Finalmente, a Alfredo Pérez Rubalcaba le ha salido un competidor de tal calibre en eso de hacer oposición al gobierno, que ya se puede ir retirando, como por cierto anhela el PSOE más joven, radicalizado e iletrado. Se trata de José María Aznar, hasta ahora presidente de FAES y ahora jefe de la oposición. Diez minutos le bastaron al que fuera presidente del gobierno de España para poner a caer de un burro la labor del gobierno y a Mariano Rajoy (¿Volvería a designarle sucesor?, pues no hace mal tiempo) como jefe de la formación del centro-derecha, conectando además, se conoce perfectamente el paño, con las bases del PP. Esas bases que se sienten engañadas, traicionadas. La Reconversión de Alejo Vidal Quadras aprovechó inmediatamente que el Pisuerga pasa por el clan de Valladolid para lanzar su propio titular en forma de nuevo partido político.
Aznar tiene razón: hay que bajar impuestos si queremos entrar por la senda de la recuperación económica y la creación de empleo. Necesitamos incrementar la maltrecha seguridad jurídica y aumentar el consumo interno, incrementando la renta disponible de las personas. Y eso sólo se puede conseguir con un gobierno dispuesto a aplicar su programa electoral. Es decir, reduciendo drásticamente los impuestos directos.
Porque son las personas, las empresas, las que crean empleo y no el Estado. Pese a la anunciada, que no aprobada, ley de emprendedores (eufemismo de lo políticamente correcto para referirse al por la socialdemocracia denostado empresariado), la maraña burocrática española hace de facto casi imposible cualquier contratación. Los impuestos, además, la hacen económicamente inviable.
Si el gobierno derogara el IRPF al tiempo que acomete las reformas estructurales e institucionales necesarias –empezando por la estructura territorial del Estado y la reducción drástica del gasto público así como reformas energética y de la Justicia- la salida de la crisis estaría garantizada en un breve lapso de tiempo. Eso y el fin del sistema oligárquico de desgobierno. Por eso mismo no caerá esa breva.