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Juan Pablo Mañueco

Residuo Rodríguez y el Estado piltrafa

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ARRANCA EL CURSO O LO QUE VAYA QUEDANDO de la España residual, según frase descriptiva de Maragall, el político saliente que a la hora última ha querido sincerarse.

No sé si la frase será políticamente correcta, pero es constitucionalmente veraz... Ya no rige la Constitución en una parte de España, según Maragall, sino que allí pueden hacer prácticamente lo que quieran los miembros del PPC (Partido del Patriciado Catalán).

O sea, como hasta ahora, porque antes tampoco se respetaba por allí la pluralidad lingüística de los catalanes. Pero ya con cobertura estatutaria: contraconstitucional, pero legal.

Residuo Rodríguez, el presidente del resto de España, sabrá lo que ha hecho. Y si no lo sabe, pronto empezará a experimentarlo. Porque los conflictos entre Administraciones van a ser continuos. En tal cosa ha consistido siempre el nacionalismo, al modo que se entiende por esos y otros lares. En crear conflictos al Gobierno central... Sólo que para quien acaudilla las huestes del Partido Socialista en Cataluña, ya se sabe quién va a quedar en plan monda desechable.

Un residuo, es decir, los restos de la descomposición o destrucción de algo. ¿Y qué es lo que se va a descomponer o destruir exactamente...? ¿El Estado o Rodríguez? ¿El Partido Socialista o España? ¿El PP o la oposición, tan ineficaz? ¿O todo a la vez?

Porque Maragall, que de los turbios manejos de la política sabe un rato desde que le fichó Franco para el Ayuntamiento de Barcelona, allá por los años 60 del siglo anterior, comprende que algo se desguaza. Y está contento con quitarse de encima esos zurullos o zurrapas.

También por el norte están esperando a Zapatero para que les quite en medio otra cáscara: la legalidad. En agosto, los dirigentes de un partido ilegalizado por conexiones con el terrorismo se han manifestado como si no fueran dirigentes conectados con el terrorismo. El residuo que les queda es que les dejen presentarse a las elecciones sin arrepentirse de nada. Será otra prueba de eliminación de lo residual.

El sumidero de la política española está preparado, pues, para otro periodo excrecencias y raeduras incluso mayores que las que ya llevamos vistas... Rodríguez, que en Cataluña ya va a ser un retal, hará todo lo posible para convertirse también por el norte en un ripio de la política que le marcan y cronometran otros, y que él se limita obedecer como si el Estado y la Constitución ya fuesen viejas reliquias.

En este curso que ahora empieza muchas cosas van a convertirse en una piltrafa.

Posdata. La designación de Joan Clos como nuevo ministro de Industria, que el PSC gobernante en toda España le impone a Residuo Rodríguez, prueba que éste es incluso más residual de lo que parece. Tampoco gobierna él en el resto del Estado que va quedando.

Residuo Rodríguez y el Estado piltrafa

Juan Pablo Mañueco
Juan Pablo Mañueco
viernes, 1 de septiembre de 2006, 03:32 h (CET)
ARRANCA EL CURSO O LO QUE VAYA QUEDANDO de la España residual, según frase descriptiva de Maragall, el político saliente que a la hora última ha querido sincerarse.

No sé si la frase será políticamente correcta, pero es constitucionalmente veraz... Ya no rige la Constitución en una parte de España, según Maragall, sino que allí pueden hacer prácticamente lo que quieran los miembros del PPC (Partido del Patriciado Catalán).

O sea, como hasta ahora, porque antes tampoco se respetaba por allí la pluralidad lingüística de los catalanes. Pero ya con cobertura estatutaria: contraconstitucional, pero legal.

Residuo Rodríguez, el presidente del resto de España, sabrá lo que ha hecho. Y si no lo sabe, pronto empezará a experimentarlo. Porque los conflictos entre Administraciones van a ser continuos. En tal cosa ha consistido siempre el nacionalismo, al modo que se entiende por esos y otros lares. En crear conflictos al Gobierno central... Sólo que para quien acaudilla las huestes del Partido Socialista en Cataluña, ya se sabe quién va a quedar en plan monda desechable.

Un residuo, es decir, los restos de la descomposición o destrucción de algo. ¿Y qué es lo que se va a descomponer o destruir exactamente...? ¿El Estado o Rodríguez? ¿El Partido Socialista o España? ¿El PP o la oposición, tan ineficaz? ¿O todo a la vez?

Porque Maragall, que de los turbios manejos de la política sabe un rato desde que le fichó Franco para el Ayuntamiento de Barcelona, allá por los años 60 del siglo anterior, comprende que algo se desguaza. Y está contento con quitarse de encima esos zurullos o zurrapas.

También por el norte están esperando a Zapatero para que les quite en medio otra cáscara: la legalidad. En agosto, los dirigentes de un partido ilegalizado por conexiones con el terrorismo se han manifestado como si no fueran dirigentes conectados con el terrorismo. El residuo que les queda es que les dejen presentarse a las elecciones sin arrepentirse de nada. Será otra prueba de eliminación de lo residual.

El sumidero de la política española está preparado, pues, para otro periodo excrecencias y raeduras incluso mayores que las que ya llevamos vistas... Rodríguez, que en Cataluña ya va a ser un retal, hará todo lo posible para convertirse también por el norte en un ripio de la política que le marcan y cronometran otros, y que él se limita obedecer como si el Estado y la Constitución ya fuesen viejas reliquias.

En este curso que ahora empieza muchas cosas van a convertirse en una piltrafa.

Posdata. La designación de Joan Clos como nuevo ministro de Industria, que el PSC gobernante en toda España le impone a Residuo Rodríguez, prueba que éste es incluso más residual de lo que parece. Tampoco gobierna él en el resto del Estado que va quedando.

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