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Opinión
Etiquetas | Veganismo | Animalismo | Vegetarianos
​Vegana, vegano, es entender que este lugar hacinado de humanos, alejado de nuestra verdadera esencia natural, está enloquecido y desnortado hasta sus límites

Qué es el veganismo, razones y motivos

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No voy a ser técnico. No buscaré etimología ni historia del movimiento, iré al grano. Porque uno ya está bastante harto de que mangoneen, como lo están haciendo, propios y extraños, la forma de vida revolucionaria que, nada menos, cambiará el mundo.

Ser vegana/o no significa dieta. El término dieta aparece cuando se examinan los hábitos (en este caso alimentarios) de un vegano. Hábitos que son muchos, y "curiosamente" bastante distintos a los del común de la población.

Veganismo es evolución. Veganismo es justicia.

Veganismo no es una ética: es "la ética". La ética que poseemos pero mejorada, ensanchada, ética al fin albergando a los grandes olvidados en su moral y respeto, pues hasta día de hoy de la moral y ética humana son expulsados los demás animales, sólo por una cuestión baladí, insignificante, caricaturesca: no son humanos.

Expondré los términos mínimos. Antropocentrismo. Ha llegado hasta estos días, el humano se cree el animal superior y por ello cree poder usar todo lo que hay en esta tierra, incluso a los animales.

Retrotraerse a cómo, dónde y por quiénes nació esta creencia, resulta innecesario, como buscar entre libros de historia cómo se conformó el nazismo hasta gasear a millones de judíos, podría ser interesante, culturalmente, históricamente, sociológicamente (recomiendo el libro "El Holocausto", de Laurence Rees). Pero no es el objetivo de estas letras extenderse, ya se ha dicho. Tal afirmación de que el hombre (sí, el hombre, no la mujer, que la burla es doble) es dominador de todo, por poseer la razón, me hace reír a mí, a ti (no disimules, lector) y a los que al paso del tiempo examinen esa creencia y se asombren de cómo se asentó en la visión del mundo por tantos siglos, naturalizándose tamaña estupidez.

Al parecer el resumen trataría de que el humano, al creerse más inteligente, le está otorgado mucho más de esta gran tienda que cree es el mundo, para sí que para las demás especies, a quienes usa, esclaviza y fríe a la parrilla. Y, bueno, en fin, gracias a Singer, tenemos una palabra que nos ayuda mucho a definir esta fobia a los animales, este menoscabo: especismo (creerse una especie, por lo que sea, superior a otra y con derecho a hacer con la "inferior" lo que le venga en gana).

Un francés, un español o un coreano, se creen más inteligentes que una jirafa, un delfín, un gato... Según el psiquiatra Francisco Alonso Fernández, el resumen más escueto que podría hacerse del concepto "inteligencia" sería: "resolver, de la manera más eficiente un problema que se nos coloca delante".

En ese sentido, los animales no humanos son infinitamente más inteligentes que nosotros, puesto que, mediante su cadena trófica, primero, han mantenido el planeta intacto, fértil y abundante, con sus formas aparentemente desordenadas (lo llaman "salvajismo" los doctos humanos, y a ellos "civilizados"), durante siglos.

Y, explorando el concepto de eficiencia en sus haceres diarios, están a años luz de pulcritud que nosotros, los humanes.

La llegada del humano y su desastre de obsesión por acaparar, crear cosas inútiles y la pulsión por someter, ha llevado esta tierra a una deriva de la que muchos expertos hablan como de no retorno.

Examinado el antropocentrismo desde un ámbito más estrecho aún, del de que no tiene sentido alguno, porque todo individuo de esta tierra nace para sí mismo y tiene derecho a la vida, diga lo que diga cualquier individuo de otra especie (la humana), que en nada pinta de los devenires de las otras Naciones (las del aire, de la tierra y de las aguas), el antropocentrismo, finalicemos, ha sido la excusa perfecta para avasallar al resto de los animales, como el racismo se creyó una forma de cultura, una visión naturalizada de la vida, correcta, en que se consideraba normal mantener como esclavos a los negros sólo porque tenían distinto color de piel. Y esclavas, ese es el tér Y mino, por supuesto, durante toda la historia de la humanidad, a las mujeres, de los hombres, sólo por su sexo, que siempre el hombre ha considerado débil, así como su mente; el hombre ha considerado a la mujer menos inteligente que él. Y lo sigue haciendo, disfrace como disfrace su discurso.


