Todos en algún momento o etapa de nuestra trayectoria profesional, hemos vivido alguna situación que nos ha producido la sensacion de que existe una cierta desconfianza hacia nosotros.
Esta situación, es un tanto frustrante y dolorosa, aún mucho más cuando nuestra actuación o manera de operar no ha sido maliciosa ni mucho menos, pero hay algo, que nos dice que existe una desconfianza de hacia nosotros que nos incómoda y nos imposibilita.
La desconfianza, sólo hace daño al que la porta y no al que la sufre, si este, esta seguro y convencido de no tener motivo alguno para que se desconfíe de el.
Buscando en la red, he encontrado una descripción muy certera y apropiada para conocer bien en profundidad y con una breve explicación; ¿qué es la desconfianza y como afecta?
* La desconfianza es un pariente cercano del miedo: de hecho es uno de sus principales fundamentos.
Se trata de sentimiento con un alto contenido limitador, al igual que el miedo o la vergüenza, y que esconde la vulnerabilidad que habitualmente descansa en una baja autoestima.
La desconfianza también encierra una escasa capacidad asertiva para enfrentarse con éxito a cualquier situación cotidiana de interrelación social o sentimental.
Igualmente, la desconfianza cierra las puertas a la posibilidad de ponerse en la piel de los demás; la empatía necesaria para comprender las motivaciones y los sentimientos de sus semejantes, lo que en definitiva se traduce en no ser capaz de confiar en ellos.
La confianza implica exponerse, abrirse, arriesgarse: situaciones todas ellas que rehúye sistemáticamente la persona desconfiada.