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Pablo Muñoz

Continúan las dudas merengues

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Ya hace dos meses que empezó a andar el nuevo Real Madrid de Fabio Capello bajo el mando de Ramón Calderón y todavía no se han apreciado aires de cambio en Concha Espina, y eso que ya ha comenzado la liga. Está claro que el equipo está echando a rodar, y que solo han jugado un puñado de partidos, pero de todos ellos, apenas podemos destacar algunos momentos de la gira americana y treinta minutos del trofeo Santiago Bernabeu. El desastre del Carranza y el tropiezo contra el Villarreal, ya en partido oficial, no generan síntomas de confianza en los seguidores merengues. Exceptuando algunos pitos, la mayoría de los aficionados salían indiferentes del estadio, como la temporada anterior. El equipo es totalmente distinto y la directiva también, pero siembran las mismas dudas que el año pasado, por lo menos de momento.

Sabemos de la experiencia del técnico italiano, pero dar un cambio radical en solo un año va a ser complicado. Pasar de un estilo de ataque, utilizado durante muchos años, a otro más de contención y defensa es arriesgado. Capello implanta el equipo del músculo que parece que funciona con Diarra y Emerson. Por lo menos Casillas tiene menos trabajo. Pero para ganar partidos no basta con no encajar goles, también hay que meterlos, y para ello es necesario un medio creativo que genere los pases a los delanteros.

Las dudas no solo continúan en el campo, también en los despachos. Ya se han desvanecido las posibilidades de fichar a Cecs, Robben y kaká, las promesas electorales de Calderón que le alzaron a la presidencia de la casa blanca. El nuevo dirigente se defiende de manera elegante y declara que lo primordial era contar con Pedja Mijatovic y fichar a Capello. El nuevo presidente blanco, es hábil a la vez que políticamente correcto en no meterse en temas deportivos, y pasa la patata caliente a su entrenador y su director deportivo. Pero el máximo responsable al fin y al cabo es él, y ya son muchos los aficionados que le señalan con el dedo y piensan que debería dimitir por no cumplir lo que prometió.

Mientras, se buscan sustitutos a estas estrellas con jugadores consolidados y expertos, pero también mayores, en detrimento de jóvenes valores, la mayoría de ellos canteranos, que tienen que buscarse la vida en otros equipos de menos talante para seguir jugando al fútbol. Si incluimos el trueque de Baptista por Reyes, entre cesiones y traspasos, Capello ha descartado a 13 jugadores en total, y todavía falta Helguera por buscar una nueva casa. El italiano quiere ganar algo pronto, y para ello no le ha importado desechar jugadores jóvenes y con proyección que llegaron el año pasado y que firmaron por muchas temporadas, sea el caso de Cicinho o el propio Baptista.

Buscar los títulos a marchas forzadas no es un buen método. Esperemos que el tiempo vaya poniendo las cosas en su sitio y le de la razón al técnico italiano, el equipo se habitúe a su estilo de juego y empiece a disfrutar en el campo. Cuando esto ocurra, los aficionados comenzarán a disfrutar en sus asientos y posiblemente se consiga algo importante. Esperemos también que el presidente cumpla lo que ha repetido hasta la saciedad en estos dos meses y deje lo puramente deportivo a los que saben. Si cada uno se ocupa de lo suyo se conseguirán los trofeos, pero con paciencia.

Continúan las dudas merengues

Pablo Muñoz
Pablo Muñoz
viernes, 1 de septiembre de 2006, 23:05 h (CET)
Ya hace dos meses que empezó a andar el nuevo Real Madrid de Fabio Capello bajo el mando de Ramón Calderón y todavía no se han apreciado aires de cambio en Concha Espina, y eso que ya ha comenzado la liga. Está claro que el equipo está echando a rodar, y que solo han jugado un puñado de partidos, pero de todos ellos, apenas podemos destacar algunos momentos de la gira americana y treinta minutos del trofeo Santiago Bernabeu. El desastre del Carranza y el tropiezo contra el Villarreal, ya en partido oficial, no generan síntomas de confianza en los seguidores merengues. Exceptuando algunos pitos, la mayoría de los aficionados salían indiferentes del estadio, como la temporada anterior. El equipo es totalmente distinto y la directiva también, pero siembran las mismas dudas que el año pasado, por lo menos de momento.

Sabemos de la experiencia del técnico italiano, pero dar un cambio radical en solo un año va a ser complicado. Pasar de un estilo de ataque, utilizado durante muchos años, a otro más de contención y defensa es arriesgado. Capello implanta el equipo del músculo que parece que funciona con Diarra y Emerson. Por lo menos Casillas tiene menos trabajo. Pero para ganar partidos no basta con no encajar goles, también hay que meterlos, y para ello es necesario un medio creativo que genere los pases a los delanteros.

Las dudas no solo continúan en el campo, también en los despachos. Ya se han desvanecido las posibilidades de fichar a Cecs, Robben y kaká, las promesas electorales de Calderón que le alzaron a la presidencia de la casa blanca. El nuevo dirigente se defiende de manera elegante y declara que lo primordial era contar con Pedja Mijatovic y fichar a Capello. El nuevo presidente blanco, es hábil a la vez que políticamente correcto en no meterse en temas deportivos, y pasa la patata caliente a su entrenador y su director deportivo. Pero el máximo responsable al fin y al cabo es él, y ya son muchos los aficionados que le señalan con el dedo y piensan que debería dimitir por no cumplir lo que prometió.

Mientras, se buscan sustitutos a estas estrellas con jugadores consolidados y expertos, pero también mayores, en detrimento de jóvenes valores, la mayoría de ellos canteranos, que tienen que buscarse la vida en otros equipos de menos talante para seguir jugando al fútbol. Si incluimos el trueque de Baptista por Reyes, entre cesiones y traspasos, Capello ha descartado a 13 jugadores en total, y todavía falta Helguera por buscar una nueva casa. El italiano quiere ganar algo pronto, y para ello no le ha importado desechar jugadores jóvenes y con proyección que llegaron el año pasado y que firmaron por muchas temporadas, sea el caso de Cicinho o el propio Baptista.

Buscar los títulos a marchas forzadas no es un buen método. Esperemos que el tiempo vaya poniendo las cosas en su sitio y le de la razón al técnico italiano, el equipo se habitúe a su estilo de juego y empiece a disfrutar en el campo. Cuando esto ocurra, los aficionados comenzarán a disfrutar en sus asientos y posiblemente se consiga algo importante. Esperemos también que el presidente cumpla lo que ha repetido hasta la saciedad en estos dos meses y deje lo puramente deportivo a los que saben. Si cada uno se ocupa de lo suyo se conseguirán los trofeos, pero con paciencia.

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