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“Todo lo que vaya al Constitucional mediante recursos acabará en la postura que defienda el Partido Popular”

Montesquieu no era del PP

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En cuanto a las consecuencias que puede tener para el ciudadano esta decisión, simplemente se podría resumir en una frase: “Todo lo que vaya al Constitucional mediante recursos acabará en la postura que defienda el Partido Popular”.

La semana pasada la democracia española quedó en entredicho cuando desde el Gobierno se reformó a los magistrados del Tribunal Constitucional dejando a este órgano con una mayoría conservadora. Cierto es que el Gobierno no ha modificado la legislación mediante la cual se conforman los magistrados en el Constitucional, pero sí que es cierto que en la trayectoria de la democracia, ninguno de los dos grandes partidos ha tenido la valía de dejar a su rival en minoría. Lo transcendental debería ser que gran parte de los magistrados del Constitucional son impuestos, elegidos, nombrados (llamadlo como queráis) por el bipartidismo que ondea en nuestro país gracias a la ley D’Hondt; pero aceptando el reglamento uno se debe basar en los hechos…

¿Pero realmente tendrá consecuencias para el ciudadano esta mayoría conservadora en el Constitucional? Obviamente y por desgracia sí. Si oímos las palabras de uno de los nuevos miembros que ha metido el PP en las que se refería al matrimonio homosexual como una unión similar entre “un hombre y un animal” nos puede dar ciertas pistas acerca del “alto nivel de jurista” que tiene este personaje. En cuanto a las consecuencias que puede tener para el ciudadano esta decisión, simplemente se podría resumir en una frase: “todo lo que vaya al Constitucional mediante recursos acabará en la postura que defienda el Partido Popular”. Ya podrán el resto de partidos políticos del Congreso de los Diputados recurrir alguna ley que tenga como objeto evitar ciertos recortes o cierta eliminación de derechos que si los magistrados impuestos por el PP tuvieran la osadía de dar la razón a ese recurso, el sueldo de ese/esos magistrados tendría los días contados.

La modificación del aborto que está llevándose a cabo por el ministerio de Justicia en la cual se elimina el requisito de malformación del feto como una causa para abortar de la mujer (mientras a su vez se recortan las prestaciones de dependencia) será constitucional porque habrá sido modificada por el PP; la ley del matrimonio homosexual podría ser modificada por la mayoría absoluta del PP y en cuanto llegue al Constitucional un recurso que les caería nada más modificarla, éste también sería rechazado por la mayoría del PP en el Constitucional; el euro por receta, la no revalorización de las pensiones, la rebaja generalizada de los españoles, la ley de educación, la reforma laboral, por poner algunos ejemplos…

En resumen estamos ante el asesinato, que no muerte natural, de Montesquieu y de su separación de poderes: hoy todos los poderes están en manos de una ideología, de un partido. Con la ley en la mano es cierto que las mayorías absolutas democráticas y votadas en las urnas por todos los ciudadanos no tienen ningún otro “pero” siempre y cuando cumplan con los objetivos para los cuales se les votó, igual que no mantendrá un empresario a un trabajador si éste le prometió la gloria eterna y al final resultó que ni gloria ni eterna, pero el panorama del ámbito judicial tendrá todos los focos de atención y la presión ciudadana para vigilar qué actuaciones y qué decisiones tomará a partir de ahora el Tribunal Constitucional. Y no quiero que me veáis como un pesimista de situaciones aún no producidas, ojalá me equivoque y realmente no estén politizadas las sentencias. Ojalá. Y si eso no se produce promete escribir a la semana siguiente un artículo en el que admitiré el mea culpa. Hasta entonces a ver que pasa…

Montesquieu no era del PP

“Todo lo que vaya al Constitucional mediante recursos acabará en la postura que defienda el Partido Popular”
Juan José Sánchez Soto
miércoles, 12 de junio de 2013, 07:31 h (CET)
En cuanto a las consecuencias que puede tener para el ciudadano esta decisión, simplemente se podría resumir en una frase: “Todo lo que vaya al Constitucional mediante recursos acabará en la postura que defienda el Partido Popular”.

La semana pasada la democracia española quedó en entredicho cuando desde el Gobierno se reformó a los magistrados del Tribunal Constitucional dejando a este órgano con una mayoría conservadora. Cierto es que el Gobierno no ha modificado la legislación mediante la cual se conforman los magistrados en el Constitucional, pero sí que es cierto que en la trayectoria de la democracia, ninguno de los dos grandes partidos ha tenido la valía de dejar a su rival en minoría. Lo transcendental debería ser que gran parte de los magistrados del Constitucional son impuestos, elegidos, nombrados (llamadlo como queráis) por el bipartidismo que ondea en nuestro país gracias a la ley D’Hondt; pero aceptando el reglamento uno se debe basar en los hechos…

¿Pero realmente tendrá consecuencias para el ciudadano esta mayoría conservadora en el Constitucional? Obviamente y por desgracia sí. Si oímos las palabras de uno de los nuevos miembros que ha metido el PP en las que se refería al matrimonio homosexual como una unión similar entre “un hombre y un animal” nos puede dar ciertas pistas acerca del “alto nivel de jurista” que tiene este personaje. En cuanto a las consecuencias que puede tener para el ciudadano esta decisión, simplemente se podría resumir en una frase: “todo lo que vaya al Constitucional mediante recursos acabará en la postura que defienda el Partido Popular”. Ya podrán el resto de partidos políticos del Congreso de los Diputados recurrir alguna ley que tenga como objeto evitar ciertos recortes o cierta eliminación de derechos que si los magistrados impuestos por el PP tuvieran la osadía de dar la razón a ese recurso, el sueldo de ese/esos magistrados tendría los días contados.

La modificación del aborto que está llevándose a cabo por el ministerio de Justicia en la cual se elimina el requisito de malformación del feto como una causa para abortar de la mujer (mientras a su vez se recortan las prestaciones de dependencia) será constitucional porque habrá sido modificada por el PP; la ley del matrimonio homosexual podría ser modificada por la mayoría absoluta del PP y en cuanto llegue al Constitucional un recurso que les caería nada más modificarla, éste también sería rechazado por la mayoría del PP en el Constitucional; el euro por receta, la no revalorización de las pensiones, la rebaja generalizada de los españoles, la ley de educación, la reforma laboral, por poner algunos ejemplos…

En resumen estamos ante el asesinato, que no muerte natural, de Montesquieu y de su separación de poderes: hoy todos los poderes están en manos de una ideología, de un partido. Con la ley en la mano es cierto que las mayorías absolutas democráticas y votadas en las urnas por todos los ciudadanos no tienen ningún otro “pero” siempre y cuando cumplan con los objetivos para los cuales se les votó, igual que no mantendrá un empresario a un trabajador si éste le prometió la gloria eterna y al final resultó que ni gloria ni eterna, pero el panorama del ámbito judicial tendrá todos los focos de atención y la presión ciudadana para vigilar qué actuaciones y qué decisiones tomará a partir de ahora el Tribunal Constitucional. Y no quiero que me veáis como un pesimista de situaciones aún no producidas, ojalá me equivoque y realmente no estén politizadas las sentencias. Ojalá. Y si eso no se produce promete escribir a la semana siguiente un artículo en el que admitiré el mea culpa. Hasta entonces a ver que pasa…

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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