Se cree que los dos caballeros que decapitaron al soldado británico son
somalíes. El pasado año salió a la luz que docenas de musulmanes del Reino
Unido estaban recibiendo entrenamiento en Somalia para combatir por Al
Qaeda. Preocupaba que esos caballeros lo hicieran a su vuelta al Reino
Unido también. Al-Shabaab, la rama local de Al Qaeda, recibe decenas de
miles de libras de los cientos de miles de colonos somalíes del Reino
Unido. En el año 2012, los terroristas de Al-Shabaab amenazaron con
perpetrar un ataque terrorista contra el Reino Unido, diciendo: "La
pesadilla que clandestinamente está llegando a las costas británicas
eclipsará los horrores del 7 de Julio y el 21 de Julio juntos”.
Esa pesadilla empieza a asomar. Es la pesadilla de las guerras indígenas
del mundo musulmán exportadas al Reino Unido.
El año pasado, Shabaaz Hussain fue condenado a cinco años de cárcel en la
sala de lo penal de Woolwich por sus actividades de recaudación de fondos
en nombre de Al-Shabaab. Cinco años más tarde, Mohammed Hamid “Osama bin
Londres” y sus seguidores eran condenados a la misma pena por el complot
del 21 de Julio que pretendía detonar explosivos en estaciones del metro
de Londres. La mayoría de los seguidores de Bin Londres eran inmigrantes
africanos. Ramzi Mohammed, un somalí, se acercó a una joven madre con un
bebé en el cochecito antes de intentar detonar su explosivo.
Los guerrilleros musulmanes han hecho pedazos Somalia. Y estar importando
200.000 al Reino Unido empieza a tener el mismo efecto. Se calcula que en
el centro de Londres residen alrededor de 70.000 somalíes. Eso ha
convertido Londres en el duodécimo municipio más poblado de Somalia.
Prácticamente el 2% de Somalia está viviendo hoy en Reino Unido
El 80% de los somalíes residentes en el Reino Unido viven en pisos del
Estado. Tienen la menor tasa de empleo de todos los colectivos inmigrantes
presentes en el país. Y en cuestión de cuatro años, logran antecedentes
con decenas de arrestos. Todos los esfuerzos por integrarlos han fracasado
estrepitosamente. En lugar de britanizarse los somalíes, los británicos se
están somalizando.
Los somalíes no son los únicos en este sentido. La inmigración musulmana
en el Reino Unido ha llevado a las calles de Londres las normas y
costumbres de Somalia, Afganistán y Egipto. No se trata de ningún choque
de civilizaciones, porque de la otra parte no hay nada parecido a una
civilización. El islam empezó con grupos de gente armada que saqueaban
caravanas de comerciantes. Hoy sigue presente en las bandas de África,
Oriente Próximo, Asia y Europa.
Lo que ha sucedido en Woolwich Commons es algo cotidiano en Afganistán,
Somalia o Siria. Sólo es extraordinario porque ha pasado mucho tiempo
desde que los vikingos desembarcaban despedazando a la población local.
Sólo es extraordinario porque el país se rodea de las premisas de la
civilización. Y esas mismas premisas básicas sostienen que los asesinos
sangrientos ya no decapitan en plena calle.
No pasaba nada por no combatir a los talibanes en Afganistán. Ahora
residen en pisos de protección oficial en Londres y berrean discursos
acerca de la inminente conquista del país, mientras disfrutan de todos los
derechos sociales del estado del bienestar. Y a medida que sus filas
crecen, hacer como si no existieran se vuelve imposible.
Los carniceros que perpetraron la atrocidad más reciente querían ser
vistos. Querían romper el boicot mediático para informar a la población
del Reino Unido de que ellos estaban matando en nombre del islam. La
noticia ya se está encontrando con la misma disonancia cognitiva de
costumbre y se intenta ocultar, pero eso significa simplemente que el
próximo grupo se va a esforzar todavía más por trasladar el mensaje de que
la guerra ha llegado.