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"López no cantó como Cinquetti A las puertas del Cielo, cantó en la Puerta del Infierno"

Gourbangouly Berdymoukhamedov no es JFK

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El célebre desierto de Karakum abarca la mayor parte de Turkmenistán, uno de esos países nacidos de la implosión de la URSS en los años 90 del siglo XX, y que ocupa un destacado lugar en eso que venimos denominando el Grand Tour del Horror de Asia Central. El árido Estado con una extensión cercana al medio millón de kilómetros cuadrados, y con una población estimada entre los cinco y seis millones de almas, la inmensa mayoría islámica y con la inestimable ayuda en su solidificación por parte de Arabia Saudí o Turquía. Como inmensa es la pobreza en la que se ve inmersa, verdaderas Almas Muertas como titulara en una de sus grandes novelas Gógol, pero en vida. El hermético país que "fundara" el monstruo excéntrico que atendía al nombre de Niyazov, del que ya hemos escrito suficiente y heredó Berdymoukhamedov viene siendo denunciado por toda índole de organismos humanitarios internacionales.

Vive un aislamiento semejante al régimen del extremo norte de la península coreana. Pero con algunas diferencias notables más allá del clima y la orografía: en vez de fuerzar armadas provistas de supuestos potenciales nucleares, el asunto queda resuelto con una implacable maquinaria represora heredera directa de la Ojrana y la KGB. Por otro lado no se trata de un país escaso en recursos naturales: las quintas reservas mundiales de gas natural se albergan en territorio turcomano además de otros hidrocarburos. No por obvio, es necesario recordar que los beneficios de esas riquezas no revierten en los seminómadas y desdichados habitantes del país centroasiático que padecieron lo indecible con el autor del Ruhnama como complemento al secular Corán. Todo ello bajo un manto de algodón que ya desde la época soviética acentuó la ya endémica desertización de esta franja del globo limítrofe con Irán y sus nada envidiables repúblicas ex-soviéticas.

Pues bien, tras esta breve introducción, es este país en el que la exuberante actriz, bailarina y cantante JL, también conocida como Jennifer López, deleitó con sus voluptuosas actuaciones al selecto grupo de invitados en una fiesta privada con motivo del 56 cumpleaños del sátrapa Berdymoukhamedov. No contenta con ello, JL le dedicó un Happy birthday al susodicho Gourbangouly como hace medio siglo Monroe hiciése lo propio con JFK. Sin la menor intención de hacer hagiografía del mito estadounidense, toda comparación o similitud resulta odiosa. Verdad es, que no se trataba de una gira al uso, tipo Madonna en Petrogrado -cuán distinto asesoramiento y merchandising entre ambas divas-.

Pero que la celebrity latina norteamericana aduzca poco menos que desconocía el proceder de su anfitrión y el régimen donde se movía produce, como poco, vergüenza. Desconocemos si los depauperados súbditos turcomanos se han enterado de las disculpas de la neoyorkina. Nosotros si, y a la vergüenza se le suma el escándalo que aumenta cuando la propia López relata que viajó bajo el patrocinio de la China National Petroleum Corp...de nuevo el Gran Juego pero con el concurso del gigante asiático.

Al menos, la repercusión mediática que el viaje de JL suscitó, consiguió que buena parte de la opinión pública conozca algo sobre sobre el ignoto país, únicamente famoso entre científicos por albergar el Pozo de Darvaza, cráter fruto de prospecciones de geólogos soviéticos. Pozo que no deja de arder desde hace más de treinta años y es todo un espectáculo, particularmente en la nocturnidad. También es conocido como La Puerta del Infierno, denominación que encaja perfectamente con el sistema político imperante en Asjabad. Capital asomada al Caspio, mar que no es ajeno a las disputas entre las tiranías bañadas por este gran lago interior, que se disputan sus inmensos recursos naturales. López no canató como Cinquetti "A las puertas del Cielo, cantó en la Puetta del Infierno".

