Se había equivocado
de hombre,
no era él
el que debía enviar
a un mundo mejor
disparándole
aquella noche...
Esa chica lloró y lloró.
Un error irreparable.
Lo hecho por él
no fuera tan grave.
Se confundió.
¿Cómo le pudo pasar?.
Más, alguna vez tenia que ser.
Fue a la Iglesia de su pueblo,
la imagen de Jesús reinaba
en medio del altar
tristemente en un crucifijo,
recordando una muerte,
que a mi juicio,
no ha debido tener.
Ella se lo contó todo a Jesús,
pistola en mano.
Pidió perdón.
Aquel hombre al que mató,
no era el la había engañado
y todo le robó.
No era el que había cometido
aquella imperdonable falta.
De repente una luz
lo invade todo,
y Jesús baja las escaleras
del altar
y se le acerca.
-No llores chica, le dice.
Fue un error,
ya todo pasó.
Ella no podía creerlo,
pero seguía llorando,
le pidió su bendición
y...
se arrodilló y disparó.
Fue muy fuerte ese disparo,
su cuerpo al suelo ha caído.
Jesús dijo que su alma
estaría en el Paraíso.
Para él, a quien pido por la salud y buena estrella de los míos.