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Con la llegada de la Ilustración, se dio el fenómeno de las exploraciones botánicas y naturalistas

Investigación y mecenazgo

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Si repasamos la Historia de la Ciencia –estudiada y promovida por el fallecido doctor López-Piñero-, en España, nos daremos cuenta, de la nula continuidad que ésta ha tenido a lo largo de los siglos. Ya le ocurrió a Crisóstomo Martínez, que fue el primero en el mundo en dibujar los elementos que forman nuestro cuerpo humano. Salió de Valencia a París, becado, para proseguir sus estudios. Sus apasionantes y eruditos estudios, hicieron que la ciencia médica, avanzará, siendo aclamado en distintas universidades europeas –excepto en la de Valencia-. Con la llegada de la Ilustración, se dio el fenómeno de las exploraciones botánicas y naturalistas. De ahí que la Universidad de Valencia, creará el actual Jardín Botánico, pero no sabemos por qué razón, éste Jardín, se ha mantenido hasta nuestros días, gracias a pertenecer a la Universidad, que es la que financia ésta insigne institución.

Gracias al mecenazgo de importantes hombres de negocios, se pudo mantener un centro de investigación de vanguardia en materia botánica, germen y auxilio de otras disciplinas, como la farmacia o la medicina. Dentro del Jardín Botánico, existe una institución ejemplar: el Museo Torres-Sala, dedicado a la investigación entomológica –es decir de mariposas e insectos, además de conchas de crustáceos y otras variedades relacionadas entre si-, que no podemos visitar desde hace ya unos años, ya que la falta de presupuesto, ha provocado el cierre del citado espacio museístico, además del nulo interés político –eso es harina de otro cantar- por dar solución a un tema sencillo. Pero ahí lo tenemos: cerrado a cal y canto. Podíamos seguir enumerando ejemplos, pero creo que son suficientes para demostrar el nulo apego por la investigación española.

Y lo más curioso, es que existen investigadores de gran calidad, que han prestado su sabiduría gratuitamente, ya que de otra forma, muchos proyectos de investigación no hubieran llegado a su conclusión. Se de buena tinta, que muchas veces éstas investigaciones, salen del bolsillo del profesional –bueno en realidad de sus familias-, ya que no tenemos la costumbre de trabajar para pagar los estudios. Hace tan solo unas horas, una buena amiga –que partió hace tiempo a Estados Unidos a seguir con sus estudios-, me escribía un correo electrónico, para ponerme al día de su vida y del proceso de su investigación. Ella está en la Universidad de Harvard, que ha sido la que le ha acogido su proyecto, “por la importancia del mismo, a favor del progreso humano”.

Y me contaba: “ … se sorprenden mis colegas, cuando les cuento que en España, la investigación me cuesta de mi bolsillo, y que no percibo dinero alguno, mientras estoy investigando …” Yo me pregunto: ¿y de que vive nuestra investigadora? Tiene que pagar recibos de luz, agua, teléfono, gas; además tiene que alimentarse, vestirse, realizar alguna reparación o imprevisto. De ahí comprendo que nuestros investigadores, tengan que salir fuera, para poder finalizar sus estudios y poder tener una vida digna. Me seguía diciendo: “ … fijate, ahora tengo sueldo, me pagan la residencia, el seguro de enfermedad, y los gastos corrientes, además de tener una persona encargada de llenarme la nevera y de que no me falten aspirinas. Su idea es que solo nos dediquemos a investigar y a tener nuestros ratos de ocio y asueto …” Yo entonces le pregunté: ¿Y eso lo paga todo la Universidad? Ella me contestó: “La Universidad, tiene sus mecenas particulares, que son los que financian cada uno de los proyectos de investigación. En mi caso, al estar en estudios de Post-Grado, no se me permite trabajar para pagarme los estudios. Solo me dedico a investigar, y ellos me cubren todas mis necesidades”. La verdad es que me dio una pena terrible, que en España, no podamos tener un sistema educativo que promocione a nuestros investigadores como se hace en otros países. Es triste comprobar, como estamos a años luz de poder dar a nuestros científicos un sistema de estudios tan completo y magnífico. Creo que tenemos muchas cosas que revisar y reformar. Porque si perdemos investigadores, no avanzaremos en sectores clave como la industria –una de las grandes olvidadas- o la agricultura –el patito feo, siendo tan importante para nuestra existencia diaria-. Invertir todos nuestros esfuerzos en un solo sector, -el terciario-, es un error bastante grave, ya que si falla, se viene a pique la economía global de la sociedad.

Pensemos que la investigación es fundamental para nuestras vidas y salgamos en defensa de nuestros científicos que tanto nos aportan a nuestra sociedad.

