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Etiquetas | MUTUA MADRID OPEN | SERENA WILLIAMS | MARIA SHARAPOVA
La estadounidense retiene su corona en Madrid tras ser inmensamente superior a la rusa, a la que derrota por un 6-1 y 6-4 en una 1 hora y 18 minutos.

El saque de Sharapova hace a Serena Williams campeona del Mutua Madrid Open

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Ni el mejor director habría conseguido dos protagonistas tan inmejorables para interpretar los papeles de actrices principales de la final del Mutua Madrid Open. Serena Williams contra Maria Sharapova. Número uno contra aspirante. Defensora del título de 2012 contra una adversaria de enjundia. Estados Unidos contra Rusia, se apuntaría en otros tiempos fríos. La película, sin embargo, careció de argumento, sin ninguna discusión tenística. Serena Williams dejó claro que ella es la que manda en el tenis femenino. Necesitó únicamente 32 minutos del primer set (6-1) y algo más durante el segundo (46’), el tiempo suficiente para domar el orgullo de Sharapova.


Serena Williams retiene su corona como campeona del Mutua Madrid Open.

Ni se inmuta. Ni un gesto, ya sea positivo o negativo. Nada que revele, a adversarios y espectadores, qué estado anímico tiene Serena Williams. Siempre el mismo rictus. Ya acierte con un saque o una derecha profunda y esquinada. O falle, las menos ocasiones. Ella siempre actúa igual, sin inmutarse. Sólo se soltó cuando obtuvo el triunfo. Entonces sí, un salto, un giro sobre sí misma y puño arriba antes de saludar cortésmente a Maria Sharapova. Era ya tiempo de festejar, con voluntarios del torneo, con recogepelotas, con público, con su equipo y hasta con su minúsculo perro. Se sentía feliz. Y soltó un “¡Gracias Madrid!”.

Pero hasta ese momento, nada de gestos. Por no hacer nada parece que hasta Serena Williams se mueve con un aire preocupante de pasotismo sobre la arcilla de la pista Manolo Santana del Mutua Madrid Open. Como si se sintiera obligada a jugar al tenis y quisiera estar dedicándose a otros asuntos. Pero le es suficiente. Basta con un buen saque con efecto y, en el peor de los casos, con una derecha ganadora como obsequió al revés de su rival de turno. Consecuencia: 64 puntos ganadores contra 43. No necesita más. Y cuando se ve obligada a un intercambio de golpes, al menos sobre arcilla, le cuesta ganar el punto. Era su punto débil, pero Sharapova apenas alcanzó a explotarlo, salvo algún juego aislado de comienzo de segundo set (se puso 2-0).

Sharapova, cuestión mental
No porque no lo intuyera - prácticamente ganó todos los puntos largos- sino porque nunca sobrevivió a los tres, cuatro como mucho, golpes de cada punto. Si sacaba Serena Williams, nada que rascar; sólo lo consiguió en el primer juego del segundo set. Un espejismo. Y si era Maria Sharapova la encargada de sacar, el panorama era desolador: 8 dobles faltas, cinco de ellas en el primer set. Siempre jugó con segundos saques y así es complicado. Y cuando no, su primer saque era inofensivo, un dulce para Serena Williams, que sin piedad alguna, dibujaba unos restos inalcanzables para la rusa. Y eso que ésta se presentaba a esta final con una trayectoria brillante: 21 triunfos consecutivos sobre arcilla y los cetros de Indian Wells y Stuttgart. Y en Madrid, no ha cedido un solo set.

No es cuestión de un partido. También debe existir alguna cuestión mental en Maria Sharapova: ésta ha caído en 13 de los 15 enfrentamientos (incluyendo esta final) en los que se han visto las caras. Y van 12 derrotas consecutivas ante la número uno, a la que no somete desde 2004, cuando lo hizo dos veces. De esta forma, Serena Williams revalida su título en La Caja Mágica, se convierte en la primera tenista que lo alza en dos ocasiones en las cinco ediciones, mantiene el número 1 de la WTA y consigue su entorchado 50 desde que es profesional.

