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Juan Pablo Mañueco

El Partido Popurrí (PP) y el tema 'gay'

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SEGURAMENTE el Partido Popular anda tan fino y tan sobrado de líderes admirables, eficaces y ganadores que puede permitírse el lujo de tirarle navajazos a Ruiz Gallardón continuamente. Por ejemplo, por haber casado a dos homosexuales del partido, que así se lo habían pedido y porque así se lo permite la ley civil. A los dos homosexuales pepeístas; y al alcalde pepeísta de Madrid.

¿Qué preferían esos ganadores perpetuos que quizá crean ser Mariano Rajoy y los ZaplÁngeles (Acebes y Eduardo)?, ¿que casara a sus dos militantes un edil socialista?, ¿que se tuvieran que desplazar para celebrar la ceremonia hasta cualquier municipio regido por la izquierda...?

En tal caso, la noticia sí que hubiese traído cola informativa y Mariano y sus ZaplÁngeles se hubieran apuntado un éxito inenarrable, como los que acostumbran a ofrendar a su electorado en todas las elecciones nacionales o regionales a las que concurren.

Liderazgo inteligente no sé si habrá en el Partido Popular, pero respeto a la pluralidad de opciones y de ideas de su militancia tampoco...

De otra forma no se produciría una oposición tan frontal y tan estéril a una realidad que, como se ve, afecta incluso a sus integrantes, los cuales más bien son los que merecen el reconocimiento por querer ser fieles a sus ideas políticas y, a la vez, coherentes con sus sentimientos.

En estas cuestiones se aprecia que el PP dista mucho de ser un partido moderno y actual, sensible a las cuestiones sociológicas. Por el contrario, revela su peor cara como un popurrí de tensiones internas, en trance de saltar a la menor ocasión:

Conservadores por allá, liberales por acá, democratacristianos que no logran separar la política de la religión por acullá... y el Vaticano metiéndose por todas partes, como siempre, incluso en materias que no le competen.

¿Qué tiene que ver el matrimonio civil con los sacramentos de la Iglesia...? ¿A qué ton y a que son debe opinar la Iglesia en un baile nupcial que no es el suyo...? Si, con muy buen criterio jamás toleraría ella lo que nadie pretende, es decir, injerencias políticas en el sacramento del matrimonio católico, ¿por qué se inmiscuye ella en otras formas civiles de matrimonio que, para mayor hipocresía y sinsentido, la Iglesia no reconoce, aunque se celebren civilmente entre heterosexuales?

Pero todos podemos apreciar no sólo una contradicción por parte de la Iglesia, sino también que el Partido Popurrí, en lugar de tomar este asunto como una anécdota en el que no debería empeñarse hasta las cejas, carga con todas sus fuerzas contra la poca solidez electoral que va quedando entre sus filas.

El Partido Popurrí (PP) y el tema 'gay'

Juan Pablo Mañueco
Juan Pablo Mañueco
domingo, 6 de agosto de 2006, 21:58 h (CET)
SEGURAMENTE el Partido Popular anda tan fino y tan sobrado de líderes admirables, eficaces y ganadores que puede permitírse el lujo de tirarle navajazos a Ruiz Gallardón continuamente. Por ejemplo, por haber casado a dos homosexuales del partido, que así se lo habían pedido y porque así se lo permite la ley civil. A los dos homosexuales pepeístas; y al alcalde pepeísta de Madrid.

¿Qué preferían esos ganadores perpetuos que quizá crean ser Mariano Rajoy y los ZaplÁngeles (Acebes y Eduardo)?, ¿que casara a sus dos militantes un edil socialista?, ¿que se tuvieran que desplazar para celebrar la ceremonia hasta cualquier municipio regido por la izquierda...?

En tal caso, la noticia sí que hubiese traído cola informativa y Mariano y sus ZaplÁngeles se hubieran apuntado un éxito inenarrable, como los que acostumbran a ofrendar a su electorado en todas las elecciones nacionales o regionales a las que concurren.

Liderazgo inteligente no sé si habrá en el Partido Popular, pero respeto a la pluralidad de opciones y de ideas de su militancia tampoco...

De otra forma no se produciría una oposición tan frontal y tan estéril a una realidad que, como se ve, afecta incluso a sus integrantes, los cuales más bien son los que merecen el reconocimiento por querer ser fieles a sus ideas políticas y, a la vez, coherentes con sus sentimientos.

En estas cuestiones se aprecia que el PP dista mucho de ser un partido moderno y actual, sensible a las cuestiones sociológicas. Por el contrario, revela su peor cara como un popurrí de tensiones internas, en trance de saltar a la menor ocasión:

Conservadores por allá, liberales por acá, democratacristianos que no logran separar la política de la religión por acullá... y el Vaticano metiéndose por todas partes, como siempre, incluso en materias que no le competen.

¿Qué tiene que ver el matrimonio civil con los sacramentos de la Iglesia...? ¿A qué ton y a que son debe opinar la Iglesia en un baile nupcial que no es el suyo...? Si, con muy buen criterio jamás toleraría ella lo que nadie pretende, es decir, injerencias políticas en el sacramento del matrimonio católico, ¿por qué se inmiscuye ella en otras formas civiles de matrimonio que, para mayor hipocresía y sinsentido, la Iglesia no reconoce, aunque se celebren civilmente entre heterosexuales?

Pero todos podemos apreciar no sólo una contradicción por parte de la Iglesia, sino también que el Partido Popurrí, en lugar de tomar este asunto como una anécdota en el que no debería empeñarse hasta las cejas, carga con todas sus fuerzas contra la poca solidez electoral que va quedando entre sus filas.

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