Gourbangouly Berdymoukhamedov no es JFK

"López no cantó como Cinquetti A las puertas del Cielo, cantó en la Puerta del Infierno"
Nicolás de Miguel
martes, 2 de julio de 2013, 10:11 h (CET)
El célebre desierto de Karakum abarca la mayor parte de Turkmenistán, uno de esos países nacidos de la implosión de la URSS en los años 90 del siglo XX, y que ocupa un destacado lugar en eso que venimos denominando el Grand Tour del Horror de Asia Central. El árido Estado con una extensión cercana al medio millón de kilómetros cuadrados, y con una población estimada entre los cinco y seis millones de almas, la inmensa mayoría islámica y con la inestimable ayuda en su solidificación por parte de Arabia Saudí o Turquía. Como inmensa es la pobreza en la que se ve inmersa, verdaderas Almas Muertas como titulara en una de sus grandes novelas Gógol, pero en vida. El hermético país que "fundara" el monstruo excéntrico que atendía al nombre de Niyazov, del que ya hemos escrito suficiente y heredó Berdymoukhamedov viene siendo denunciado por toda índole de organismos humanitarios internacionales.

Vive un aislamiento semejante al régimen del extremo norte de la península coreana. Pero con algunas diferencias notables más allá del clima y la orografía: en vez de fuerzar armadas provistas de supuestos potenciales nucleares, el asunto queda resuelto con una implacable maquinaria represora heredera directa de la Ojrana y la KGB. Por otro lado no se trata de un país escaso en recursos naturales: las quintas reservas mundiales de gas natural se albergan en territorio turcomano además de otros hidrocarburos. No por obvio, es necesario recordar que los beneficios de esas riquezas no revierten en los seminómadas y desdichados habitantes del país centroasiático que padecieron lo indecible con el autor del Ruhnama como complemento al secular Corán. Todo ello bajo un manto de algodón que ya desde la época soviética acentuó la ya endémica desertización de esta franja del globo limítrofe con Irán y sus nada envidiables repúblicas ex-soviéticas.

Pues bien, tras esta breve introducción, es este país en el que la exuberante actriz, bailarina y cantante JL, también conocida como Jennifer López, deleitó con sus voluptuosas actuaciones al selecto grupo de invitados en una fiesta privada con motivo del 56 cumpleaños del sátrapa Berdymoukhamedov. No contenta con ello, JL le dedicó un Happy birthday al susodicho Gourbangouly como hace medio siglo Monroe hiciése lo propio con JFK. Sin la menor intención de hacer hagiografía del mito estadounidense, toda comparación o similitud resulta odiosa. Verdad es, que no se trataba de una gira al uso, tipo Madonna en Petrogrado -cuán distinto asesoramiento y merchandising entre ambas divas-.

Pero que la celebrity latina norteamericana aduzca poco menos que desconocía el proceder de su anfitrión y el régimen donde se movía produce, como poco, vergüenza. Desconocemos si los depauperados súbditos turcomanos se han enterado de las disculpas de la neoyorkina. Nosotros si, y a la vergüenza se le suma el escándalo que aumenta cuando la propia López relata que viajó bajo el patrocinio de la China National Petroleum Corp...de nuevo el Gran Juego pero con el concurso del gigante asiático.

Al menos, la repercusión mediática que el viaje de JL suscitó, consiguió que buena parte de la opinión pública conozca algo sobre sobre el ignoto país, únicamente famoso entre científicos por albergar el Pozo de Darvaza, cráter fruto de prospecciones de geólogos soviéticos. Pozo que no deja de arder desde hace más de treinta años y es todo un espectáculo, particularmente en la nocturnidad. También es conocido como La Puerta del Infierno, denominación que encaja perfectamente con el sistema político imperante en Asjabad. Capital asomada al Caspio, mar que no es ajeno a las disputas entre las tiranías bañadas por este gran lago interior, que se disputan sus inmensos recursos naturales. López no canató como Cinquetti "A las puertas del Cielo, cantó en la Puetta del Infierno".

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