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Daniel Bolufer

Fuera de la mejora

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A estas alturas ya tenemos asumido que un éxito de la selección española de fútbol es una cuestión de fé. La selección española de atletismo combina la mala suerte habitual de los primeros con una elevada dosis de falta de profesionalidad. Ayer dieron comienzo los campeonatos de Europa al aire libre en Goteborg, y salieron a la luz deficiencias que venimos arrastrando en los últimos años. Atletas que llegan fuera de forma o lesionados a las grandes citas, y que aún así son convocados, marcas bajísimas (impropias a este nivel) y la clara insuficiencia de las becas ADO.

Todavía tenemos frescas en la memoria las palabras del presidente de la Federación Española Jon Odriozola criticando al corredor de 400 metros David Canal por su bajo rendimiento, pero esto solo es la punta del iceberg, y ayer vimos varios ejemplos: Esther Desviat nos sorprendía con sus declaraciones al terminar (gracias a Dios) la prueba clasificatoria de 800 metros, en las que ella misma se mostraba sorprendida de su paupérrima marca (2:07). Lo peor es que fue invitada por la Federación para después hacer “esto”. Javier Bermejo en altura dejó su marca en 2.15 metros y reconoció ante las cámaras su bajo estado de forma por culpa de las lesiones, y sus pocas posibilidades de llegar a esta competición en condiciones. El caso de Joan Lino es similar y también tras un último año marcado por las lesiones no pudo alcanzar el 7.95 que le metía en la final de salto de longitud (su marca fue de 7.83). Hasta la última tentativa tuvo opciones pero el corte se quedó en 7.85. Mención aparte merece el capitán Manolo Martínez, demostrando de nuevo que no está a la altura de su categoría en la prueba de lanzamiento de peso al aire libre.
Ayer, por primera vez en su carrera, tuvo el dudoso mérito de quedarse fuera de la mejora en una final de una prueba al aire libre.

Es evidente que un atleta no tiene la culpa de lesionarse, pero no es de recibo que deportistas que están lesionados o saben claramente que no se encuentran en condiciones de competir acudan a grandes eventos internacionales como si tal cosa. El deporte en general, y el atletismo en particular merecen más respeto, por no hablar de los aficionados.

No quiero terminar esta columna sin hacer mención a los que sí dieron la cara. La extraordinaria Marta Domínguez pulverizó el record de España en su segunda participación en un 10000, y el séptimo lugar que obtuvo supo a gloria. Un gran resultado tras dar el salto desde el 5000. Los velocistas (para completar el surrealismo de nuestro atletismo) estuvieron realmente bien y se clasificaron para semifinales en 100 metros. Por último, en el 1500 (nuestra prueba reina), Casado, Higuero y Gallardo se clasificaron para la final con buenas actuaciones.

Fuera de la mejora

Daniel Bolufer
Daniel Bolufer
martes, 8 de agosto de 2006, 22:11 h (CET)
A estas alturas ya tenemos asumido que un éxito de la selección española de fútbol es una cuestión de fé. La selección española de atletismo combina la mala suerte habitual de los primeros con una elevada dosis de falta de profesionalidad. Ayer dieron comienzo los campeonatos de Europa al aire libre en Goteborg, y salieron a la luz deficiencias que venimos arrastrando en los últimos años. Atletas que llegan fuera de forma o lesionados a las grandes citas, y que aún así son convocados, marcas bajísimas (impropias a este nivel) y la clara insuficiencia de las becas ADO.

Todavía tenemos frescas en la memoria las palabras del presidente de la Federación Española Jon Odriozola criticando al corredor de 400 metros David Canal por su bajo rendimiento, pero esto solo es la punta del iceberg, y ayer vimos varios ejemplos: Esther Desviat nos sorprendía con sus declaraciones al terminar (gracias a Dios) la prueba clasificatoria de 800 metros, en las que ella misma se mostraba sorprendida de su paupérrima marca (2:07). Lo peor es que fue invitada por la Federación para después hacer “esto”. Javier Bermejo en altura dejó su marca en 2.15 metros y reconoció ante las cámaras su bajo estado de forma por culpa de las lesiones, y sus pocas posibilidades de llegar a esta competición en condiciones. El caso de Joan Lino es similar y también tras un último año marcado por las lesiones no pudo alcanzar el 7.95 que le metía en la final de salto de longitud (su marca fue de 7.83). Hasta la última tentativa tuvo opciones pero el corte se quedó en 7.85. Mención aparte merece el capitán Manolo Martínez, demostrando de nuevo que no está a la altura de su categoría en la prueba de lanzamiento de peso al aire libre.
Ayer, por primera vez en su carrera, tuvo el dudoso mérito de quedarse fuera de la mejora en una final de una prueba al aire libre.

Es evidente que un atleta no tiene la culpa de lesionarse, pero no es de recibo que deportistas que están lesionados o saben claramente que no se encuentran en condiciones de competir acudan a grandes eventos internacionales como si tal cosa. El deporte en general, y el atletismo en particular merecen más respeto, por no hablar de los aficionados.

No quiero terminar esta columna sin hacer mención a los que sí dieron la cara. La extraordinaria Marta Domínguez pulverizó el record de España en su segunda participación en un 10000, y el séptimo lugar que obtuvo supo a gloria. Un gran resultado tras dar el salto desde el 5000. Los velocistas (para completar el surrealismo de nuestro atletismo) estuvieron realmente bien y se clasificaron para semifinales en 100 metros. Por último, en el 1500 (nuestra prueba reina), Casado, Higuero y Gallardo se clasificaron para la final con buenas actuaciones.

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