Un supositorio cuyo envoltorio ha roto el presidente de la Junta de Andalucía, José Griñán, pero con la aviesa intención de que sea Alfredo Pérez Rubalcaba el que termine aplicándoselo. Así es la política: a pesar de que en innumerables manifestaciones lo había hecho suyo, el líder de los socialistas andaluces no ha dudado en dinamitar el calendario que sobre las primarias a candidato para la Presidencia del Gobierno había elaborado el secretario general del PSOE.
Sea como fuere, lo que resulta evidente es que por más que Rubalcaba se resista a mover ficha, las cosas ya no pueden volver a ser igual que antes. El anuncio de la marcha a plazos del líder de los socialistas andaluces y la convocatoria de unas primarias exprés en su Comunidad, convierten en obsoleta la estrategia con la que se venía trabajando en Ferraz. Entre otras razones porque el tan manido argumento de la ejecutiva federal de que todavía queda mucho tiempo para la celebración de las Elecciones Generales de 2015 pierde toda su fuerza si tomamos en consideración el hecho de que las próximas elecciones autonómicas de Andalucía serán en marzo de 2016. Además, la presión que se venía ejerciendo desde la sede central del PSOE para que nadie se mueva antes de tiempo, es obvio que ha quedado desactivada con este movimiento del presidente Griñán.
Ayer mismo, el exministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, saltó a la palestra para decir que la situación es insostenible y que hay que convocar cuanto antes las primarias. No tardarán en secundarle otros ilustres del partido.
Y es que en realidad la situación es insostenible. Con un país que se desangra, en el que ver a gente hurgando en los contenedores se ha convertido en un hecho cotidiano, y con un Gobierno incapaz de rebelarse ante el protectorado impuesto por Alemania, la sorprendente noticia es que encuesta tras encuesta el Partido Socialista sigue cayendo en intención de voto. De hecho, aunque seguramente no le valdría para conservar el Gobierno, de celebrarse hoy las elecciones, el Partido Popular volvería a ser el más votado. Inaudito.
Y es que, para bien o para mal, el electorado, sobre todo el progresista, sigue identificando a Rubalcaba con Zapatero. Y ya sabemos que la imagen del expresidente no pasa por su mejor momento. La gente cree que fracasó en su lucha contra la crisis. Además, no le perdona que tras la aciaga Cumbre Europea de principios de mayo de 2010, cediera al chantaje y renunciara a sus principios.
Precisamente por esto, por ser tan nefasta la imagen que proyecta Rubalcaba, es por lo que no tiene sentido la estrategia diseñada en Ferraz. Esta vez no son las ideas lo primero. Las ideas no sirven de nada cuando no encuentran comprador. Y el electorado no está dispuesto a comprarle nada al actual secretario general del Partido Socialista. Los esfuerzos de Jáuregui por poner al día el ideario socialista son de agradecer. Pero no debe ser Rubalcaba la persona que abandere esas nuevas propuestas. Semejante labor debería quedar reservada para el ganador de las primarias.
Pero unas primarias serias, abiertas, como en Francia, con unos plazos razonables que permitan que se pueda presentar todo aquel que lo desee. Justo lo contrario de lo que va a hacer Griñán en Andalucía. Sus prisas denotan que en esta operación hay gato encerrado. Lo que propone el presidente andaluz es un ‘aquí te pillo, aquí te mato’, para que Susana Díaz salga elegida, a ser posible, sin competidor alguno. Un dedazo en toda regla, como el utilizó Aznar en 2003 para nombrar sucesor a Rajoy.