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El PSOE debe elegir cuanto antes a su candidato a la presidencia del Gobierno y debe hacerlo por el procedimiento de primarias abiertas. Solo así se podrá renovar el liderazgo

Rubalcaba no tiene quien le escuche

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La política se encarga de demostrarnos a diario que es absolutamente cierta la sentencia popular que asegura que no hay mayor ciego que aquél que no quiere ver. Y un buen ejemplo de lo que digo podría ser el del secretario de organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Óscar López, quien se atrevió a decir el pasado viernes, tras la publicación de una nueva encuesta de intención de voto del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que “lo más importante es que vemos que el PSOE se mantiene en los mismos datos en el último año y medio, mientras que el PP se desploma”.

Son palabras del número 3 del Partido Socialista, que nos hacen sospechar que la ceguera y la estulticia políticas pueden haberse atrincherado definitivamente en el número 70 de la madrileña calle de Ferraz. Porque siendo cierto que desde el 20 de noviembre de 2011 el Partido Popular ha perdido 10,6 puntos de intención de voto, también lo es que de celebrarse ahora las elecciones generales, los populares volverían a ser la fuerza más votada. Obtendrían el 34% de los votos emitidos, 5,8 puntos más que los socialistas, absolutamente incapaces de recoger el descontento generado por la acción de gobierno de Mariano Rajoy. El PSOE únicamente obtendría el 28,2% de los sufragios, cinco décimas menos que en las elecciones del 20N, la jornada del gran batacazo electoral, en la que los socialistas obtuvieron los peores resultados de su historia.

Personalmente no me sorprenden los datos ofrecidos por la encuesta del CIS, que van en la misma línea de lo que vienen señalando otros sondeos publicados en los últimos tiempos por distintos medios de comunicación. Parece claro que buena parte del electorado progresista se resiste a respaldar a Alfredo Pérez Rubalcaba, al que ve como una mera prolongación de José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente que en mayo de 2010 abdicó de sus principios para entregarse sin reservas a la lucha contra el déficit y la deuda.

Lo que sí asombra es que Rubalcaba no sea capaz de dar un paso atrás. Desde su entorno se argumenta una y otra vez que éste no es tiempo de primarias, sino de propuestas, de lanzar nuevas ideas al electorado. Pero obvian, seguramente de manera interesada, la importancia del liderazgo. Las ideas son necesarias, pero de poco o nada sirven si no llegan a la gente. Y no están llegando porque los potenciales destinatarios no quieren escuchar a Rubalcaba. El secretario general, hoy por hoy, no tiene quien le escuche. Aunque tampoco él parece muy dispuesto a escuchar.

El PSOE debe elegir cuanto antes a su candidato a la presidencia del Gobierno y debe hacerlo por el procedimiento de primarias abiertas. Solo así se podrá renovar el liderazgo. Sólo así existirá la posibilidad de que el electorado muestre mayor receptividad hacia las propuestas y los candidatos del Partido Socialista. Dejarlo todo como está parece un intento de suicidio político.

Los socialistas no deben olvidar que 6.200.700 españoles desean trabajar y no pueden hacerlo. Que son seres humanos frustrados, personas que se sienten constantemente atacadas por un Gobierno de España que no para de recortar y que, contrariamente a lo que prometió, ha incrementado notabilísimamente la presión fiscal. Ciudadanos a los que ya no les queda paciencia de ningún tipo. Gente que necesita una solución para dentro de cinco minutos. Gente que si no siente que el Partido Socialista está a su lado, se refugiará en IU, UPyD, Equo o cualquier otra candidatura que pueda surgir. Y en esto último está el problema: en lo que pueda surgir. No debemos olvidar que los convulsos tiempos de la desesperación constituyen el caldo de cultivo ideal para el auge de los movimientos antisistema, populistas o fascistas.

Rubalcaba no tiene quien le escuche

El PSOE debe elegir cuanto antes a su candidato a la presidencia del Gobierno y debe hacerlo por el procedimiento de primarias abiertas. Solo así se podrá renovar el liderazgo
Rafa García
lunes, 6 de mayo de 2013, 11:06 h (CET)
La política se encarga de demostrarnos a diario que es absolutamente cierta la sentencia popular que asegura que no hay mayor ciego que aquél que no quiere ver. Y un buen ejemplo de lo que digo podría ser el del secretario de organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Óscar López, quien se atrevió a decir el pasado viernes, tras la publicación de una nueva encuesta de intención de voto del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que “lo más importante es que vemos que el PSOE se mantiene en los mismos datos en el último año y medio, mientras que el PP se desploma”.

Son palabras del número 3 del Partido Socialista, que nos hacen sospechar que la ceguera y la estulticia políticas pueden haberse atrincherado definitivamente en el número 70 de la madrileña calle de Ferraz. Porque siendo cierto que desde el 20 de noviembre de 2011 el Partido Popular ha perdido 10,6 puntos de intención de voto, también lo es que de celebrarse ahora las elecciones generales, los populares volverían a ser la fuerza más votada. Obtendrían el 34% de los votos emitidos, 5,8 puntos más que los socialistas, absolutamente incapaces de recoger el descontento generado por la acción de gobierno de Mariano Rajoy. El PSOE únicamente obtendría el 28,2% de los sufragios, cinco décimas menos que en las elecciones del 20N, la jornada del gran batacazo electoral, en la que los socialistas obtuvieron los peores resultados de su historia.

Personalmente no me sorprenden los datos ofrecidos por la encuesta del CIS, que van en la misma línea de lo que vienen señalando otros sondeos publicados en los últimos tiempos por distintos medios de comunicación. Parece claro que buena parte del electorado progresista se resiste a respaldar a Alfredo Pérez Rubalcaba, al que ve como una mera prolongación de José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente que en mayo de 2010 abdicó de sus principios para entregarse sin reservas a la lucha contra el déficit y la deuda.

Lo que sí asombra es que Rubalcaba no sea capaz de dar un paso atrás. Desde su entorno se argumenta una y otra vez que éste no es tiempo de primarias, sino de propuestas, de lanzar nuevas ideas al electorado. Pero obvian, seguramente de manera interesada, la importancia del liderazgo. Las ideas son necesarias, pero de poco o nada sirven si no llegan a la gente. Y no están llegando porque los potenciales destinatarios no quieren escuchar a Rubalcaba. El secretario general, hoy por hoy, no tiene quien le escuche. Aunque tampoco él parece muy dispuesto a escuchar.

El PSOE debe elegir cuanto antes a su candidato a la presidencia del Gobierno y debe hacerlo por el procedimiento de primarias abiertas. Solo así se podrá renovar el liderazgo. Sólo así existirá la posibilidad de que el electorado muestre mayor receptividad hacia las propuestas y los candidatos del Partido Socialista. Dejarlo todo como está parece un intento de suicidio político.

Los socialistas no deben olvidar que 6.200.700 españoles desean trabajar y no pueden hacerlo. Que son seres humanos frustrados, personas que se sienten constantemente atacadas por un Gobierno de España que no para de recortar y que, contrariamente a lo que prometió, ha incrementado notabilísimamente la presión fiscal. Ciudadanos a los que ya no les queda paciencia de ningún tipo. Gente que necesita una solución para dentro de cinco minutos. Gente que si no siente que el Partido Socialista está a su lado, se refugiará en IU, UPyD, Equo o cualquier otra candidatura que pueda surgir. Y en esto último está el problema: en lo que pueda surgir. No debemos olvidar que los convulsos tiempos de la desesperación constituyen el caldo de cultivo ideal para el auge de los movimientos antisistema, populistas o fascistas.

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