecen los cazarrecompensas, con Jordi Mollá y un tío del ‘Smack Down’ a la cabeza, y más tarde un personaje que enlaza directamente con ‘Pitch Black’. A partir de aquí las semejanzas con dicha película son mayores, los guiños y las situaciones similares se suceden. Después, como era de esperar, aparecerán bichos y más bichos.

‘Riddick’ funciona bien como lo que es, una película de acción y de bichos, con sus frases más o menos épicas, sus momentos también de humor, unos efectos especiales decentes y un conjunto de personajes algo estereotipados de tipos duros malhablados en el que tampoco puede faltar la chica dura y sexy, aquí interpretada por Katee Sackhoff de ‘Battlestar Galactica’.

La película no es ninguna maravilla, no tiene nada especialmente reseñable, pero se deja ver y se puede disfrutar perfectamente como un buen entretenimiento de acción. Riddick vuelve a las andadas, a seguir haciendo lo que mejor se le da: aniquilar toda clase monstruos babosos y sobrevivir a toda adversidad que se cruce en su camino.

‘Riddick’ vuelve a las andadas

Vuelve a hacer lo que mejor se le da: aniquilar toda clase monstruos babosos y sobrevivir a toda adversidad
Alfonso Gutierrez Caro
martes, 17 de septiembre de 2013, 10:09 h (CET)
Kilómetros de desierto, sol y rocas, un buen conjunto de bestias pardas y un hombre, bueno no, un furyano. Un héroe oscuro, vacilón, sobrado. Un tío que por más veces que caiga, por más palos que reciba, siempre acaba incorporándose y diciendo la frase adecuada en el momento oportuno. Ese es Riddick, el protagonista de esta película homónima que supone la tercera parte de las galácticas aventuras protagonizadas por Vin Diesel tras la estupenda ‘Pitch Black’ y su extraña secuela titulada ‘Las crónicas de Riddick’. Extraña porque cambiaba totalmente el concepto de la primera parte: una película ‘pequeña’ sobre bichos en un planeta inhóspito, tratando de reconducir la saga a algo más ambicioso, con más naves espaciales, más mundos y más personajes e intrigas de poder.

Esta tercera parte es una especie de intento por volver al sendero de la primera parte, dejando a los necróferos atrás y volviendo a centrar toda la atención en el personaje de Riddick y en sus depuradas técnicas de supervivencia. Esto es Riddick contra todo ser viviente, ya sea humano o no, que amenace de algún modo su integridad.

El silencioso y solitario inicio es la parte más original del film si la comparamos con las otras dos pelis de la trilogía. Riddick pasándolas canutas en un planeta indómito habitado por un bestiario bastante variado, que pondrá a prueba al héroe de los ojos brillantes. Silencio y lucha, sangre y dolor, el hombre contra la naturaleza. Es entonces cuando aparecen los cazarrecompensas, con Jordi Mollá y un tío del ‘Smack Down’ a la cabeza, y más tarde un personaje que enlaza directamente con ‘Pitch Black’. A partir de aquí las semejanzas con dicha película son mayores, los guiños y las situaciones similares se suceden. Después, como era de esperar, aparecerán bichos y más bichos.

‘Riddick’ funciona bien como lo que es, una película de acción y de bichos, con sus frases más o menos épicas, sus momentos también de humor, unos efectos especiales decentes y un conjunto de personajes algo estereotipados de tipos duros malhablados en el que tampoco puede faltar la chica dura y sexy, aquí interpretada por Katee Sackhoff de ‘Battlestar Galactica’.

La película no es ninguna maravilla, no tiene nada especialmente reseñable, pero se deja ver y se puede disfrutar perfectamente como un buen entretenimiento de acción. Riddick vuelve a las andadas, a seguir haciendo lo que mejor se le da: aniquilar toda clase monstruos babosos y sobrevivir a toda adversidad que se cruce en su camino.

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