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Etiquetas | Real Madrid | Barcelona | SUPERCOPA BALONCESTO
El conjunto blanco revalida su título de campeón de la Supercopa de España y Facundo Campazzo es designado MVP de la final tras anotar 16 puntos.

El Real Madrid ejerce de campeón ante el Barcelona de Mirotic (89-79)

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Nunca se cansan de ganar. Así es este Real Madrid. El conjunto blanco revalidó su corona de campeón de la Supercopa de España tras imponerse al Barcelona. No era un cruce más ante el máximo adversario. Era un encuentro en el que se medía el bloque sólido de los blancos contra las inversiones millonarias de los azulgranas. Ganó el Real Madrid. Se mostró como un equipo más preparado y con más recursos en los momentos clave. El Barcelona, con un Mirotic algo desubicado, lo dejó todo en manos de Davies. Insuficiente cuando enfrente está Campazzo (MVP con 17 puntos), Llull, un enorme Reyes y un gran refuerzo como Mickey. El Real Madrid de Laso suma su título 18. La novena temporada empieza de la misma forma con la que acabó la anterior: siendo campeones a costa del Barcelona.

La Supercopa de España nunca es considerada como un torneo de relevancia. Pero este pensamiento se diluye en cuanto confluyen el Real Madrid y el Barcelona. La consideración hacia el torneo adquiere vital importancia. Ganar o ganar. Es imponerse al máximo adversario; dando el primer aviso serio del curso. Ganó el Real Madrid. Golpeó el primero en el primer cruce del curso. Lo hace además confirmando que el bloque (y las renovaciones) gana a las inversiones millonarias. Que confiar en un proyecto a lo largo del tiempo es clave. Que hacer un equipo conlleva tiempo. Porque con Pablo Laso, el Real Madrid no sólo presenta una brillante colección de trofeos (desde 2011-12, han ganado 2 Euroligas, 1 Copa Intercontinental, 5 Ligas, 5 Copas del Rey y 5 Supercopas; disputando 25 finales de 34 posibles) sino un baloncesto de altos quilates.

A esta coyuntura que supone un clásico se unía el morbo. El retorno de Mirotic. El ambiente era ensordecedor hacia su persona. La respuesta del balcánico fue inaugurar el marcador con un triple. Luego, anotó otro y se apuntó sus dos primeras broncas de Pesic. Ya se verá cómo se gestionan estos episodios. El Real Madrid resolvió bien su primer obstáculo: dos puntos en sólo cuatro minutos de juego (2-6). El Barcelona estaba defendiéndole al límite del reglamento. Defensa individual y de ayudas constantes. Y cortando cualquier atisbo de velocidad en el juego. Pesic estaba imponiendo su pizarra, con ese baloncesto lento, agónico de canastas, de continuos contactos. Positivo para el Barcelona. No tan positivo fue la falta técnica que provocó el mismo Pesic. El Madrid ya empezaba a desperezarse, a correr tímidamente y anotar con mayor fluidez. En consecuencia: 18-12. Primera gran ventaja para el conjunto blanco. Que se amplió tras un triple de Rudy (21-14). Entonces, el Barcelona recurrió a su talento individual. Dos triples consecutivos de Delaney reestablecieron el ecosistema (21-20).

Entre Laprovittola y Mickey
Pero ese ecosistema ya había mutado. Del azulgrana al blanco. El Real Madrid cerró su defensa, asegurando su rebote y corriendo al ataque. Algunas de sus señas de identidad. Y con la segunda unidad (32 puntos contra 14 en la comparativa). Laprovittola otorgó mayor consistencia a la dirección; Deck se encargó de los temas menos brillantes y Mickey se apoderó de ambas pinturas; energía en defensa y buena mano en ataque. Promete su refuerzo. Y entre Llull y Rudy dieron carrete a la anotación. En un suspiro, el Real Madrid se impulsó en el electrónico: el 21-20 se transformó en un 29-20, después de un triple de Rudy y cinco puntos de Mickey. Fue entonces cuando volvió Mirotic. Anotó su otro triple y comprobó estar superado por Deck. El montenegrino estaba desorientado, como el Barcelona. No hubo reacción. El Real Madrid empezaba a estar en ebullición; el Palacio, también. Y más aún cuando Llull anotó un triple a la carrera (34-25); y eso que no era el día desde el perímetro (38% de acierto). Este no fue el episodio más negativo del Barcelona. Hubo uno más. Otra avalancha: seis puntos entre Deck y Laprovittola, más una intencionada de Tomic, dibujaron un escenario muy blanco: 47-29. Se suavizó antes del momento de reflexión (48-33).

