Hoy son muchos los colegios españoles en los que da comienzo el nuevo curso escolar. Un curso escolar marcado por la asfixia de las clases medias, en muchos de cuyos hogares alguno de sus miembros, cuando no ambos, están en paro. Y sin esperanzas de encontrar empleo. El rígido sistema laboral, proveniente del franquismo, tiene buena parte de culpa. El inmovilismo de los sindicatos del Sistema, también. Ellos viven bien.
Son miles los hogares en que los padres no saben cómo hacer para comprar los carísimos y pésimos libros de texto. Un auténtico timo. Un impuesto revolucionario más, de esos a que tan acostumbrados nos tienen los políticos. El escándalo de las ITV, esa revisión tan necesaria para que algunos monten el negocio, es una nadería al lado del escándalo de los libros de texto. Unos libros de nula calidad, sectarios hasta la náusea, escritos por verdaderos indocumentados y que en cualquier país serio jamás se repartirían en una escuela. Muchos de ellos contienen erratas tanto ortográficas como gramaticales, pero han recibido el visto bueno de los comisarios políticos del ministerio, que no del ministro. O incluso algún premio. Pregúntense por qué.
Para aquellos padres que han conseguido huir de los colegios públicos y llevar al niño a un colegio concertado –que no debería suponer coste para la familia pero que de facto sí lo tiene; aquí poniendo excusas y buscando lagunas legales somos únicos como ya relataba el anónimo del Lazarillo- puede que haya buenas noticias. Y es que cada vez son más los centros que, tal vez por vergüenza torera, prescinden del uso de dichos libros, elaborando sus propios materiales.
Aún así, este año seguiremos igual. Sufriendo, como sucede desde los años ochenta, una escuela comprensiva que en lugar de motivar a los chicos los frustra por decenas, que castiga la excelencia, el mérito y el esfuerzo y premia la mediocridad mientras renuncia a enseñarles a pensar para adoctrinarlos en lo que deben de pensar.
El homeschooling comienza a ser una alternativa no sólo sensata, sino también profiláctica.