Todas estas injusticias perpetradas a la fuerza mediante la Dominación, el encarcelamiento, la muerte, se han ido paliando al ir cambiando de visión la sociedad, cuya ética se va asentando en su sistema jurídico, cambiando la legislación, pero a paso de tortuga.

Así, todavía siguen siendo agredidos individuos de distinto color de piel en las calles por grupos racistas; y muriendo muchas mujeres a manos de sus maridos o parejas, asesinadas en el marco del maltrato de género, marco que no es otro del "yo hago lo que quiero contigo porque soy mejor que tú. Y superior."

En países donde el capitalismo con sus expolios ha arrebatado todo oxígeno de culturización en universales, todas estas aberraciones son diabólicamente mayores. Pensemos en el burka, pensemos en lugares donde se encarcela a los homosexuales por serlo. Definitivamente, el ser humano no sólo es cruel en su mayoría de individuos, sino que es idiota profundo.

El veganismo no es más que un acaparar todas las injusticias nombradas para lograr destronar de la cadena de mando a los autocoronados reyes: los dominantes.

El poeta anarquista Jesús Lizano siempre dijo, todo en este mundo se resume en "dominantes y dominados".

Sin una cultura del respeto, pero en amplio, no habrá, finalmente, nada.

Realmente el mundo ya sea por las emisiones de CO2 o porque un pirado de los que un pueblo adocenado vota aprieta un botón y estalla un tercio de la Tierra, es un completo desastre, este lugar donde los humanos vivimos está en quiebra, crisis absoluta, de todo ámbito.

La debacle sobreviene porque la ética es insuficiente.

Si en una casa los padres consideran, cuidan y aman cada día a dos de sus hijas y a la tercera la mantienen encerrada en una habitación, por considerarla distinta, por lo que sea, en definitiva porque están locos, podrá llegar momento en que la rea incendie el lugar y mueran todos.

Vegana, vegano, es entender que este lugar hacinado de humanos, alejado de nuestra verdadera esencia natural, está enloquecido y desnortado hasta sus límites.

Que todo va mal porque el respeto sólo lo nombran los labios pero no se ejercita como hecho, en todos los estamentos donde deba imperar. Campo. Ciudad. Mar. Montañas. Lugares lejanos a la casa de uno.

Todos los males provienen de aquella palabra: respeto. Y la escribo lejana porque en tanto el humano no mire a los ojos del resto de los animales que, caníbal, en su (falsa) superioridad, los usa como dieta, todo será violencia en estos manicomios abiertos llamados países.

Cuando la palabra respeto sea atraída de verdad, y abrazada, la única bandera que ondee en el mundo, humanos y no humanos siguiendo el decurso de sus vidas sin que ninguno moleste al otro, esto es, lo respete, podremos comenzar a reconstruir un mundo físico distinto: en tanto no reconstruyamos el mental, el anterior no tendrá obreros.

Los veganos militamos en la liberación animal. No queremos jaulas llenas de inocentes. Ni mentes llenas de jaulas en nuestros vecinos, estado mental que les lleva a ejercer de carceleros y caníbales, criminales y frustrados egoístas sin remedio.

La liberación animal conlleva ser vegano. El veganismo practica el respeto en amplio a todos los navegantes de nuestro mismo barco, da igual tu color de piel, amiga, amigo, tu sexualidad, hermana, si tienes branquias, más de dos patas o en tu espalda hay alas. Te respetaré.

Llevo 24 años de veganismo y trabajando por la liberación animal, esto es, por invalidar esta cultura nuestra egoísta y falsa, con sesgo de intereses para los placeres, la gula y todo tipo de pulsiones, estas sí, "salvajes" en su acepción más monstruosa.