El saque de Sharapova hace a Serena Williams campeona del Mutua Madrid Open

La estadounidense retiene su corona en Madrid tras ser inmensamente superior a la rusa, a la que derrota por un 6-1 y 6-4 en una 1 hora y 18 minutos.
Rafael Merino
domingo, 12 de mayo de 2013, 13:24 h (CET)
Ni el mejor director habría conseguido dos protagonistas tan inmejorables para interpretar los papeles de actrices principales de la final del Mutua Madrid Open. Serena Williams contra Maria Sharapova. Número uno contra aspirante. Defensora del título de 2012 contra una adversaria de enjundia. Estados Unidos contra Rusia, se apuntaría en otros tiempos fríos. La película, sin embargo, careció de argumento, sin ninguna discusión tenística. Serena Williams dejó claro que ella es la que manda en el tenis femenino. Necesitó únicamente 32 minutos del primer set (6-1) y algo más durante el segundo (46’), el tiempo suficiente para domar el orgullo de Sharapova.


Serena Williams retiene su corona como campeona del Mutua Madrid Open.

Ni se inmuta. Ni un gesto, ya sea positivo o negativo. Nada que revele, a adversarios y espectadores, qué estado anímico tiene Serena Williams. Siempre el mismo rictus. Ya acierte con un saque o una derecha profunda y esquinada. O falle, las menos ocasiones. Ella siempre actúa igual, sin inmutarse. Sólo se soltó cuando obtuvo el triunfo. Entonces sí, un salto, un giro sobre sí misma y puño arriba antes de saludar cortésmente a Maria Sharapova. Era ya tiempo de festejar, con voluntarios del torneo, con recogepelotas, con público, con su equipo y hasta con su minúsculo perro. Se sentía feliz. Y soltó un “¡Gracias Madrid!”.

Pero hasta ese momento, nada de gestos. Por no hacer nada parece que hasta Serena Williams se mueve con un aire preocupante de pasotismo sobre la arcilla de la pista Manolo Santana del Mutua Madrid Open. Como si se sintiera obligada a jugar al tenis y quisiera estar dedicándose a otros asuntos. Pero le es suficiente. Basta con un buen saque con efecto y, en el peor de los casos, con una derecha ganadora como obsequió al revés de su rival de turno. Consecuencia: 64 puntos ganadores contra 43. No necesita más. Y cuando se ve obligada a un intercambio de golpes, al menos sobre arcilla, le cuesta ganar el punto. Era su punto débil, pero Sharapova apenas alcanzó a explotarlo, salvo algún juego aislado de comienzo de segundo set (se puso 2-0).

Sharapova, cuestión mental
No porque no lo intuyera - prácticamente ganó todos los puntos largos- sino porque nunca sobrevivió a los tres, cuatro como mucho, golpes de cada punto. Si sacaba Serena Williams, nada que rascar; sólo lo consiguió en el primer juego del segundo set. Un espejismo. Y si era Maria Sharapova la encargada de sacar, el panorama era desolador: 8 dobles faltas, cinco de ellas en el primer set. Siempre jugó con segundos saques y así es complicado. Y cuando no, su primer saque era inofensivo, un dulce para Serena Williams, que sin piedad alguna, dibujaba unos restos inalcanzables para la rusa. Y eso que ésta se presentaba a esta final con una trayectoria brillante: 21 triunfos consecutivos sobre arcilla y los cetros de Indian Wells y Stuttgart. Y en Madrid, no ha cedido un solo set.

No es cuestión de un partido. También debe existir alguna cuestión mental en Maria Sharapova: ésta ha caído en 13 de los 15 enfrentamientos (incluyendo esta final) en los que se han visto las caras. Y van 12 derrotas consecutivas ante la número uno, a la que no somete desde 2004, cuando lo hizo dos veces. De esta forma, Serena Williams revalida su título en La Caja Mágica, se convierte en la primera tenista que lo alza en dos ocasiones en las cinco ediciones, mantiene el número 1 de la WTA y consigue su entorchado 50 desde que es profesional.

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