Desde que entramos en el euro, hace ya 15 años (aunque el euro empieza en el 2000 nos pasamos un par de años “convergiendo”) nuestro país ha alcanzado unos records absolutamente insostenibles de obras públicas y privadas: autovías, autopistas, aeropuertos, líneas y estaciones de ave, PAIs y urbanizaciones.
¿Ha sido esta la consecuencia de una dinámica perversa en la cual unos miles de empresarios se enriquecía mientras untaban a unos miles de políticos, gastándose en el proceso el dinero de nuestro futuro? Esa es seguramente la pregunta mas trascendente que podemos hacer, mirando desde el precipicio hacia el que vamos cayendo la inmensa mayoría de los habitantes.
Porque si la respuesta es afirmativa deberíamos abandonar cualquier esperanza de que estos políticos y aquellos empresarios vayan a hacer para nosotros otra cosa distinta que seguir esquilmándonos y mintiéndonos. Nuestro futuro en sus manos no puede ser distinto de nuestro pasado reciente, porque las personas tenemos unas capacidades y destrezas concretas y no otras, y ellos han acreditado que las suyas, en las que son excelentes y fiables, son el robo y la mentira, la estafa, en suma. Estafa y engaño.
Toda la cadena de participantes en el desarrollo y mantenimiento de esta situación está completamente viciada por esa cultura delincuente y rapaz. Necesitamos valores correctos, personas que los defiendan y los militen y que una minoría suficiente de población de un paso adelante para participar de esa indispensable regeneración cultural, política y económica.
Es urgente, claro -porque van a seguir hundiéndonos en la miseria puesto que nos necesitan entregados para que no nos levantemos y les exijamos responsabilidades- pero sobre todo es importante. Solo desde abajo vamos a querer conseguir que esto termine, vamos a querer leyes justas y jueces que las hagan cumplir y vamos a querer que la política y la economía no esté llena de escondites desde los que, amagados, los estafadores destruyan todo aquello que hemos ayudado a levantar.
Si queremos educación, sanidad, justicia, transporte, electricidad … Todos los servicios que debe garantizar el estado y para los cuales pagamos los impuestos, vamos a tener que trabajar mucho para mantenerlos y recuperarlos. Y cuanto más tiempo pase mas nos costara.