¿Veis? No es una dieta. Es una MILITANCIA.

Vosotros os coméis el futuro. El mañana. El hoy. Familias. Juntos sois como gigantes que patean y se inflan a comer animales como Neptuno devorando a su hijo en un Gif que se repite eterno.

Y luego dormís, mano en la barriga, boca hacia arriba en el césped al sol, soñando que al despertar habrá lo mismo, siempre.

Os estáis comiendo las paredes de vuestra casa a bocados. Y llega el frío.

Cuando no queden paredes os comeréis el techo.

Y cuando la niña encerrada se vea frente a vosotros os matará, porque habrá crecido loca de ira y será una hydra.

¿Salimos de este cuento terrible y terminamos de hablar de esto caminando por el jardín?

Yo también estaba confundido hasta los veintitantos. Veía el pasar de comer cadáveres a no hacerlo con miedo, como si me fuera a pasar algo. O años antes no lo veía necesario, lo tenía naturalizado.

Ahora entiendo cuán equivocado estaba. Como el que usaba esclavos. Como el que creía que la Tierra era plana. 24 años y estoy sano, no me falta vitamina ni proteína alguna.

¿Vienes? Quiero que lloremos juntos. Pero que luego sonriamos, ¿eh?

Yo quiero considerarte ahora mi amiga, mi amigo (como si hablase con ese que fui yo antes de no ser el de ahora), somos un clan, junto con el resto de los animales. Escrito está en cada hoja nueva que abre y en la primera que vio el mundo y el mundo a ella.

Esta es una revolución.

O ella o no habrá nada. Nuestra bandera, La Verdad.

Nuestra vara de medir las cosas, el Sentido Común. La ley natural.

Desconfiamos de todo porque ya padecimos demasiado la mentira. ¿Te apuntas a la libertad?

Y ¿a libertar?

¿Hay algún lugar cerca de tu casa donde se escuchen cantar los pájaros?

¿Nos harás el favor de acercarte cuanto antes y pensar en lo que hemos hablado?

Qué es el veganismo, razones y motivos

​Vegana, vegano, es entender que este lugar hacinado de humanos, alejado de nuestra verdadera esencia natural, está enloquecido y desnortado hasta sus límites
Ángel Padilla
jueves, 10 de octubre de 2019, 10:34 h (CET)


No voy a ser técnico. No buscaré etimología ni historia del movimiento, iré al grano. Porque uno ya está bastante harto de que mangoneen, como lo están haciendo, propios y extraños, la forma de vida revolucionaria que, nada menos, cambiará el mundo.

Ser vegana/o no significa dieta. El término dieta aparece cuando se examinan los hábitos (en este caso alimentarios) de un vegano. Hábitos que son muchos, y "curiosamente" bastante distintos a los del común de la población.

Veganismo es evolución. Veganismo es justicia.

Veganismo no es una ética: es "la ética". La ética que poseemos pero mejorada, ensanchada, ética al fin albergando a los grandes olvidados en su moral y respeto, pues hasta día de hoy de la moral y ética humana son expulsados los demás animales, sólo por una cuestión baladí, insignificante, caricaturesca: no son humanos.

Expondré los términos mínimos. Antropocentrismo. Ha llegado hasta estos días, el humano se cree el animal superior y por ello cree poder usar todo lo que hay en esta tierra, incluso a los animales.

Retrotraerse a cómo, dónde y por quiénes nació esta creencia, resulta innecesario, como buscar entre libros de historia cómo se conformó el nazismo hasta gasear a millones de judíos, podría ser interesante, culturalmente, históricamente, sociológicamente (recomiendo el libro "El Holocausto", de Laurence Rees). Pero no es el objetivo de estas letras extenderse, ya se ha dicho. Tal afirmación de que el hombre (sí, el hombre, no la mujer, que la burla es doble) es dominador de todo, por poseer la razón, me hace reír a mí, a ti (no disimules, lector) y a los que al paso del tiempo examinen esa creencia y se asombren de cómo se asentó en la visión del mundo por tantos siglos, naturalizándose tamaña estupidez.

