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Lo llamen como lo llamen, es lo que es

Recorte en el sueldo de los funcionarios

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Qué viene, qué viene. El Ministerio de Hacienda ha emitido un comunicado en el que quiere dejar claro que el anteproyecto de Ley de Reforma de Racionalización y la Sostenibilidad de la Administración Local no incluye ningún recorte del sueldo de los funcionarios de las corporaciones locales. Como diría aquél, la cagamos, Barrimore.

En esta vorágine lingüística de bautizar los atropellos y la extirpación traumática de derechos con palabras y términos de complicada interpretación (práctica habitual de un Gobierno que miente cada vez que habla), Cristóbal Montoro nos ofrece una nueva versión escrita del cómo decir que te voy a crujir, pardal, sin que lo parezca ni de lejos. Qué no te enteras, funcionario de mierda, que no te vamos a tocar el salario, no. Tan sólo fijaremos unos “topes salariales” para cada grupo de pertenencia, de forma y manera que, aunque tu sueldo base y el del 70 % por ciento de los empleados públicos del país está por debajo del salario mínimo interprofesional, el resto que cobras hasta los mil euros que levantas todos los meses, pues como que no, que es una indecencia, que hay que ahorrarse esos cuartos. Mi tesoro. Para echarse a temblar.

Pero ahí no acaba la cosa. El ministro esgrime que, para que España vuelva a ser Jauja y no el suburbio alemán que realmente es, hay que introducir la cultura de la evaluación de los servicios a través de la inclusión del concepto de “coste estándar”. Si el servicio público que se ofrece cuesta más de lo estimado como admisible, va a ser que te lo retiro para que lo haga otro. Y si encima resulta que ya existe ese otro que lo está haciendo, como no quiero duplicidades, me lo cepillo de igual manera. Bien, creo que en este punto estamos todos de acuerdo, es una medida como poco lógica. Pero aquí es donde a mí me asalta una pequeña duda. A saber.

Por ejemplo, si en un departamento de una Diputación hay funcionarios que ocupan un puesto de trabajo tras aprobar una oposición realizada en condiciones de igualdad, mérito y capacidad, y que lo desempeñan con profesionalidad e imparcialidad, qué carajo pintan un diputado y un asesor al frente de dicho departamento. Entonces, en estricta aplicación de las tesis de Montoro y visto lo que diputado y asesor ganan al mes, aquí el coste del servicio se sale de madre y padre y la duplicidad es más que evidente. En consecuencia, con la nueva política de costes estándar más un ápice de sentido común, los primeros que sobran en el sistema son ellos, ¿no? Pues ahora, esto que escribo de una Diputación, lo colocamos en cualquier administración local, autonómica o del Estado y, vaya por Dios, nos encontramos con el verdadero agujero negro (y todo esto sin nombrar al Senado). Duérmete niño, duérmete ya, o el coco Montoro te comerá.

Y ésta es mi duda de antes y aprovecho la tribuna para darle el oportuno traslado. Amigo Cristóbal. Dime, hombre de dios, ¿prescindirás de éstos que te nombro o, como es de suponer, le bajarás el sueldo a los empleados públicos para que a los de la cuerda política no les falte teta de la que agarrarse y chupar? Porque me da a mí que, por no variar la costumbre, pagarán vuestros platos rotos los que no tienen parte ni culpa en el destrozo mientras vosotros, únicos causantes de la ruina, seguiréis perpetuando el abuso. Ya os vale.

Recorte en el sueldo de los funcionarios

Lo llamen como lo llamen, es lo que es
Tomás Salinas
jueves, 23 de mayo de 2013, 08:38 h (CET)
Qué viene, qué viene. El Ministerio de Hacienda ha emitido un comunicado en el que quiere dejar claro que el anteproyecto de Ley de Reforma de Racionalización y la Sostenibilidad de la Administración Local no incluye ningún recorte del sueldo de los funcionarios de las corporaciones locales. Como diría aquél, la cagamos, Barrimore.

En esta vorágine lingüística de bautizar los atropellos y la extirpación traumática de derechos con palabras y términos de complicada interpretación (práctica habitual de un Gobierno que miente cada vez que habla), Cristóbal Montoro nos ofrece una nueva versión escrita del cómo decir que te voy a crujir, pardal, sin que lo parezca ni de lejos. Qué no te enteras, funcionario de mierda, que no te vamos a tocar el salario, no. Tan sólo fijaremos unos “topes salariales” para cada grupo de pertenencia, de forma y manera que, aunque tu sueldo base y el del 70 % por ciento de los empleados públicos del país está por debajo del salario mínimo interprofesional, el resto que cobras hasta los mil euros que levantas todos los meses, pues como que no, que es una indecencia, que hay que ahorrarse esos cuartos. Mi tesoro. Para echarse a temblar.

Pero ahí no acaba la cosa. El ministro esgrime que, para que España vuelva a ser Jauja y no el suburbio alemán que realmente es, hay que introducir la cultura de la evaluación de los servicios a través de la inclusión del concepto de “coste estándar”. Si el servicio público que se ofrece cuesta más de lo estimado como admisible, va a ser que te lo retiro para que lo haga otro. Y si encima resulta que ya existe ese otro que lo está haciendo, como no quiero duplicidades, me lo cepillo de igual manera. Bien, creo que en este punto estamos todos de acuerdo, es una medida como poco lógica. Pero aquí es donde a mí me asalta una pequeña duda. A saber.

Por ejemplo, si en un departamento de una Diputación hay funcionarios que ocupan un puesto de trabajo tras aprobar una oposición realizada en condiciones de igualdad, mérito y capacidad, y que lo desempeñan con profesionalidad e imparcialidad, qué carajo pintan un diputado y un asesor al frente de dicho departamento. Entonces, en estricta aplicación de las tesis de Montoro y visto lo que diputado y asesor ganan al mes, aquí el coste del servicio se sale de madre y padre y la duplicidad es más que evidente. En consecuencia, con la nueva política de costes estándar más un ápice de sentido común, los primeros que sobran en el sistema son ellos, ¿no? Pues ahora, esto que escribo de una Diputación, lo colocamos en cualquier administración local, autonómica o del Estado y, vaya por Dios, nos encontramos con el verdadero agujero negro (y todo esto sin nombrar al Senado). Duérmete niño, duérmete ya, o el coco Montoro te comerá.

Y ésta es mi duda de antes y aprovecho la tribuna para darle el oportuno traslado. Amigo Cristóbal. Dime, hombre de dios, ¿prescindirás de éstos que te nombro o, como es de suponer, le bajarás el sueldo a los empleados públicos para que a los de la cuerda política no les falte teta de la que agarrarse y chupar? Porque me da a mí que, por no variar la costumbre, pagarán vuestros platos rotos los que no tienen parte ni culpa en el destrozo mientras vosotros, únicos causantes de la ruina, seguiréis perpetuando el abuso. Ya os vale.

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