Davies da aire al Barcelona
El Real Madrid tenía el encuentro en su camino. Como lo tenía en febrero, en la Copa del Rey. Y acabó siendo derrotado, polémicas aparte. El Barcelona conocía cómo recuperar el terreno. Y en esto de remontadas, quizá más importante es anotar que desplegar un buen juego. Aumenta más rápidamente la autoestima. Los azulgranas aumentaron su intensidad defensiva y en ataque lo dejaron todo en manos de Davies. Otro de los flamantes refuerzos: anotó 9 puntos de seguido dejando en evidencia a Tavares. De un 54-35 se pasó a un 54-45. Habían transcurrido 5 minutos de juego. Otra sensación. Más azulgrana. Más en modo Davies. Y hasta se animó Mirotic, con seis puntos consecutivos. El Barcelona constataba su regreso al encuentro al cierre del tercer cuarto: 69-63. Era el premio a una mejor defensa (el Madrid dejó de correr y tener tiros fáciles) y a un juego más en conjunto, aunque el factor anotador recayese sobre Davies (12 puntos en este cuarto), al que ni Mickey pudo frenar.

Campazzo dicta sentencia
Con esa exigua diferencia (tras el mejor cuarto del Barcelona en anotación, con 30 puntos), el trofeo de la Supercopa se jugaría en 10 minutos. Y qué mejor forma de empezar para el Real Madrid que, tras un intercambio de canastas, Laprovittola convirtió un triple repleto de oxígeno: 74-65. Como lo que aportaba Reyes en defensa. Tapó la sangría anotadora. No pudo con los árbitros, tras pitarle una dudosa intencionada. El Barcelona volvió a acortar distancias: 74-67. La tensión entraba en escena. El mínimo error desnivelaría el encuentro. Y esos momentos son de Llull: dos bandejas seguidas volvieron a dar aire al Real Madrid (78-70). Quedaban menos de cuatro minutos. Más momento Llull. Otras tres acciones positivas: asistencia mágica a Tavares, rebote en defensa y dos puntos (83-72). La réplica la tuvo en Davies (acabó con 23 puntos, pero sin ser determinante más allá del tercer cuarto), superando a Tavares (83-77). El tiempo trascurría tan lento como rápido aumentaba la tensión. Se avecinaba otro desenlace de alto voltaje. Como que Campazzo, para coronar su partido (16 puntos) anoté desde el perímetro (87-79) y Mirotic fallé en la réplica. Ese acierto del argentino sitúo al Real Madrid abrazado a la Supercopa de España.

El Real Madrid ejerce de campeón ante el Barcelona de Mirotic (89-79)

El conjunto blanco revalida su título de campeón de la Supercopa de España y Facundo Campazzo es designado MVP de la final tras anotar 16 puntos.
Rafael Merino
domingo, 22 de septiembre de 2019, 21:16 h (CET)
Nunca se cansan de ganar. Así es este Real Madrid. El conjunto blanco revalidó su corona de campeón de la Supercopa de España tras imponerse al Barcelona. No era un cruce más ante el máximo adversario. Era un encuentro en el que se medía el bloque sólido de los blancos contra las inversiones millonarias de los azulgranas. Ganó el Real Madrid. Se mostró como un equipo más preparado y con más recursos en los momentos clave. El Barcelona, con un Mirotic algo desubicado, lo dejó todo en manos de Davies. Insuficiente cuando enfrente está Campazzo (MVP con 17 puntos), Llull, un enorme Reyes y un gran refuerzo como Mickey. El Real Madrid de Laso suma su título 18. La novena temporada empieza de la misma forma con la que acabó la anterior: siendo campeones a costa del Barcelona.

La Supercopa de España nunca es considerada como un torneo de relevancia. Pero este pensamiento se diluye en cuanto confluyen el Real Madrid y el Barcelona. La consideración hacia el torneo adquiere vital importancia. Ganar o ganar. Es imponerse al máximo adversario; dando el primer aviso serio del curso. Ganó el Real Madrid. Golpeó el primero en el primer cruce del curso. Lo hace además confirmando que el bloque (y las renovaciones) gana a las inversiones millonarias. Que confiar en un proyecto a lo largo del tiempo es clave. Que hacer un equipo conlleva tiempo. Porque con Pablo Laso, el Real Madrid no sólo presenta una brillante colección de trofeos (desde 2011-12, han ganado 2 Euroligas, 1 Copa Intercontinental, 5 Ligas, 5 Copas del Rey y 5 Supercopas; disputando 25 finales de 34 posibles) sino un baloncesto de altos quilates.