Al parecer el resumen trataría de que el humano, al creerse más inteligente, le está otorgado mucho más de esta gran tienda que cree es el mundo, para sí que para las demás especies, a quienes usa, esclaviza y fríe a la parrilla. Y, bueno, en fin, gracias a Singer, tenemos una palabra que nos ayuda mucho a definir esta fobia a los animales, este menoscabo: especismo (creerse una especie, por lo que sea, superior a otra y con derecho a hacer con la "inferior" lo que le venga en gana).

Un francés, un español o un coreano, se creen más inteligentes que una jirafa, un delfín, un gato... Según el psiquiatra Francisco Alonso Fernández, el resumen más escueto que podría hacerse del concepto "inteligencia" sería: "resolver, de la manera más eficiente un problema que se nos coloca delante".

En ese sentido, los animales no humanos son infinitamente más inteligentes que nosotros, puesto que, mediante su cadena trófica, primero, han mantenido el planeta intacto, fértil y abundante, con sus formas aparentemente desordenadas (lo llaman "salvajismo" los doctos humanos, y a ellos "civilizados"), durante siglos.

Y, explorando el concepto de eficiencia en sus haceres diarios, están a años luz de pulcritud que nosotros, los humanes.

La llegada del humano y su desastre de obsesión por acaparar, crear cosas inútiles y la pulsión por someter, ha llevado esta tierra a una deriva de la que muchos expertos hablan como de no retorno.

Examinado el antropocentrismo desde un ámbito más estrecho aún, del de que no tiene sentido alguno, porque todo individuo de esta tierra nace para sí mismo y tiene derecho a la vida, diga lo que diga cualquier individuo de otra especie (la humana), que en nada pinta de los devenires de las otras Naciones (las del aire, de la tierra y de las aguas), el antropocentrismo, finalicemos, ha sido la excusa perfecta para avasallar al resto de los animales, como el racismo se creyó una forma de cultura, una visión naturalizada de la vida, correcta, en que se consideraba normal mantener como esclavos a los negros sólo porque tenían distinto color de piel. Y esclavas, ese es el tér Y mino, por supuesto, durante toda la historia de la humanidad, a las mujeres, de los hombres, sólo por su sexo, que siempre el hombre ha considerado débil, así como su mente; el hombre ha considerado a la mujer menos inteligente que él. Y lo sigue haciendo, disfrace como disfrace su discurso.


Todas estas injusticias perpetradas a la fuerza mediante la Dominación, el encarcelamiento, la muerte, se han ido paliando al ir cambiando de visión la sociedad, cuya ética se va asentando en su sistema jurídico, cambiando la legislación, pero a paso de tortuga.

Así, todavía siguen siendo agredidos individuos de distinto color de piel en las calles por grupos racistas; y muriendo muchas mujeres a manos de sus maridos o parejas, asesinadas en el marco del maltrato de género, marco que no es otro del "yo hago lo que quiero contigo porque soy mejor que tú. Y superior."

En países donde el capitalismo con sus expolios ha arrebatado todo oxígeno de culturización en universales, todas estas aberraciones son diabólicamente mayores. Pensemos en el burka, pensemos en lugares donde se encarcela a los homosexuales por serlo. Definitivamente, el ser humano no sólo es cruel en su mayoría de individuos, sino que es idiota profundo.

El veganismo no es más que un acaparar todas las injusticias nombradas para lograr destronar de la cadena de mando a los autocoronados reyes: los dominantes.

El poeta anarquista Jesús Lizano siempre dijo, todo en este mundo se resume en "dominantes y dominados".

Sin una cultura del respeto, pero en amplio, no habrá, finalmente, nada.

Realmente el mundo ya sea por las emisiones de CO2 o porque un pirado de los que un pueblo adocenado vota aprieta un botón y estalla un tercio de la Tierra, es un completo desastre, este lugar donde los humanos vivimos está en quiebra, crisis absoluta, de todo ámbito.

La debacle sobreviene porque la ética es insuficiente.

