Con la llegada del otoño se produce un incremento del consumo eléctrico tras los meses de verano, lo cual se traduce en una subida en el recibo de la luz que encarecerá de media un 3,2% las facturas de los españoles.
Con la actual situación económica la necesidad de paliar los efectos de estas subidas son cada vez más latentes. En primer lugar, la sustitución de las lámparas convencionales por lámparas LED, es un buen recurso ya que es una tecnología que permite ahorrar entre un 60 y un 80% de consumo en la factura final. Además no generan calor por lo que se puede ahorrar en climatización en las estancias donde se encuentre instalada.
La instalación de un termostato para una correcta programación de la calefacción sólo en las horas que sean necesarias es otra medida que el bolsillo puede agradecer a final de mes. Adicionalmente, instalar una estufa de biomasa en viviendas unifamiliares supone un ahorro del 55% en gas y de hasta el 80% en electricidad.
No son los únicos recursos que podemos tener a mano para no gastar más de lo deseado. En este sentido el cambio del termo eléctrico convencional por un sistema de calentamiento solar puede ser otra medida de ayuda, puesto que tras un plazo de cinco años la producción del agua caliente sería completamente gratuita.
El uso de electrodomésticos de clase energética A puede suponer un ahorro de hasta el 30%. De esta forma los programas de lavadora y lavavajillas deben de ser los de baja temperatura y, si enlazamos esta propuesta con la anterior, éste último podría conectarse al sistema de calentamiento solar obteniendo en el momento la temperatura correcta sin gasto que la produzca.
Más que una propuesta, el quinto es un consejo práctico. Cocinar con ollas y sartenes de diámetro superior a la placa y cubrirlas con tapa permite una cocción más rápida y un ahorro de casi el 50% en el consumo de electricidad.
Propuestas que generan un uso eficiente de la electricidad y que permite abrir un agujero más en un cinturón que la crisis hace cada día más apretado.