A esta coyuntura que supone un clásico se unía el morbo. El retorno de Mirotic. El ambiente era ensordecedor hacia su persona. La respuesta del balcánico fue inaugurar el marcador con un triple. Luego, anotó otro y se apuntó sus dos primeras broncas de Pesic. Ya se verá cómo se gestionan estos episodios. El Real Madrid resolvió bien su primer obstáculo: dos puntos en sólo cuatro minutos de juego (2-6). El Barcelona estaba defendiéndole al límite del reglamento. Defensa individual y de ayudas constantes. Y cortando cualquier atisbo de velocidad en el juego. Pesic estaba imponiendo su pizarra, con ese baloncesto lento, agónico de canastas, de continuos contactos. Positivo para el Barcelona. No tan positivo fue la falta técnica que provocó el mismo Pesic. El Madrid ya empezaba a desperezarse, a correr tímidamente y anotar con mayor fluidez. En consecuencia: 18-12. Primera gran ventaja para el conjunto blanco. Que se amplió tras un triple de Rudy (21-14). Entonces, el Barcelona recurrió a su talento individual. Dos triples consecutivos de Delaney reestablecieron el ecosistema (21-20).

Entre Laprovittola y Mickey
Pero ese ecosistema ya había mutado. Del azulgrana al blanco. El Real Madrid cerró su defensa, asegurando su rebote y corriendo al ataque. Algunas de sus señas de identidad. Y con la segunda unidad (32 puntos contra 14 en la comparativa). Laprovittola otorgó mayor consistencia a la dirección; Deck se encargó de los temas menos brillantes y Mickey se apoderó de ambas pinturas; energía en defensa y buena mano en ataque. Promete su refuerzo. Y entre Llull y Rudy dieron carrete a la anotación. En un suspiro, el Real Madrid se impulsó en el electrónico: el 21-20 se transformó en un 29-20, después de un triple de Rudy y cinco puntos de Mickey. Fue entonces cuando volvió Mirotic. Anotó su otro triple y comprobó estar superado por Deck. El montenegrino estaba desorientado, como el Barcelona. No hubo reacción. El Real Madrid empezaba a estar en ebullición; el Palacio, también. Y más aún cuando Llull anotó un triple a la carrera (34-25); y eso que no era el día desde el perímetro (38% de acierto). Este no fue el episodio más negativo del Barcelona. Hubo uno más. Otra avalancha: seis puntos entre Deck y Laprovittola, más una intencionada de Tomic, dibujaron un escenario muy blanco: 47-29. Se suavizó antes del momento de reflexión (48-33).

Davies da aire al Barcelona
El Real Madrid tenía el encuentro en su camino. Como lo tenía en febrero, en la Copa del Rey. Y acabó siendo derrotado, polémicas aparte. El Barcelona conocía cómo recuperar el terreno. Y en esto de remontadas, quizá más importante es anotar que desplegar un buen juego. Aumenta más rápidamente la autoestima. Los azulgranas aumentaron su intensidad defensiva y en ataque lo dejaron todo en manos de Davies. Otro de los flamantes refuerzos: anotó 9 puntos de seguido dejando en evidencia a Tavares. De un 54-35 se pasó a un 54-45. Habían transcurrido 5 minutos de juego. Otra sensación. Más azulgrana. Más en modo Davies. Y hasta se animó Mirotic, con seis puntos consecutivos. El Barcelona constataba su regreso al encuentro al cierre del tercer cuarto: 69-63. Era el premio a una mejor defensa (el Madrid dejó de correr y tener tiros fáciles) y a un juego más en conjunto, aunque el factor anotador recayese sobre Davies (12 puntos en este cuarto), al que ni Mickey pudo frenar.

Campazzo dicta sentencia
Con esa exigua diferencia (tras el mejor cuarto del Barcelona en anotación, con 30 puntos), el trofeo de la Supercopa se jugaría en 10 minutos. Y qué mejor forma de empezar para el Real Madrid que, tras un intercambio de canastas, Laprovittola convirtió un triple repleto de oxígeno: 74-65. Como lo que aportaba Reyes en defensa. Tapó la sangría anotadora. No pudo con los árbitros, tras pitarle una dudosa intencionada. El Barcelona volvió a acortar distancias: 74-67. La tensión entraba en escena. El mínimo error desnivelaría el encuentro. Y esos momentos son de Llull: dos bandejas seguidas volvieron a dar aire al Real Madrid (78-70). Quedaban menos de cuatro minutos. Más momento Llull. Otras tres acciones positivas: asistencia mágica a Tavares, rebote en defensa y dos puntos (83-72). La réplica la tuvo en Davies (acabó con 23 puntos, pero sin ser determinante más allá del tercer cuarto), superando a Tavares (83-77). El tiempo trascurría tan lento como rápido aumentaba la tensión. Se avecinaba otro desenlace de alto voltaje. Como que Campazzo, para coronar su partido (16 puntos) anoté desde el perímetro (87-79) y Mirotic fallé en la réplica. Ese acierto del argentino sitúo al Real Madrid abrazado a la Supercopa de España.

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