Investigación y mecenazgo

Con la llegada de la Ilustración, se dio el fenómeno de las exploraciones botánicas y naturalistas
Manuel Ibañez Ferriol
lunes, 12 de agosto de 2013, 07:33 h (CET)
Si repasamos la Historia de la Ciencia –estudiada y promovida por el fallecido doctor López-Piñero-, en España, nos daremos cuenta, de la nula continuidad que ésta ha tenido a lo largo de los siglos. Ya le ocurrió a Crisóstomo Martínez, que fue el primero en el mundo en dibujar los elementos que forman nuestro cuerpo humano. Salió de Valencia a París, becado, para proseguir sus estudios. Sus apasionantes y eruditos estudios, hicieron que la ciencia médica, avanzará, siendo aclamado en distintas universidades europeas –excepto en la de Valencia-. Con la llegada de la Ilustración, se dio el fenómeno de las exploraciones botánicas y naturalistas. De ahí que la Universidad de Valencia, creará el actual Jardín Botánico, pero no sabemos por qué razón, éste Jardín, se ha mantenido hasta nuestros días, gracias a pertenecer a la Universidad, que es la que financia ésta insigne institución.

Gracias al mecenazgo de importantes hombres de negocios, se pudo mantener un centro de investigación de vanguardia en materia botánica, germen y auxilio de otras disciplinas, como la farmacia o la medicina. Dentro del Jardín Botánico, existe una institución ejemplar: el Museo Torres-Sala, dedicado a la investigación entomológica –es decir de mariposas e insectos, además de conchas de crustáceos y otras variedades relacionadas entre si-, que no podemos visitar desde hace ya unos años, ya que la falta de presupuesto, ha provocado el cierre del citado espacio museístico, además del nulo interés político –eso es harina de otro cantar- por dar solución a un tema sencillo. Pero ahí lo tenemos: cerrado a cal y canto. Podíamos seguir enumerando ejemplos, pero creo que son suficientes para demostrar el nulo apego por la investigación española.

Y lo más curioso, es que existen investigadores de gran calidad, que han prestado su sabiduría gratuitamente, ya que de otra forma, muchos proyectos de investigación no hubieran llegado a su conclusión. Se de buena tinta, que muchas veces éstas investigaciones, salen del bolsillo del profesional –bueno en realidad de sus familias-, ya que no tenemos la costumbre de trabajar para pagar los estudios. Hace tan solo unas horas, una buena amiga –que partió hace tiempo a Estados Unidos a seguir con sus estudios-, me escribía un correo electrónico, para ponerme al día de su vida y del proceso de su investigación. Ella está en la Universidad de Harvard, que ha sido la que le ha acogido su proyecto, “por la importancia del mismo, a favor del progreso humano”.

Y me contaba: “ … se sorprenden mis colegas, cuando les cuento que en España, la investigación me cuesta de mi bolsillo, y que no percibo dinero alguno, mientras estoy investigando …” Yo me pregunto: ¿y de que vive nuestra investigadora? Tiene que pagar recibos de luz, agua, teléfono, gas; además tiene que alimentarse, vestirse, realizar alguna reparación o imprevisto. De ahí comprendo que nuestros investigadores, tengan que salir fuera, para poder finalizar sus estudios y poder tener una vida digna. Me seguía diciendo: “ … fijate, ahora tengo sueldo, me pagan la residencia, el seguro de enfermedad, y los gastos corrientes, además de tener una persona encargada de llenarme la nevera y de que no me falten aspirinas. Su idea es que solo nos dediquemos a investigar y a tener nuestros ratos de ocio y asueto …” Yo entonces le pregunté: ¿Y eso lo paga todo la Universidad? Ella me contestó: “La Universidad, tiene sus mecenas particulares, que son los que financian cada uno de los proyectos de investigación. En mi caso, al estar en estudios de Post-Grado, no se me permite trabajar para pagarme los estudios. Solo me dedico a investigar, y ellos me cubren todas mis necesidades”. La verdad es que me dio una pena terrible, que en España, no podamos tener un sistema educativo que promocione a nuestros investigadores como se hace en otros países. Es triste comprobar, como estamos a años luz de poder dar a nuestros científicos un sistema de estudios tan completo y magnífico. Creo que tenemos muchas cosas que revisar y reformar. Porque si perdemos investigadores, no avanzaremos en sectores clave como la industria –una de las grandes olvidadas- o la agricultura –el patito feo, siendo tan importante para nuestra existencia diaria-. Invertir todos nuestros esfuerzos en un solo sector, -el terciario-, es un error bastante grave, ya que si falla, se viene a pique la economía global de la sociedad.

Pensemos que la investigación es fundamental para nuestras vidas y salgamos en defensa de nuestros científicos que tanto nos aportan a nuestra sociedad.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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