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En un país en el que apenas hay actividad económica, quieren dar una vuelta de tuerca más. Y así vamos, de subida de IVA en subida de IVA, hasta el colapso total

¿Siente Almunia que traiciona a su pueblo?

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A menudo me pregunto si el comisario europeo de la Competencia y vicepresidente de la Comisión Europa, Joaquín Almunia, tiene problemas de insomnio o si por el contrario duerme a pierna suelta. Desconozco si en algún momento ha tenido la sensación de estar traicionando a su pueblo, pero lo que sí tengo claro es que se está traicionando a sí mismo.

Porque estamos hablando del ministro más joven del primer Gobierno socialista que Felipe González formó a finales de 1982. Con tan solo 34 años se hizo cargo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. El hoy macrorrecortador y austericida perteneció a aquel Ejecutivo del cambio que echó a andar con el respaldo de 202 diputados en el Congreso. Aunque nos cueste creerlo, Almunia se sentaba en una silla del Consejo de Ministros en el que, en los años ochenta, se aprobó la creación del Sistema Nacional de Salud, un instrumento valiosísimo que hizo posible en nuestro país la universalidad de la atención sanitaria. Felipe González reconoció el derecho a la salud a todos los ciudadanos, independientemente de que estuvieran o no laboralmente en activo.

Eran otros tiempos. Momentos en los que se hacía política con mayúsculas, cuando los gobiernos procuraban el progreso y el interés general de la ciudadanía. Entonces se gobernaba para las personas, no para los bancos, ni para la República Federal de Alemania, ni para esa cosa tan etérea que algunos han dado en llamar ‘los mercados’.

Aquel primer Gobierno del cambio fue posiblemente el más ilusionante de todos cuantos hemos conocido en España desde la Transición. Y al mismo llegó Almunia desde el sindicato UGT, en el que fue responsable de Economía entre 1976 y 1979. Años más tarde, tras la victoria electoral de Aznar en 1996, el hoy comisario europeo de la Competencia fue elegido secretario general del PSOE. Y en 2000, candidato socialista a la Presidencia del Gobierno.

Aunque cueste creerlo, el Joaquín Almunia del que estamos hablando es el mismo que ahora parece estar empeñado en hundir nuestra Economía. El que en calidad de vicepresidente de la Comisión Europea lleva tres años imponiéndonos recorte tras recorte. Si lo que quería era paralizar la Economía española en nombre de la sacrosanta reducción del déficit y disparar el desempleo hasta niveles antes jamás vistos, a fe que lo está consiguiendo. Y además de la peor manera posible: la no democrática, la que permite que la Comisión Europea (el Gobierno) campe a sus anchas mientras los eurodiputados carecen de cualquier posibilidad de control o censura al Gobierno de Europa (Comisión Europea).

Nos han obligado a realizar dos subidas del IVA. La última, la de 2012, mortal de necesidad. Con ella el consumo ha bajado hasta límites insospechados, lo que ha provocado que miles de empresas hayan echado el cierre. Para rematar la faena, el jueves pasado supimos que Bruselas recomienda (exige) a España la aplicación de nuevas medidas de contención del gasto y reducción del déficit. Entre ellas, endurecer la reforma laboral y volver a subir el IVA. En un país en el que apenas hay actividad económica, quieren dar una vuelta de tuerca más. De subida de IVA en subida de IVA, hasta la derrota final; hasta que la Economía española salte por los aires y el país resulte absolutamente inviable.

¿Siente Almunia que traiciona a su pueblo?

En un país en el que apenas hay actividad económica, quieren dar una vuelta de tuerca más. Y así vamos, de subida de IVA en subida de IVA, hasta el colapso total
Rafa García
viernes, 31 de mayo de 2013, 11:13 h (CET)
A menudo me pregunto si el comisario europeo de la Competencia y vicepresidente de la Comisión Europa, Joaquín Almunia, tiene problemas de insomnio o si por el contrario duerme a pierna suelta. Desconozco si en algún momento ha tenido la sensación de estar traicionando a su pueblo, pero lo que sí tengo claro es que se está traicionando a sí mismo.

Porque estamos hablando del ministro más joven del primer Gobierno socialista que Felipe González formó a finales de 1982. Con tan solo 34 años se hizo cargo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. El hoy macrorrecortador y austericida perteneció a aquel Ejecutivo del cambio que echó a andar con el respaldo de 202 diputados en el Congreso. Aunque nos cueste creerlo, Almunia se sentaba en una silla del Consejo de Ministros en el que, en los años ochenta, se aprobó la creación del Sistema Nacional de Salud, un instrumento valiosísimo que hizo posible en nuestro país la universalidad de la atención sanitaria. Felipe González reconoció el derecho a la salud a todos los ciudadanos, independientemente de que estuvieran o no laboralmente en activo.

Eran otros tiempos. Momentos en los que se hacía política con mayúsculas, cuando los gobiernos procuraban el progreso y el interés general de la ciudadanía. Entonces se gobernaba para las personas, no para los bancos, ni para la República Federal de Alemania, ni para esa cosa tan etérea que algunos han dado en llamar ‘los mercados’.

Aquel primer Gobierno del cambio fue posiblemente el más ilusionante de todos cuantos hemos conocido en España desde la Transición. Y al mismo llegó Almunia desde el sindicato UGT, en el que fue responsable de Economía entre 1976 y 1979. Años más tarde, tras la victoria electoral de Aznar en 1996, el hoy comisario europeo de la Competencia fue elegido secretario general del PSOE. Y en 2000, candidato socialista a la Presidencia del Gobierno.

Aunque cueste creerlo, el Joaquín Almunia del que estamos hablando es el mismo que ahora parece estar empeñado en hundir nuestra Economía. El que en calidad de vicepresidente de la Comisión Europea lleva tres años imponiéndonos recorte tras recorte. Si lo que quería era paralizar la Economía española en nombre de la sacrosanta reducción del déficit y disparar el desempleo hasta niveles antes jamás vistos, a fe que lo está consiguiendo. Y además de la peor manera posible: la no democrática, la que permite que la Comisión Europea (el Gobierno) campe a sus anchas mientras los eurodiputados carecen de cualquier posibilidad de control o censura al Gobierno de Europa (Comisión Europea).

Nos han obligado a realizar dos subidas del IVA. La última, la de 2012, mortal de necesidad. Con ella el consumo ha bajado hasta límites insospechados, lo que ha provocado que miles de empresas hayan echado el cierre. Para rematar la faena, el jueves pasado supimos que Bruselas recomienda (exige) a España la aplicación de nuevas medidas de contención del gasto y reducción del déficit. Entre ellas, endurecer la reforma laboral y volver a subir el IVA. En un país en el que apenas hay actividad económica, quieren dar una vuelta de tuerca más. De subida de IVA en subida de IVA, hasta la derrota final; hasta que la Economía española salte por los aires y el país resulte absolutamente inviable.

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