Si en una casa los padres consideran, cuidan y aman cada día a dos de sus hijas y a la tercera la mantienen encerrada en una habitación, por considerarla distinta, por lo que sea, en definitiva porque están locos, podrá llegar momento en que la rea incendie el lugar y mueran todos.

Vegana, vegano, es entender que este lugar hacinado de humanos, alejado de nuestra verdadera esencia natural, está enloquecido y desnortado hasta sus límites.

Que todo va mal porque el respeto sólo lo nombran los labios pero no se ejercita como hecho, en todos los estamentos donde deba imperar. Campo. Ciudad. Mar. Montañas. Lugares lejanos a la casa de uno.

Todos los males provienen de aquella palabra: respeto. Y la escribo lejana porque en tanto el humano no mire a los ojos del resto de los animales que, caníbal, en su (falsa) superioridad, los usa como dieta, todo será violencia en estos manicomios abiertos llamados países.

Cuando la palabra respeto sea atraída de verdad, y abrazada, la única bandera que ondee en el mundo, humanos y no humanos siguiendo el decurso de sus vidas sin que ninguno moleste al otro, esto es, lo respete, podremos comenzar a reconstruir un mundo físico distinto: en tanto no reconstruyamos el mental, el anterior no tendrá obreros.

Los veganos militamos en la liberación animal. No queremos jaulas llenas de inocentes. Ni mentes llenas de jaulas en nuestros vecinos, estado mental que les lleva a ejercer de carceleros y caníbales, criminales y frustrados egoístas sin remedio.

La liberación animal conlleva ser vegano. El veganismo practica el respeto en amplio a todos los navegantes de nuestro mismo barco, da igual tu color de piel, amiga, amigo, tu sexualidad, hermana, si tienes branquias, más de dos patas o en tu espalda hay alas. Te respetaré.

Llevo 24 años de veganismo y trabajando por la liberación animal, esto es, por invalidar esta cultura nuestra egoísta y falsa, con sesgo de intereses para los placeres, la gula y todo tipo de pulsiones, estas sí, "salvajes" en su acepción más monstruosa.

¿Veis? No es una dieta. Es una MILITANCIA.

Vosotros os coméis el futuro. El mañana. El hoy. Familias. Juntos sois como gigantes que patean y se inflan a comer animales como Neptuno devorando a su hijo en un Gif que se repite eterno.

Y luego dormís, mano en la barriga, boca hacia arriba en el césped al sol, soñando que al despertar habrá lo mismo, siempre.

Os estáis comiendo las paredes de vuestra casa a bocados. Y llega el frío.

Cuando no queden paredes os comeréis el techo.

Y cuando la niña encerrada se vea frente a vosotros os matará, porque habrá crecido loca de ira y será una hydra.

¿Salimos de este cuento terrible y terminamos de hablar de esto caminando por el jardín?

Yo también estaba confundido hasta los veintitantos. Veía el pasar de comer cadáveres a no hacerlo con miedo, como si me fuera a pasar algo. O años antes no lo veía necesario, lo tenía naturalizado.

Ahora entiendo cuán equivocado estaba. Como el que usaba esclavos. Como el que creía que la Tierra era plana. 24 años y estoy sano, no me falta vitamina ni proteína alguna.

¿Vienes? Quiero que lloremos juntos. Pero que luego sonriamos, ¿eh?

Yo quiero considerarte ahora mi amiga, mi amigo (como si hablase con ese que fui yo antes de no ser el de ahora), somos un clan, junto con el resto de los animales. Escrito está en cada hoja nueva que abre y en la primera que vio el mundo y el mundo a ella.

Esta es una revolución.

O ella o no habrá nada. Nuestra bandera, La Verdad.

Nuestra vara de medir las cosas, el Sentido Común. La ley natural.

Desconfiamos de todo porque ya padecimos demasiado la mentira. ¿Te apuntas a la libertad?

Y ¿a libertar?

¿Hay algún lugar cerca de tu casa donde se escuchen cantar los pájaros?

¿Nos harás el favor de acercarte cuanto antes y pensar en lo que hemos hablado?

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El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
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